

Secciones
Servicios
Destacamos
Con una fecha recién fijada, sin modelo de examen claro, con los compañeros lejos y los profesores más allá de la pantalla del ordenador. Los alumnos de segundo de Bachillerato que este año se enfrentan a la EBAU (más de tres mil matriculados en la provincia, según los datos de la Junta) lo hacen sumidos en la incertidumbre, sin saber cuándo y en qué condiciones se podrán examinar para garantizar su acceso a la Universidad.
La crisis sanitaria del coronavirus ha hecho saltar por los aires el calendario previsto. La convocatoria en Castilla y León decía que las pruebas tendrían lugar del 9 al 11 de junio. El Ministerio ha asegurado que, como pronto, no serán antes del 20 de junio. El plazo para la primera convocatoria va desde ese día hasta el 12 de julio. La Junta anunció el viernes que será del 1 al 3 de julio (la convocatoria extraordinaria, los días 10, 11 y 12 de septiembre). Y todo depende de cómo avance la pandemia, de si se podrán recuperar las clases, aunque sea durante un par de semanas para preparar los exámenes de forma presencial en los institutos. Si es que la situación lo permite. Porque, de momento, los estudiantes se preparan en sus casas para el examen más importante e incierto de sus vidas.
«El aspecto psicológico pesa mucho», reconoce Marco Cabascango, alumno de La Merced. «Siempre has escuchado a los estudiantes de cursos superiores, a los profesores, que segundo de Bachillerato es un curso muy exigente. Te avisan de lo que te espera en la tercera evaluación, en el último trimestre. Y ahora que estamos en él, te ves en cuarentena, con el aula virtual, en una situación complicada», indica Marco, quien quiere encaminar su futuro hacia la Biotecnología.
Pablo de Castro, compañero de instituto, con esperanzas de cursar INEF, asegura que esa incertidumbre se aplaca un poco si piensas en un objetivo fijo. «No nos queda otra que preparar el examen como si fuera cuanto antes». Para no convertir las semanas en chicle. Para no caer en la tentación del ya llegará. Estudiar como si hubiera fecha fija y que cumplir el calendario. Y el temario. «Nosotros estamos manteniendo bien el ritmo. Se va avanzando temario», asegura Miguel Espinar, alumno del Colegio de Lourdes, quien apunta hacia un doble grado en Ingeniería Mecánica y de Diseño. «Intentas llevarlo todo al día, cumplir el horario. Es importante esa disciplina», afirma Casandra Alonso, Bachillerato de Ciencias Sociales en La Merced.
«Estudiar en casa no es lo mismo que ir a clase. Ahora es todo 'on line', con ejercicios por correo electrónico, lecciones por videollamada, y tienes que buscar más material por tu cuenta», añade Miguel. «Nosotros, en el Galileo, ya seguimos por videollamada clases de Lengua o de Química», apunta Darío Fernández, quien resalta que esta modalidad de educación 'on line' «se hace fría, muy distante. Hay compañeros que decían, bah, qué bien sin venir a clase, estudiando desde casa. Y ahora se echa mucho de menos ir al instituto». La corrección de ejercicios y exámenes, también se hace sí, vía Internet. Muchos profesores han elegido las videollamadas y pruebas orales para evitar chuletas y que se copie.
Alicia Cuesta, del Colegio de Lourdes, destaca «el trabajazo que también están haciendo los profesores, con apoyo constante». Tanto con la materia, como desde el punto de vista psicológico, de motivación.
«Son alumnos de 17 años que no estaban preparados para una situación así. Están acostumbrados a ir a clase, a trabajar con un profesor delante, que resuelve al momento cualquier duda. Y ahora ven que tienen que gestionar su tiempo, su capacidad de estudio», asegura Beatriz García, jefa de estudios en Secundaria y Bachillerato en Maristas-La Inmaculada. Y de aquí, añade, pueden también surgir experiencias positivas, ya que esa autonomía será beneficiosa para su aterrizaje en la Universidad.
