Joaquín Díaz y Jesús Anta posan con el libro 'Fuentes, pozos y lavaderos de la provincia de Valladolid' Rodrigo Jiménez

Misterios y poderes del agua en el folclore provincial

Jesús Anta Roca presenta 'Fuentes, pozos y lavaderos de la provincia de Valladolid'

Samuel Regueira

Valladolid

Martes, 12 de noviembre 2024, 20:20

Desde hace varios años, el escritor y colaborador de El Norte de Castilla Jesús Anta Roca se ha convertido en un rostro conocido ante bibliotecas y archivos de la provincia gracias a sus recorridos investigativos en torno a la arquitectura vernácula y tradicional de los ... municipios de Valladolid. Fruto de aquel trabajo ya apareció en 2019 'El patrimonio del concejo', donde se reservaba un apartado especial sobre el agua de las provincias y su utilidad. Este martes, Anta Roca presentó en el Círculo de Recreo un nuevo trabajo más vertebrado en torno al líquido elemento; 'Fuentes, pozos y lavaderos de la provincia de Valladolid', en un acto enmarcado en el ciclo 'Conoce tu ciudad y tu provincia'.

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«Es un trabajo de investigación más enfocado a la divulgación que al ámbito académico», anticipó Anta Roca en declaraciones previas al acto, presentado por Joaquín Díaz. La fundación del etnógrafo ha sido precisamente el organismo encargado de editar digitalmente esta publicación, que se encuentra ya disponible para su descarga gratuita en su sitio web.

«He entrevistado a más de ciento veinte personas y hemos descubierto nuevas voces en torno al lavado», adelantó el autor, que con esta obra da por concluida este trabajo investigativo, con varios de sus artículos y reflexiones ya publicados en el blog 'Valladolid, la mirada curiosa': «Más que un inventario es la recogida de numerosos ejemplos que muestran cómo era este panorama y qué riqueza tenemos en pozos, abrevaderos, lavaderos y fuentes», enumeró.

Bajo el subtítulo 'Historia, cultura y arquitectura del agua', Anta Roca pasa revista a cómo el folclore se empapa, en uno o en otro sentido, de toda relación de nuestros antepasados con el lavado y el líquido elemento, más allá de los ríos que componen nuestra región: «Antaño la tarea del lavado era muy dura, esencialmente por cuestiones climáticas, y se ejemplifica cómo algunas mujeres tenían que desplazarse varios kilómetros, no sin antes haber dejado arreglada la casa y haber atendido a los niños», desgranó.

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Otra faceta que ha despertado el interés del escritor ha sido la función del lavadero como punto de encuentro de la ciudadanía. «Era la radio del pueblo», ilustró, «donde se relataban las noticias o donde se preparaban los noviazgos y matrimonios».

Líquidas leyendas

Precisamente, en torno al florecimiento del amor y los sentimientos románticos «se ha creado toda una variedad de canciones y romances de los que se recogen varios ejemplos», indicó. Es precisamente en las 'Fuentes de la Mora' (presentes en Valladolid, Sieteiglesias de Trabancos, La Mudarra, Torre de Esgueva o Aldealbar) donde se dibuja el mito del súcubo, tanto aquellas que habitan en su interior como quienes iban a lavar las ropas por la noche o mientras la población oía cristianas eucaristías. «Es un personaje fantástico y en principio agradable que cuando logra captar al mozo lo devora», relató. En Villanubla, los mayores relataban a los niños que estos seres terribles se ocultaban en el interior de los pozos, con el ánimo de disuadirles por si pensaban acercarse peligrosamente a estas construcciones.

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El libro de Anta Roca alude a las leyendas, pero también a la historia. Así, se narran episodios como el que en 1931 enfrentó a las vecinas de Medina de Rioseco con las carmelitas descalzas del convento de San José, a raíz de que únicamente las religiosas se servían del agua que manaba de la fuente del Matadero.

Además, mira el escritor con cariño al lenguaje y a los hallazgos que echan raíces en los vocablos de nuestro idioma. Así, enumera las muchísimas acepciones que tiene la tabla de lavar en español: tablero, banco, taja, tajo, tajillo, tarja, banquillo, lavandero, lavadero, piedra… Pero también descubrimientos como el 'rimero', que es como se denomina al montón de ropa lavada que se apila mientras se aguarda a aclararlo o a tenderlo, o cómo la banca que protegía las rodillas de las lavanderas fue pronto objeto de negocio para alquilarlo a las mujeres que lavaban de manera esporádica.

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