Valladolid

Una jubilada intenta desahuciar a una pareja que le adeuda ocho meses de alquiler

«Lo del piso es una faena muy gorda y a ver cómo acabamos, pero lo del trastero toca algo sentimental, ya que allí tengo las cosas heredadas de mis tíos, que no tienen un valor económico, pero sí un gran valor sentimental para mí», resume la propietaria del piso y el trastero ocupados en el número 1 de la calle Virgen de la Saleta, una perpendicular a Soto, en pleno corazón de La Rondilla.

Los hechos se remontan al 22 de mayo de 2023, cuando la dueña de la vivienda firmó un contrato legal de arrendamiento por un año a una pareja en el que, por un lado, se especificaba que la vivienda, que consta de dos habitaciones, cocina, salón y un baño, carecía de trastero (lo tiene pero no se alquiló), y en el que se incluía una cláusula voluntaria por parte de los arrendatarios en la que estos se comprometían a «a hablar con la arrendadora en caso de no poder satisfacer el importe del alquiler y a marcharse del mismo de manera amistosa y voluntaria».

Esto último no ha sido así. «Todo iba bien, eran una pareja, en principio, solvente con trabajo los dos..., pero a los tres meses dejaron de pagar el alquiler -400 por el arrendamiento y 30 de comunidad-», explica Carmen. Entonces acudió a hablar con ellos. «Les pregunté si había pasado algo, si se habían quedado sin trabajo..., pero nada. Ella me dijo (en septiembre) que lo pagaban mañana... Pero no he vuelto a ver un euro», añade.

La deuda de los inquilinos con ella y con la comunidad continuó creciendo y a los impagos se sumó en septiembre la «ocupación ilegal de mi trastero». Carmen recibió entonces el aviso de otro vecino, a los que conoce de «toda la vida», ya que vivió allí de niña, advirtiendo de que le habían forzado la puerta y cambiado la cerradura: «Pusieron una cerradura nueva y allí sigue sin que pueda entrar a un trastero en el que conservo los recuerdos de mis tíos».

La falta de respuesta de los inquilinos sobre esta secuencia de hechos se tradujo, ya en septiembre, en una denuncia ante el Juzgado de Instrucción número 1, presentada el 12 de septiembre de 2023, por la ocupación ilegal del trastero. Y después, el pasado 10 de abril, Carmen interpuso una segunda demanda de desahucio, y reclamación de los cantidades adeudadas por los inquilinos -4.800 euros por una anualidad completa-, ante el Juzgado de Primera Instancia de Valladolid.

Las dos causas abiertas están aún pendientes de resolución cuando, además, ha expirado ya la anualidad del contrato de arrendamiento de la vivienda y los inquilinos continúan ocupando ahora ilegalmente. «Esta situación me está quitando el sueño, acaban de operarme y la verdad es que no alcanzo a entender cómo hay gente así», reitera Carmen, quien recuerda cómo durante los quince años anteriores había alquilado sin problemas la misma vivienda.

«Nunca tuve problemas con el resto de inquilinos y siempre he hecho las cosas bien, con contrato formal, pero una se siente desprotegida cuando se encuentra con que no puede acceder a su propia casa cuando ya llevan casi un mes metidos allí sin contrato ni nada y, además, tienen ocupado el trastero en el que guardo las cosas heredadas de mis tíos», concluye antes de desear que las demandas interpuestas «den resultado cuanto antes y pueda recuperar mi piso, mi trastero y mis cosas». Otra cosa, advierte con pena, «es cómo me lo encuentre todo».