Francisco Javier Alonso es profesor de Historia de España y tutor de 17 alumnos de Segundo de Bachillerato en el IES Galileo. «A todos no está sorprendiendo la respuesta y capacidad de adaptación de los estudiantes. Les ha hecho madurar en responsabilidad, sin duda. Se encuentran solos, porque además, es un curso en el que la ayuda académica de los padres, en la mayoría de los casos, no existe». Y además, en un escenario incierto.
«Nosotros hemos decidido resolver las certezas que ya tenemos. Empieza la tercera evaluación. Eso es lo que ya está claro. El siguiente objetivo. Así que, hay que centrarse en eso, sin perder de vista que en julio llegará la EBAU», añade Alonso. En su caso, programa reuniones virtuales con todos sus alumnos por videollamada. Hay profesores que imparten de este modo sus clases. Con las cámaras del ordenador encendidas y los micrófonos de alumnos apagados, salvo que quieran plantear dudas. «Hemos hecho varias clases así, por videollamada, y la mayor parte de los alumnos responden», explica Miguel Espinar. «El problema es que hay estudiantes que no tiene recursos para seguir el día a día. Y en esta tercera evaluación, sin profesores, a distancia, se puede abrir una brecha importante de desigualdad», expone Cabascango.
¿Cómo resolverlo? «Con un examen de EBAU más flexible. Ya han dicho que será así, pero no lo han aclarado del todo», indica Gonzalo Blanco, alumno de Maristas-La Inmaculada. «A mí me gusta esa idea de que no haya dos opciones cerradas de examen, como hasta ahora, cuando te obligaban a elegir. Porque a veces daba rabia que te sabías muy bien preguntas de ambos exámenes y nos sabías muy bien cuál escoger. Ahora, está bien esa idea de seleccionar preguntas de las dos propuestas», sugiere Pablo de Castro.
«Ante una situación excepcional, la respuesta también tiene que ser extraordinaria. Lo más sensato sería ir con la primera y la segunda evaluación a la EBAU y que el peso de la tercera no fuera tan importante», apunta Cabascango, quien subraya además que sería deseable una prueba única en todo el país: «Es algo que venimos reclamando desde hace años, pero esta vez es más necesario que nunca para que no haya desigualdades entre unas comunidades que piden todo el temario y otras que levantan la mano». «Lo que parece claro es que los tres o últimos cuatro temas de cada asignatura tendrían que tener menos repercusión y valor en el examen», añade Darío Fernández, quien confía en obtener la nota para cursar Ingeniería Electrónica. Ypreocupan, añade Gonzalo Blanco, las asignaturas con más peso, como Historia y Matemáticas.
«El problema es que nos ha tocado en Segundo de Bachillerato, el curso más complicado, cuando te juegas el futuro», dice Raquel Ordax, estudiante del Condesa Eylo. «Si esto te pasa en un grado medio, en la ESO o a mitad de carrera en la Universidad es una faena, pero no está la incertidumbre de saber qué podrás hacer el curso que viene», añade. En su caso, se une otra inquietud. Ella estudia Bachibac, una modalidad de Bachillerato en colaboración con la Alianza Francesa, que hace sus propios exámenes para garantizar el paso a la Universidad. No es necesario presentarse a la EBAU(salvo que se quiera subir nota). «Y el problema es que el Ministerio tampoco nos ha informado de nuestra situación», indica Raquel, que quiere comenzar Psicología en septiembre.
«Este, que supuestamente te dicen que es el mejor verano de tu vida, de momento va a ser más corto que nunca», recuerda Casandra Alonso, de La Merced. Muchos de ellos ya habían planificado viajes (a Mallorca, a Malta...) para celebrar el fin del instituto una vez que hubiera pasado el examen de selectividad. Ahora se encuentran con otro dilema:la posibilidad de cambiar las fechas del viaje o incluso, la cancelación.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.