![Muere Fernando Navarro, el voluntario más antiguo del Banco de Alimentos de Valladolid](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/03/02/fernando-kzZH-U2101706806774I4F-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Se acaba de ir, pero en las naves del Banco de Alimentos de Valladolid, en el polígono de Argales, ya le echan de menos. Mucho además. El fallecimiento este viernes de Fernando Navarro a los 84 años de edad deja algo huérfana a esta entidad ... de que la se podría decir que este antiguo empresario era como un padre. El voluntario más veterano de la institución benéfica -ingresó en 2005- ha recibido este sábado sepultura en el cementerio de Puente Duero y ha dejado un «vacío enorme» entre los que le conocían.
Emocionado hasta las lágrimas, Jesús Mediavilla, el presidente, destaca de él su compromiso inquebrantable con los más desfavorecidos. «Era un hombre muy querido por todos, por las empresas que colaboran con nosotros, por los compañeros del Banco de Alimentos y, sobre todo, por la gente más necesitada, siempre estaba pendiente de ellos, en especial de las monjas de clausura de los conventos, que también lo estaban pasando mal por falta de recursos», explica. Siempre «afable», siempre con un «trato fraternal» y en una posición de alerta y trabajo intenso para que nadie quedara desantendido. «Pusimos en marcha el tema de las empresas solidarias y él no dejaba nunca de solicitarles ayuda; un compañero me decía que Fernando ha pedido tanto por los demás que en el cielo le tienen que estar esperando, ya tiene que estar arriba», dice casi entre sollozos, al tiempo que destaca el cariño que despertaba allá donde fuera. «La misa que se ha celebrado en el tanatorio estaba abarrotada, no cabía nadie más».
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Perito industrial de carrera, Fernando Navarro montó hace cuarenta años una compañía de aplicaciones térmicas e hidraúlicas en la misma zona industrial en la que está la sede del Banco. Esa experiencia en la gestión la trasladó, una vez jubilado, a una misión vital: la de ayudar al prójimo. Y la ha mantenido hasta el final de su vida. De su dedicación absoluta recuerda Mediavilla una anécdota. «Uno de los disgustos más grandes fue cuando hace año y medio no le renovaron el carné de conducir. Nos decía 'ahora qué hago yo si no puedo ir'; ya le dijimos que estuviera tranquilo, que nosotros estábamos ahí para llevarle donde hiciera falta», rememora. Esta circunstancia también le complicó poder ir a Puente Duero, donde tenía una casa de campo en la que disfrutaba de la naturaleza, otra de sus pasiones. «Ha muerto pensando en el Banco de Alimentos, ya estando muy enfermo le llamaba y él sentía mucho no poder estar trabajando, así era», subraya.
Casado y padre de seis hijos -el pequeño falleció de forma repentina, lo que le afectó sobremanera- tenía unas profundas convicciones religiosas. Rezaba el Ángelus todas las mañanas en las instalaciones de la entidad acompañado por otros voluntarios. Pero no tenía un carácter de beato blando. En absoluto. «Era un gran negociante, con una gran determinación, cuando uno pide para los demás no tiene pelos en la lengua, apela a la sensibilidad de los otros en busca del objetivo», sostienen los suyos. Tuvo un papel clave en la ampliación de las antiguas dependencias en el Callejón de Alcoholera y tiró de toda su experiencia comercial y contactos profesionales para que el traslado a Argales fuera lo menos gravoso para una institución con escasos recursos económicos. Su relación con los proveedores también era estrecha. Les apretaba, siempre con cariño y respeto, para que mantuvieran la colaboración con los más vulnerables. Poniéndoles ante un espejo y recordando que hay que devolver a la sociedad lo que esta te da.
Su intenso trabajo fue reconocido en 2022 con la Insignia de Oro que la Federación Nacional de Bancos de Alimentos concede a los voluntarios más destacados. La recibió como «un honor», pero en la entrevista que le hicieron entonces extendió de inmediato el galardón a sus compañeros. «Tendría que ser yo el que agradeciera al Banco de Alimentos la oportunidad que me ha brindado de ayudar a las personas necesitadas, además de la amistad y buenos momentos que he vivido al realizar esta labor», recalcaba entonces.
Jesús Mediavilla y los compañeros que han estado codo con codo con él en los últimos años tienen intención de rendirle un homenaje en fechas próximas. «Ha sido un gran hombre, volcado con los más necesitados, cuando uno da en la vida lo que ha dado Fernando luego eso le revierte de forma natural», resume. Descanse en paz.
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