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La limpieza del 'estanque' mantiene en el dique seco la fábrica de luz del Esgueva«Estamos esperando a que llegue un camión y los operarios para terminar de limpiar el fondo de la balsa antes de volverla a llenar», explican los responsables de la escuela municipal de piragüismo Narciso Suárez, nombre que rinde homenaje al medallista olímpico vallisoletano que ... se colgó un bronce hace justo cuarenta años, en alusión a la desoladora imagen que ofrece el 'estanque' de las instalaciones abierto al paseo peatonal que discurre en torno a la desembocadura del Esgueva. Allí ya no hay carpas ni patos y en su lugar se muestra el firme de hormigón de esta suerte de pista de entrenamiento acuático.
Y es que la balsa, según recuerdan desde la federación, no es un estanque como tal y tampoco un lago de peces. «Las carpas se devuelven al río, pero las sueltan los pescadores, no es que se tiren de manera digamos oficial», aclaran antes de incidir en que esta suerte de piscina de hormigón adosada a las instalaciones municipales, que acogen desde 1995 la escuela en torno a la histórica fábrica de luz del Salto de Linares, mantiene su uso como 'pista' de entrenamiento para «dar cursillos a los pequeños que se inician en el piragüismo».
Sea como fuere, la balsa en cuestión es un punto habitual de paso de decenas de viandantes y los patos y carpas que habitualmente frecuentan sus aguas, procedentes del Esgueva, captan la atención de los más pequeños. Ahora no. El 'estanque' se vació semanas atrás y permanece desde entonces en el dique seco a la espera de su rellenado. «Confiamos que en breve pueda recuperar su aspecto habitual», anticipan desde la federación de piragüismo, cuyas dependencias ocupan la antigua fábrica de luz rehabilitada a mediados de los años noventa para este uso. Entonces se acopló un pequeño edificio acristalado con un gimnasio y se habilitó la balsa de entrenamiento abierta al paseo peatonal de la ribera.
La escuela municipal de piragüismo fue un proyecto impulsado precisamente por el olímpico vallisoletano Narciso Suárez, cuyo nombre lucen las instalaciones, quien se colgó un bronce en la modalidad de C-2 de 500 metros junto al gallego Enrique Mínguez el 10 de agosto de 1984, durante los juegos olímpicos de Los Ángeles. El deportista vallisoletano, aún en activo como entrenador, junto a José Luis Villanueva, fueron los promotores de la puesta en marcha de la escuela, inaugurada el 10 de febrero de 1996. Para ello, según relataban las crónicas de la época en El Norte, fueron necesarias nada menos que «186 reuniones y dos años de trabajo que vieron la luz» a mediados del año 95 con el inicio de las obras de remodelación de la antigua fábrica de luz.
El proyecto en cuestión costó 125 millones de pesetas (751.250 euros) y permitió rescatar del olvido la histórica fábrica que dio luz a la ciudad, gracias al salto de agua de la desembocadura del Esgueva al Pisuerga, en el salto de Linares. El edificio como tal se mantiene al borde de la ribera, en forma de pequeño torreón con una nave adosada, que utilizan los piragüistas y la federación de este deporte. Fue construido a partir de 1924 y comenzó a funcionar como central hidroeléctrica en 1930 para dar luz al alumbrado público de la ciudad.
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Aquella obra de ingeniería hidráulica, hoy convertida en un foco de atracción turística por las esclusas y el salto de agua de la desembocadura del Esgueva, costó 1.209.959 pesetas (7.2171 euros), incluyó la construcción del edificio principal, el embalse que hoy se utiliza como balsa de entrenamiento -y estanque de carpas y patos- y la maquinaria necesaria para generar electricidad. Estuvo en uso hasta el 23 de marzo de 1976, cuando la fábrica de luz cerró definitivamente sus puertas después de años siendo deficitaria.
Veinte años tuvieron que pasar hasta que el auge del piragüismo a raíz del bronce que se colgó Narciso Suárez cristalizará en la recuperación de este histórico inmueble que hoy acoge aún la escuela municipal de piragüismo. Antes se barajaron otras ubicaciones en proyectos fallidos que no llegaron a ver la luz junto al Seminario y en El Palero.
La actual escuela ocupa una superficie de 2.450 metros cuadrados, con un silo con capacidad para guardar 150 piraguas, un moderno gimnasio, una balsa interior de entrenamiento y la exterior, hoy en el dique seco, que espera se rellenado «en breve».
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