Se desmelenaba el rubio Pocholo Martínez-Bordiú a las puertas de la Catedral como saludo a los curiosos que se agolpaban frente a la seo y su gesto levantaba pasiones. Lo mismo que el cocinero y jurado Pepe Rodríguez, probablemente uno de los más jaleados ... por su cercana actitud en una mañana de martes laborable que ha convertido el centro de Valladolid en una gran fiesta. El desembarco de los aspirantes y los jueces de MasterChef Celebrity para grabar un programa de la próxima temporada de este 'talent-show' ha revolucionado el casco histórico de la capital desde primera hora.
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Si la productora quería discreción para no desvelar lo que vaya a pasar en los fogones de la Plaza Mayor de cara su emisión en otoño, la verdad es que la elección de los reconocibles enclaves no ha sido la óptima para proteger esa intimidad. Hasta la Cruz Roja y Protección Civil, además de agentes de las policías local y nacional, se han tenido que desplegar ante una expectación que crecía por momentos gracias a las réplicas de las miles de fotos que inundaban las redes sociales.
Cientos de vecinos, móvil en mano y con el entusiamo disparado, han seguido las andanzas de los concursantes y jueces que han tomado la ciudad para rodar uno de los capítulos de este duelo entre fogones con famosos. «Ni en la Seminci ni en los Goya lo hemos visto tan cerca», decían eufóricas las jóvenes Elena y Marta. Y es que los tuvieron a un paso. A Pitingo, a María León, a Francis Lorenzo, a Samantha Vallejo-Nágera, a Cristina Cifuentes, a Hiba Abouk, a Raúl Gómez...
El lunes por la noche la Plaza Mayor ya tomaba forma de plató con el montaje de las cocinas para la competición por equipos, pero no ha sido hasta hoy cuando han llegado los progonistas. Lo hacían a la calle Cascajares frente a la entrada de la seo. Allí a las nueve de la mañana en el bar Los Ilustres algunos de ellos cogían fuerzas antes de grabar una primera parte del programa que tendrá como protagonista a esta ciudad y en el que también participará el chef local Dámaso Vergara. Lejos de tomar una actitud distante, tanto concursantes como jurado mostraban toda su simpatía, conscientes del recibimiento que les estaban brindando unos vallisoletanos que se han volcado con ellos.
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Unas 'celebrities' desayunaban y otras llegaban en unas furgonetas Mercedes con cristales tintados directamente al primer escenario: la plaza de Portugalete, con iglesia de La Antigua como fondo. Pedía silencio el vigilante de seguridad ante los gritos de los presentes reclamando 'selfies' a cada uno de ellos, pero era difícil lograrlo. «Que lo borren luego», comentaba una señora que no dejaba de llamar a Jordi Cruz para inmortalizarse con él. «Es que es muy guapo», subrayaba.
Durante aproximadamente dos horas se desarrollaba la grabación en este punto, en la zona de las terrazas de El cafetín. Los concursantes subidos en unos cajones y los tres duros jurados hablándoles desde una especie de mostrador. ¿Que qué les decían? Aparte de que El Norte no lo oía, eso es secreto hasta que se emita el programa. Eso sí, algunos de los que se incorporaban más tarde lucían delantales negros, lo que significa que estaban en riesgo de expulsión.
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Fue aquí donde Shine Iberia, la productora de MasterChef, que desplegó un batallón de 68 personas para esta cita, convocaba a la prensa para hacer un posado con los participantes. Se incorporaba allí el alcalde, Jesús Julio Carnero, para inmortalizar el momento. «Bienvenidos a Valladolid», les decía el regidor cuando se acomodaban para la instantánea. «Gracias a vosotros», respondían casi al unísono de los concursantes, quienes comentaban lo bonita que estaba la ciudad. Pepe Rodríguez agarrado a Pocholo, Marina Rivers haciendo de reportera frente a las cámaras de los medios locales o Pelayo Díaz saludando a diestro y siniestro se retiraban de la zona para acudir al meollo del asunto: los fogones instalados bajo una marquesina plantada en la Plaza Mayor.
Su llegada al ágora principal de la ciudad fue el acabose. Fotos desde los teléfonos, gritos para que se acercaran al vallado, balcones repletos, aplausos... La productora elegía el bar El Majao de Sebi como camerino de los aspirantes. Allí se metían con sus maletas e iban saliendo después de tres en tres para realizar algunas entrevistas personales para el propio programa. Sobre las 13:00 horas comenzaba la competición. Cazuelas, cuchillos, coladores... en un trabajo en equipo que se prolongaba hasta las cuatro de la tarde. Sobre esa hora y a pleno sol iban llegando los invitados para acomodarse en las mesas montadas a los pies del Conde Ansúrez y probar allí los platos del triunfo o de la derrota. ¿El resultado? Habrá que esperar al estreno de la edición, aunque a Valladolid esta visita le supo a gloria.
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