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jesús bombín
Valladolid
Viernes, 22 de julio 2022, 14:29
Fueron múltiples los destinos y ocupaciones que desarrolló por el territorio de la provincia de Valladolid a lo largo de su vida pastoral Luis García Aguado, fallecido a los 95 años. El último de ellos, como canónigo de ceremonias de la Catedral, encargándose de preparar ... las celebraciones, desde misales y libros litúrgicos a la vestimenta del arzobispo, la presencia de monaguillos y otras cuestiones de sacristía que hacen posible el desarrollo de los oficios.
Nacido en 1927 en la localidad vallisoletana de San Llorente, en pleno valle del Cuco, su intensa actividad eclesial comenzó al poco de ordenarse sacerdote en Valladolid en 1950, iniciando un peregrinar por parroquias y despachos eclesiales del mundo rural. En aquella época en la que prendió el éxodo migratorio que con los años acabó vaciando buena parte de los pueblos vallilsoletanos, se bregó como párroco en Valdenebro de los Valles y Villanueva de San Mancio y desempeñó tareas de ecónomo en Villán de Tordesillas, Boecillo, Robladillo y Herrera de Duero entre otras parroquias.
Obituarios
Otra de sus dedicaciones fue la capellanía en conventos de monjas. En los de las Calderonas, las Descalzas y las Angélicas desempeñó esta labor y en los años sesenta fue consilario de la asociación Acción Católica de Mujeres.
Ha sido muy estrecha la vinculación de Luis García Aguado con el Camino Neocatecumenal, con el que tomó contacto en la parroquia de la Magdalena en Valladolid. En esta iglesia de la calle Colón es donde conoció a fieles de estas comunidades. Aunque el religioso seguía viviendo en un piso de la calle José María Lacort con varios famiilares, compartía mucho tiempo con los miembros del Camino Neocatecumenal, apunta Francisco Javier Martínez, párroco de la Magtdalena. «Varias veces a la semana se reunían para celebrar la palabra y la eucaristía además de otras actividades».
Del trato con el sacerdote fallecido, recuerda Francisco Javier Martínez que era «un entusiasta, una persona que le ponía energía a todo lo que hacía, se entregaba a la Catedral, a la liturgia... vivía muy intensamente la comunidad en la que estaba implicado; era un hombre con una buena disposición para todo, cualquier cosa en la que él pudiera colaborar, la hacía».
Los veranos en México han sido otra de las constantes a lo largo de su existencia. Viajaba a zonas del país azteca con el Camino Neocatecumenal «para ayudar y convivir con las comunidades; solía cogerse tres meses y viajaba hasta allí para desarrollar la labor pastoral, ofreciendo su trabajo allá donde se necesitara un cura; se implicaba a fondo y eso le hacía compartir alegrías y disgustos muy intensamente», cuenta el párroco de la Magdalena.
La Catedral en la que sirvió durante varios lustros ha acogido la misa funeral, o oficiada por el cardenal arzobispo Ricardo Blázquez.
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