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«Hace 17 años que no pasaba acompañado la Navidad», dice Kiki, mientras aguarda unos minutos hasta que se temple la sopa de pescado que le acaban de servir en el Consejo de la Juventud. Cuenta que desde que llegó de Zamora no ha habido ... celebración alguna por Nochebuena, cada 25 de diciembre, en Año Nuevo... Perdió su trabajo después de 15 años como montador de andamios y ya no hubo forma de reengancharse al mercado laboral. «Menos ahora. Cuando dices que tienes 52 años, la respuesta siempre es la misma: 'Ya te llamaremos'. Y nunca llaman».
Kiki vivió durante demasiado tiempo a la intemperie. En la calle. Bajo los puentes junto al Pisuerga. Hasta que hace año y medio conoció a Lidia, su pareja actual. Hoy vive con ella y con su suegro. Tienen un techo. Un lugar donde volver a festejar a cobijo la Navidad. El día 24 cenaron en casa. Este 25, para la comida de Navidad, se han acercado hasta la calle San Blas, como comensales invitados a esta cita solidaria que organiza en esta fecha, desde hace años, el Consejo de la Juventud.
«Cada vez hay más gente sola, en una soledad no deseada que se ve agravada por situaciones de vulnerabilidad», explica Mónica Salcedo, presidenta del Consejo Local de la Juventud. Un grupo de voluntarios de esta plataforma, que engloba a una treintena de colectivos vallisoletanos, decidió en 2018 convocar a personas desfavorecidas a una comida compartida el día de Navidad.
El llamamiento se hace a través de la asociación Asalvo, que presta atención a estas personas durante todo el año. En un día tan señalado, un grupo de jóvenes no quieren que nadie coma solo si no lo desea. «Hay muchas personas que no tienen una red familiar, que son de fuera de Valladolid y que aquí no cuentan con familiares o amigos que les puedan echar una mano. Y muchas de estas situaciones se han agravado con las crisis económica y la de la covid», evidencia Salcedo.
«Yo he sido camarera de piso, limpiando hoteles, pero hace años que no trabajo», cuenta Josefina quien este año, por primera vez, se ha sentado a esta mesa. Aquí se ha servido sopa de pescado, empanada, embutido, pistachos, dulce de postre... Una docena de voluntarios se han ocupado de preparar y servir la comida. Como Viviana Alvarado Arroyo, representante de European Student Network, una asociación que presta ayuda y asesoramiento a jóvenes Erasmus en Valladolid. Entre sus muchas acciones hay una vertiente de «impacto social» que halla eco en iniciativas como esta y como la que, horas después, reunió para cenar a varios estudiantes extranjeros que viven estos días solos y lejos de su familia.
También en esta iniciativa colaboran voluntarios de ASDE, la asociación de exploradores de Castilla y León, un movimiento scout del que participa Silvia Pozo (del grupo Acrux518), quien colabora con esta cita después de conocerla a través de Instagram. Jorge Redondo, secretario de la cofradía de la Sagrada Cena, también sirve comidas, desde 2019. «Uno de los fundamentos de las cofradías es la ayuda y la caridad», explica Jorge, quien ha acudido junto a su padre y su hermano Luis. «Yo es el segundo año que vengo. Mi hermano había intentado antes que viniera, pero siempre lo dejaba pasar. Tal vez por pereza, por no madrugar. Pero ya había colaborado con Asalvo cuando estudiaba en el Zorrilla y ahora en casa decimos que esta es la verdadera comida de Navidad».
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Adrián Rodríguez
Durante esa etapa de colaboración con Asalvo, Luis repartió bocadillos en Arco de Ladrillo a personas como María, quien ha convencido a su vecina Marta para venir a comer aquí y no estar solas en casa.María vive de una exigua pensión que no le llega ni para pagar las gafas (que ha financiado Asalvo). Marta no tiene nadie con quien compartir jornadas especiales como esta. Yjusto al lado, en la mesa, está Carlos, antiguo repartidor de una distribuidora de bebidas que desde hace cuatro años está en el paro. «Con 54 años no te quiere nadie porque dicen que ya eres viejo», cuenta Carlos. O Jota, para quien esta comida es una forma de «cambiar el chip». «Dejas de estas en casa hecho polvo, de darle vueltas a la cabeza. Si no hubiera venido, seguro que hoy no habría celebrado la Navidad», dice Jota, una apasionado del vídeo y de la imagen que ha trabajado «de todo (construcción, ganadería, el camión)» y que pasó una temporada sin techo, con un jergón en la estación de autobuses.
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