Aprobó el carné de conducir de la clase B el día de su 18 cumpleaños. A la primera, como todos los que vendrían después. Por entonces estudiaba FP de Electrónica y cuando acabó, agotadas las prórrogas, debía incorporarse al servicio militar. «Pensé en sacarle provecho ... y me alisté como voluntario especial. Fuimos la primera promoción del Ejército profesional y me especialicé en transportes», cuenta Javier del Pozo (Valladolid, 1967), que durante tres años pudo conducir «de todo, incluida una góndola donde llevaba carros de combate, ATP de artillería…» e incluso se encargó de «la autoescuela militar».
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La prueba de que «siempre me ha gustado conducir, y cuanto más difícil mejor», apunta sonriente. Una enfermedad le obligó a dejar la disciplina castrense y pasó a trabajar con un camión bañera durante algo más de un año, pero «salieron plazas para Auvasa, me presenté y quedé el número 1». De casta le venía al galgo, porque su padre estuvo en la empresa pública de autobuses 42 años. Y allí lleva ya Javier más de 34, desde julio de 1990, lo que le convierte en «uno de los más antiguos».
Las cosas, dice, han cambiado mucho desde sus inicios. «Antes los vehículos eran peores, no teníamos aire acondicionado ni pisos bajos, pero las rutas eran más cortas y a los compañeros nos daba tiempo a hablar y conocernos mejor. Ahora no», lamenta.
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E. García de Castro
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Los avances tecnológicos y leyes como la de prevención de riesgos laborales han supuesto una importante mejora, indica, «pero por contra todos trabajamos con estrés, sin tiempo, la vida va muy deprisa y tenemos que estar reivindicando continuamente nuestros derechos», resume apenado. Cosas que se ven agravadas por la edad, que juega en contra de «resolver una maniobra rápida, un acto reflejo ahora no lo tienes; también hay muchas pérdidas de audición, de vista».
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Por eso defiende que «la jubilación a los 60 años es necesaria en nuestro sector, obviamente con condiciones», así como «que se reconozcan las enfermedades profesionales» (en su caso, las décadas al volante se traducen en dos prótesis de cadera), por lo que anima a secundar la huelga de este lunes. Y aboga por recuperar «las jubilaciones parciales» –con un contrato relevo para el que baste la voluntad del trabajador– y mejorar las condiciones laborales para «rejuvenecer las plantillas», porque «la profesión no resulta atractiva para las nuevas generaciones».
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