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Una moratoria de diez días prolonga la agonía del desahucio de Verónica«Apenas he podido dormir, la verdad es que estoy de los nervios y a la espera de ver qué es lo que pasa ahora cuando vengan los del Juzgado», reconocía en la mañana de este miércoles (27 de noviembre) Verónica Hernández, la joven madre ... de tres niños -de seis, cuatro y un año- en los momentos previos a la llegada de la comisión judicial para proceder al anunciado desahucio de la que desde hace seis años ha sido su vivienda en el número 21 de la calle Batuecas, en Barrio España
Finalmente, y bajo mucha expectación ante la casa y un amplio despliegue policial, la comitiva judicial ha acordado con la joven darle una prórroga de diez días hábiles antes de proceder al lanzamiento, un tiempo que Verónica debe aprovechar (lo hará asesorada por Sindicato de Vivienda de Valladolid) para conseguir una declaración oficial que acredite su situación de vulnerabilidad. De lograr ese reconocimiento, el procedimiento de desahucio quedaría suspendido, al menos, y sobre la base de la normativa actual, hasta el próximo 31 de diciembre.
Antes de la negociación, Verónica y su suegra, Ruth Gabarri, esperaban dentro de la vivienda -que se encuentra totalmente vacía sin muebles, cocina ni enseres- y se mostraban visiblemente nerviosas, sin apenas hablar esperando a que llegase el momento.
Un silencio en el interior que contrataba con el bullicio y el movimiento al otro lado de la puerta, ya que desde las nueve de la mañana esta calle de Barrio España ha despertado con varios vehículos policiales que cortaban la calle, una decena de policías nacionales, varios agentes municipales y un cordón policial como advertencia para que las aproximadamente cuarenta personas presentes protestando contra el desahucio de Verónica se mantuvieran al otro lado.
Verónica ha tratado de negociar con el banco, aunque sin éxito, algo que ratifican desde la sucursal. «Su pareja trabaja, tiene contrato y hace un tiempo ofrecieron 30.000 euros, pero la entidad no estimó que fuera suficiente. Y además no puede alquilar una casa que está en estas condiciones -en alusión a un enganche ilegal de luz- porque si hay un incendio el responsable es el banco y hay que legalizar la situación. Por eso, la intención de Abanca es acondicionar la casa, sumarla a sus activos y entonces sí venderla», explica.
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La representante de la sucursal se mostraba visiblemente molesta. «Es la tercera vez que venimos aquí, la última a principios de mes, nos han engañado porque nos dijeron que se iban a marchar y aquí siguen»; señalaba. Desde las nueve de la mañana los asistentes a la concentración convocada por el Sindicato de Vivienda han gritado proclamas en defensa de la familia, en contra del sistema y de los bancos.
Eso sí, se ha hecho el silencio a la llegada de la comitiva judicial cuya presencia anunciaba la negociación entre Verónica como inquilina, Abanca como propietaria y el juzgado. Esa negociación ha tenido lugar en lo que hasta hace un par de días era la cocina de la casa y tras apenas unos minutos de conversación han sido suficientes para terminar con la agonía de la joven madre, al menos durante los próximos diez días.
Al salir de la casa, los aplausos y la alegría tanto de la familia como de algunos vecinos que salieron de sus casas tras la salida del despliegue policial han terminado con el anuncio oficial de esos diez días de prórroga.
Hace seis años que Verónica y su pareja Gerson entraron a vivir al número 21 de la calle Batuecas. «Los anteriores propietarios se marcharon y nosotros pagamos 2.500 por entrar a vivir aquí y en todo este tiempo hemos ido haciendo mejoras, hemos puesto el suelo, pintado, hemos tratado de quitar las humedades...», explica ella.
Han tratado de negociar con el banco pero se trata de un inmueble que ha pasado por varias entidades, primero Banco Castilla, después Banco Popular, posteriormente Targobank y ahora Abanca. Este cambio de titularidad es lo que ha provocado que el proceso de regularización se haya dilatado más en el tiempo.
Pese a que la casa se encuentra completamente vacía (no hay más enseres que un colchón en la planta superior) Verónica confía en que la situación mejore y pueda volver a hacer vida normal en el 21 de la calle Batuecas. «Agradezco a todo el mundo que ha venido, no me esperaba tanto apoyo tanto del Sindicato de la Vivienda de Valladolid como de los vecinos que me han ayudado«, explicaba emocionada Verónica. Vivirá -al menos durante los próximos diez días- con su suegra hasta que todo se solucione.
Verónica se despide y entra en su casa, no sin antes aclarar dos cosas «que nosotros nunca nos hemos negado a pagar y que nos queremos quedar aquí», finaliza esta vecina del Barrio España.
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