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Empezó subiéndose al tractor de su padre cuando era un adolescente, en su pequeño pueblo de Palencia, «porque era el mayor de seis hermanos y no quería estudiar». Tenía «14 ó 15 años» y no ha dejado de trabajar desde entonces. Luis Alberto Herrero (Sotobañado ... y Priorato, 1961) apura su periodo laboral como taxista en Valladolid capital, ciudad a la que llegó con 27 años «porque había que buscarse la vida».
Empezó en El Corte Inglés del Paseo de Zorrilla como recepcionista, «controlando la mercancía que llegaba», pero se le iban los ojos a los camiones. Hasta que consiguió que le dejaran uno y pasó a ser él quien trasladaba los productos «de un sitio a otro».
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E. García de Castro
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Después de once años en los grandes almacenes se marchó a una empresa de transporte, pero al poco tiempo lo cambió por su ocupación actual. «Entonces había que estar un año como chófer asalariado para poder comprar la licencia», recuerda, cosa que logró con ayuda de un préstamo. Y hasta hoy. «Mi vida es el taxi, todo el día aquí sentado», resume junto al vehículo.
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«Trabajo para mí y estoy contento. Como todos los trabajos tiene sus cosas, pero doy gracias porque aunque haces muchas horas sales adelante», dice. En concreto, una media de «11 y pico» y «generalmente todos los días, sábados y domingos incluidos», porque al ser autónomo «si no trabajas, no cobras», como ocurre también cuando el coche está en el taller.
Acaba de cumplir 63 años y con más de cuatro décadas de cotización a sus espaldas, reconoce que su sector «es muy sacrificado» y requiere «vocación, te tiene que gustar, a la vista está que hay muchas licencias que se traspasan». De hecho, señala que «esto se ha vuelto bastante estresante. He visto a muchos compañeros de profesión que les ha dado un infarto y a veces me preocupo». Son los casos más extremos, pero hay otras dolencias asociadas a esta profesión o que se agravan como consecuencia de ella: «Yo llegué a un punto que me tuvieron que operar de urgencia de la espalda. La morfina ya no me hacía efecto», relata.
En cuanto a la posibilidad de anticipar la jubilación, admite que «con la edad se va perdiendo, no puedes estar igual con 60 años que con 30 ó 40». De ahí que los taxistas se hayan sumado a la huelga de este lunes y que tengan otra prevista a mediados de mes contra el excesivo precio de los seguros, para pedir a las compañías «que sean más razonables».
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