Teófanes Egido y Jesús Julio Carnero. El Norte
Opinión

Teófanes Egido: grande por libre, libre por grande

El alcalde de Valladolid recuerda con cariño la figura del que fuera cronista oficial de la ciudad

Jesús Julio Carnero

Valladolid

Miércoles, 17 de julio 2024, 13:05

Un día después de la festividad de Nuestra Señora del Carmen y sabiendo ya que Teófanes está más cerca de nosotros que nunca a través de su espíritu, me viene a la mente un nítido recuerdo.

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Era el día de Santiago de 2016, nos veíamos ... en el Palacio Pimentel, hablando de un libro escrito al alimón con otro grande, José Jiménez Lozano, «Sobre Teresa de Jesús». El año anterior se celebró el centenario de la Santa y ese libro había sido editado por la Junta de Castilla y León a propuesta de Agustín García Simón como contribución a dicha efeméride.

En esa mañana hablamos de Santa Teresa, de cómo se hacía presente en dicho Palacio: en los azulejos del zaguán, en los despachos de la Presidencia de la Diputación Provincial a través de la maravillosa escultura de Teresa del zamorano Baltasar Lobo. Recuerdo que Teófanes y yo nos fotografiamos junto a la obra.

Y allí estábamos los dos con un ejemplar de esa hermosa y valiosa edición. Abrí el volumen por la introducción de su parte, correspondiente al testimonio histórico, y ahí aparece de golpe, sin tapujos, el mayor atributo de Teófanes: su generosidad. En el texto Teófanes animaba decididamente al lector a no seguir leyendo su parte, «a que se quede en y con Jiménez Lozano […] Siento muy bien el contraste entre el calor de lo escrito por él y la frialdad tediosa de las reflexiones históricas que siguen».

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Siempre generoso. Generoso con los alumnos, generoso con los compañeros, generoso con los fieles, generoso con la ciudad de Valladolid a la que sirvió fielmente como Cronista Oficial y a la que sintió como suya desde siempre y para siempre, sin renegar nunca de su Gajates natal, en tierras salmantinas.

Tantos domingos escuchándole en San Benito me habían dado la oportunidad de conocer otro aspecto característico de su personalidad: su sencillez. Teófanes no conocía de artificio. En su decir, en su palabra no era necesario ningún exfoliante.

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Generosidad, sencillez, atributos de un hombre importante para muchos de nosotros, fieles o no fieles, pero vallisoletanos todos. La concreción de «la Teresa», como la llamaba D. José, hecha carne en un varón: generosidad y sencillez.

Aquel 25 de julio no le confesé a Teófanes que en marzo de ese mismo año ya había estado hablando con Jimenez Lozano sobre el libro de ambos. Don José calificaba su parte como «narracioncilla» y afirmaba que lo esencial del libro conjunto era los capítulos de Teófanes.

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Así son los grandes que sienten como suyo Valladolid, ya sean oriundos de Ávila o de Salamanca. Esplendidos, altruistas, espíritus grandes por libres y libres por grandes. Espíritus.

Ahora ya sé que Teófanes conversa tranquila y largamente con D. José Jiménez Lozano sobre la Santa. Y a dicha conversación se acerca pronto D. Miguel Delibes. Teófanes le hace algún que otro nuevo apunte relativo a «El Hereje».

¿Se imaginan la conversación entre los tres? ¿Se imaginan a los tres como en casa? Yo sí porque el cielo es tierra de grandes, igual que Valladolid.

Gracias y hasta siempre, Teófanes.

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