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Había 1.064 paellas valencianas, cuentan en Las Provincias, pero una de ellas, cuando menos, tenía raigambre castellana porque el autor era de Valladolid. El ministro Óscar Puente, ataviado con el blusón fallero como corresponde al Concurso Mundial de Paellas que se celebra con motivo ... de la fiesta de la logística, auspiciada por Diario del Puerto, se sumó al reto de elaborar una paella. Aunque a juzgar por las fotos y los ingredientes, se alejó del peligroso innovador Jamie Oliver y su incomprendida 'paella de chorizo' –«arroz con cosas no es paella», diría un valenciano. No le dieron opción los organizadores, que intentan ser rigurosos con la receta. Cuando llegó, los trozos de pollo y conejo ya estaban allí, como el arroz.
El escenario, como si se tratara de una prueba de exteriores de Masterchef, fue el Puerto de Valencia, donde Óscar Puente rindió una de sus primeras visitas oficiales como ministro de Transportes y Movilidad Sostenible. Allí se comprometió a retomar el proyecto de ampliación del Puerto, cuyas obras se licitaron tras aprobarse en el Consejo de Ministros por un importe aproximado de 656 millones de euros. Entonces fue cuando le pusieron el cebo, ese de «¿a que no hay valor para…?», como contaría Leo Harlem. Y Puente aceptó, claro. «Hace unas semanas, cuando acudí a Valencia a anunciar la ampliación del Puerto, algunos me retaron a volver al evento anual de logística de Diario del Puerto y hacer una paella en el concurso. He cumplido», presumía en Twitter. Con truco, porque al parecer la paella es, en asuntos cocinillas, su plato fuerte. De hecho, le añadió una pizca de un ingrediente, dicen, que le pone un punto sabrosón al plato, y que no estaba en la lista de la compra de los organizadores. La fiesta, por cierto, tiene carácter benéfico.
A la fiesta acudieron más de once mil personas, profesionales de la logística. Al ministro le acompañó la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, pero también se dieron cita allí las autoridades locales, como es habitual en un evento de esta magnitud. ¿Que si estaba buena la paella ministerial? Pues dice una persona que la probó que sí, aunque no consta que figurara en el podio del Concurso Mundial entre las más de mil participantes. En un lugar en el que el arroz es sacrosanto y la receta original un texto inviolable, con haber superado la prueba ya es bastante.
Ahora, en reciprocidad, lo lógico sería que un ministro valenciano, o Luis Planas (Agricultura) o Diana Morant (Ciencia) se acerquen a Valladolid durante el Concurso Mundial de Tapas e intenten emular el Tigretostón de Los Zagales, el Taj Mahal de Don Bacalao o el Corchifrito de Suite 22. A ver qué pasa.
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