Curioseando por Valladolid
La leyenda de la abuela fantasma de Valladolid que no quiso abandonar su casaCurioseando por Valladolid
La leyenda de la abuela fantasma de Valladolid que no quiso abandonar su casaEn la antigua calle de la Ceniza, ahora conocida como Fray Luis de Granada, se encuentra la casa del poeta vallisoletano José Zorrilla. Se trata de uno de los lugares más transitados y visitados por los turistas, ya que el antiguo hogar del dramaturgo es ... desde hace 36 años un museo abierto al público. La casa fue adquirida por el Ayuntamiento de Valladolid en 1917 coincidiendo con el centenario del nacimiento del escritor. Los primeros años fue conservada por los propios voluntarios y fue a partir de 1988 cuando comenzó a utilizarse como reclamo turístico.
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Desde su niñez, Zorrilla fue un niño muy imaginativo y solitario. El gozar solamente de la compañía de su mente y el no poder relacionarse con más personas de su edad, más allá de la escuela parroquial, le jugó en varias ocasiones malas pasadas. Además de vivir rodeado de esta atmósfera desde temprana edad el joven poeta cuenta con un repertorio de anécdotas en los que asegura que vio al fantasma de su abuela Nicolasa. De hecho, Zorrilla ya habló de estos sucesos paranormales en sus memorias 'Recuerdos del tiempo viejo' donde narra el primer encuentro que tuvo con su abuela paterna a los siete años.
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El dramaturgo define a la figura que vió como: «Una señora de cabello empolvado, encajes en los puños y ancha falda de seda verde, a quien yo no había visto nunca, ocupaba el sillón, y con afable pero melancólica sonrisa me hacía señas con la mano para que me acercase a ella». Este episodio tuvo lugar en lo que los guías del museo ubican como el dormitorio de invitados dentro de la casa. El pequeño Zorrilla se encontraba jugando en esa misma habitación con un caballo de cartón que le había regalado su padre. Tras tener lo más cercano a una visión de su difunta abuela a pocos metros de él, el niño salió disparado alertando de que había venido su abuela.
Inmediatamente su madre y las criadas fueron a recibir a la señora pensando que se trataba de su abuela materna, pero como era de esperar, no había nadie. Lejos de ser comprendido, Zorrilla se llevó una reprimenda por parte de su padre quien le tomó por mentiroso y le impartió un castigo. Los guías del actual museo no ubican esa habitación como la de la abuela Nicolasa pero se conoce que algo debió de estar relacionado con ella en ese lugar.
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Este suceso no fue puntual, pues diez años después cuando ya estaba en su etapa adolescente, el escritor buscaba en Torquemada documentos en la casa de su familia paterna. Fue allí donde encontró un lienzo de un retrato que a su vista le resultaba muy familiar, tanto que cayó en la cuenta que los rasgos coincidían con la persona que había visto de niño. Zorrilla quiso hacer un intento más de hacerle ver a su padre que sus visiones eran reales. «Padre, mire, un retrato de su madre, de doña Nicolasa», le comentó. Él le respondió: «¿Tú cómo sabes que es mi madre si ella falleció antes de que tú nacieses?» Entonces le recordó el episodio que tuvo lugar diez años atrás y ante la afirmación el padre le responde «tú sueñas», para quitarle importancia al asunto.
Cuando la casa museo se abrió al público aquella habitación permaneció cerrada, por lo que no se encontraba incluida en la visita al público. Sin embargo, según afirman los guías del museo, «en el tiempo que la habitación no tuvo visitas había más actividad sospechosa en la casa». Luces que se encendían y apagaban, puertas que se abren y se cierran y algún que otro susto que los empleados de limpieza y mantenimiento han podido presenciar. Todos estos hechos se atribuyen al fantasma de la abuela del poeta, doña Nicolasa, que más allá de estos episodios ha dado lugar a ofrecer un visita teatralizada que se puede disfrutar todos los sábados por la tarde en la conocida Casa Zorrilla.
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