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Era una conversación en un grupo de WhatsApp entre varios vecinos de una parcela del barrio vallisoletano de Las Villas esta misma semana, con el típico intercambio de audios y vídeos ingeniosos y en torno a temas banales, hasta que uno de ellos escribió: «Yo no puedo hacer desaparecer el coronavirus, pero sí que os puedo hacer un juego diario mientras dure esta situación».
La frase procedía del terminal de uno de los 45 vecinos de la comunidad vecinal, que comparten zonas comunes y piscina, con gran vida en primavera y, sobre todo, en verano. Su autor era José Antonio Romondi, funcionario de la Junta de Castilla y León y gran aficionado a la magia, que tuvo la idea y el ofrecimiento de distraer a sus vecinos y familias con un juego diario de magia que propuso grabar y enviar a una hora determinada cada tarde mientras durara el confinamiento.
Consejos y recomendaciones
Dicho y hecho. Esa misma tarde, en el salón de su casa, Romondi dispuso un soporte para colocar su móvil enfocando una mesita baja y oscura del salón, frente al sofá color crema. Sin trampa ni cartón, después de decidir cuál sería el primer truco, lo grabó explicando el proceso y acto seguido lo compartió en el grupo de los vecinos de parcela. Todo casero, pero lleno de cariño solidario.
Son vídeos que duran entre tres y cinco minutos. Los trucos los explica y desarrolla con su habilidad manual de forma lenta, pausada, minuciosa. Algunos los repite para que se vea que no hay truco, o sí. Lo que seguro que hay es magia, y mucha. E ilusión. Las familias acogieron el primer vídeo como una bocanada de aire fresco en medio del tedio de ese primer día de «Quédate en casa», pendientes de las pesimistas noticias, cuando la tarde agonizaba y las ideas flojeaban en cada casa con los más pequeños.
«¡Mirad, Jose nos ha mandado un truco de magia al móvil!», se escuchó en una vivienda. De inmediato, la familia se apiñó en torno al terminal. Sin pestañear, siguieron el truco con atención. Los más pequeños pidieron volver a verlo, «esta vez en horizontal, que se ve mejor. Sube el volumen, ¡que no se oye!». Algunos lo repitieron dos, tres, hasta cuatro veces. Cuando quisieron darse cuenta, habían pasado más de 20 minutos entretenidos y ya era hora de ir a la cocina a cenar. «Mañana más», dijeron a sus dos hijos Javier y Laura, los padres de una de las familias próximas a la parcela donde vive el mago.
Y así fue. Al día siguiente, pasadas las ocho y media de la tarde, llegó el segundo truco de magia, y otra vez todos pendientes. Y ya van unos cuantos, cada día uno. El protocolo es claro. Juegos y televisión por la tarde en cada casa, e incluso algo de ejercicio. A eso de las ocho aplausos desde la terraza, como agradecimiento a los sanitarios, luego la música que algunos ponen a todo volumen desde sus hogares para invitar a bailar y, cuando comienza a apagarse y el fresco entra por las ventanas, llega el truco de Romondi. Toda una celebración diaria.
«Llevo haciendo magia unos 20 años. La idea surgió de mi afición al ilusionismo y pensar cómo podía contribuir a hacer más llevadera la situación en las casas de mis vecinos». Así explica José Antonio Romondi su intención y ocurrencia. Asegura que «toda la vecindad nos llevamos muy bien y muchos ya sabían de mi afición por la magia. Lo único que hago es poner a disposición de la comunidad una parte de mis habilidades para entretener, que es la esencia de la magia».
Uno de los trucos ha sido grabado con gomas elásticas, otro con unos naipes especiales que solo contienen una letra y con los que el mago diseña frases, otro con cuatro monedas y dos tubos de los que se utilizaban para guardar carretes fotográficos no hace tantos años, otro con naipes de póker, y así sucesivamente. Cada día unos elementos, una idea preconcebida, un truco y la ansiedad de su público por escuchar el sonido del móvil que introduce a cada una de las 45 familias de la urbanización en el mundo mágico de Romondi.
No hay problema si el confinamiento se prolonga una quincena más. «Tengo pensadas más cosas. Pasaré a trucos de cuerpo entero, cuando grabe algún juego más de manos. Iremos innovando. Hay trucos para muchos días e imaginación para más», afirma Romondi, al que se puede localizar a través de redes sociales, en Twitter (@magoromondi), en su perfil de Facebook y en su web (https://magoromondi.jimdofree.com/).
El sector infantil del vecindario comienza a pedir puntualidad en los envíos, y así será en los próximos días. José Antonio dispone de tiempo para teletrabajar, compartir con su pareja y esposa y pensar trucos nuevos, que también le sirven para ensayar, innovar y añadir más emoción al repertorio.
Además de la magia Romondi tiene otras aficiones, como la práctica del balonmano. A sus 50 años, en plena madurez y sin portería ni balones con los que descargar adrenalina, la magia vuelve a ser la válvula de escape de este vecino de Las Villas. Volverán las actuaciones en comuniones y eventos organizados por la Diputación de Valladolid o los ayuntamientos, que cuentan con él en fiestas patronales y actividades culturales. «La magia es una afición que se complementa con el trabajo, y a veces hasta se rentabiliza. Es el eterno debate entre quién es aficionado o profesional de la magia. Yo, gracias a Dios, tengo mi trabajo en la Junta y una gran afición por la magia que puedo desarrollar y compatibilizar», especifica el mago Romondi.
Otro habitante de la parcela ha elaborado un programa informático, tipo juego del 'quiz', que envía a diario a cada vecino. Son varias preguntas de carácter general, algunas muy sencillas y otras más complicadas. Hay un plazo para responder y enviar las soluciones. El administrador puntúa las respuestas y elabora una clasificación diaria. Otro motivo más en esta comunidad para estar entretenidos, pendientes y con la mente ocupada.
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J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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