Una marcha reivindica la «autodefensa feminista» en el 25-N en Valladolid

El recorrido, que ha partido de Fuente Dorada, concluyó en la avenida de Palencia, donde se colgaron (en las vallas que separan acera y calzada) multitud de carteles para alertar contra la violencia que funciona «como brazo armado de un sistema capitalista y patriarcal que oprime de manera especial a las mujeres y las disidentes de género».

Esta concentración matinal (convocada aparte de la que esta tarde promueve la Coordinadora de Mujeres) ha puesto el acento en diversos tipos de violencia, que van desde la brecha salarial («y que sigan existiendo empleos feminizados») hasta «normalizar prácticas médicas y ginecológicas indignas».

En el comunicado (y las octavillas que han repartido a lo largo del recorrido), las convocantes han subrayado que muchas mujeres se tienen que «enfrentar a diario a comentarios y situaciones machistas». «Esto nos obliga a estar en alerta constante», aseguran, para reclamar una «educación sexual decente, accesible, inclusiva y feminista en los currículos educativos».

«Violencia es sentirnos juzgadas por nuestra imagen o forma de actuar y sentir la presión estética que nos impone un solo tipo de cuerpo y que castiga la diversidad», han proclamado durante la concentración, al tiempo que alertaron sobre el uso de las tecnologías «y la divulgación de imágenes sin consentimiento».

Además, defendieron que «violencia es que la sociedad cuestione tu identidad y tu forma de expresarla, queriendo sacar de las luchas feministas a las compañeras trans y disidentes de género».

Durante la manifestación (que transitó por Bajada de la Libertad, Angustias y Torrecilla), encendieron bengalas y corearon mensajes como: «No quiero tu piropo, quiero tu respeto», «Te cansas de decirlo, nosotras de vivirlo» o «No es un caso aislado, se llama patriarcado». En una de las pancartas, de la Casa Feminista de Valladolid, se podía leer: 'Lo contrario al feminismo es ignorancia'.

El manifiesto concluyó con el siguiente mensaje: «Compañeras, se nos sigue considerando inferiores y como tales se nos trata, nos quieren calladas, cosificadas, sumisas, precarizadas, al servicio deu n sistema socioeconómico que se sustenta sobre la violencia hacia la clase trabajadora, hacia las explotadas. Frente a esto, nos tedrán organizadas, consciientes, combativas y solidarias».