

El IOBA crea una rehabilitación tridimensional para recuperar visión tras un ictus
Un entrenamiento de tres meses reeduca al cerebro a compensar la pérdida de motilidad ocular y la coordinación entre el ojo y la mano
El daño cerebral adquirido provoca frecuentemente –en entre el 30% y el 75% de los casos, según estudios– la pérdida de visión. Según la lesión ... que causa un ictus, un tumor o un aneurisma, entre otras afecciones, el paciente tiene como secuela una ceguera que afecta únicamente a la mitad de su campo visual. O el lado derecho o el izquierdo de ambos ojos. De esta forma, una importante incapacidad llega a su vida porque el afectado no puede leer, puesto que parte de las frases se pierden en la oscuridad, no acierta a escoger en el supermercado determinado producto o no puede trabajar con un ordenador porque se le pierde continuamente el ratón... e, incluso, su deambular por la calle es peligroso porque no ve una vía del tren justo a su lado o una persona o se choca con una farola. Relatan que, de pronto, como si surgieran de la nada, les aparece frente a ellos una persona que no habían percibido al estar en su lado oscuro. Al final, la hemianopsia resulta incapacitante, provoca pérdida también de concentración y de calidad de vida por lo tanto. Y ello pese a tener una buena agudeza visual, lo que es difícil de entender para quien la sufre. Hasta la fecha, la Neurología ofrecía a estos pacientes girar más la cara para poder controlar el entorno;pero a nadie se le escapa que esto es fallido y existen también ejercicios de recuperación en pantalla de ordenador, en dos dimensiones, que permiten una mejoría de la motilidad pero, al no ser el mundo real, no hay conexión motora con la vista, la mano no acierta a recoger o seleccionar lo que el ojo le muestra. Este daño es peor que perder un ojo porque una ceguera total en uno y el otro sano permite una reorientación espacial y calidad de vida.
La investigación
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Las publicaciones 'Velocidad de procesamiento visual en pacientes con hemianopsia secundaria a lesión cerebral adquirida: una nueva metodología de evaluación' en Journal of NeuroEngineering and Rahabilitacion (2020) y 'Programa de entrenamiento sacádico compensatorio multitarea para pacientes con hemianopsia: un nuevo enfoque con objetos tridimensionales del mundo real', editado en 'Translacional Vision Science & Technology', de febrero de 2021.
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El equipo Laura Mena García ,Miguel J. Maldonado López, Itziar Fernández, María B. Coco Martín, Jaime Finat Saez ,José L. Martínez Jiménez, JOsé Carlos PastorJimeno y Juan Francisco Arenillas.
El programa de neurorehabilitación visual que ha desarrollado el Instituto Oftalmobiología Aplicada, el IOBA, que ya se aplica en sus consultas, «pretende entrenar la motilidad ocular de estos pacientes y su atención visual que han quedado ampliamente disminuidas debido a la pérdida del campo visual», explica Laura Mena García, óptico optometrista y principal investigadora de un trabajo, al que dedicó su tesis doctoral, que ha sido ahora recogido en dos publicaciones, tanto el proceso rehabilitador como el de su evaluación para poder medir la motilidad, en revistas de alto impacto.
El programa, vallisoletano al 100% desde esta optometrista hasta los especialistas médicos del Clínico (neurólogos y oftalmólogos) o los bioingenieros, ofrece como principal novedad que, al ser en tres dimensiones, en el mundo real, con rutinas con objetos que se tocan y manejan, «recuperan la coordinación entre el ojo y la mano y los resultados son mucho más significativos. Es un programa creado específicamente para ellos, para que desarrollen unas estrategias compensatorias a su déficit visual. Incluye ejercicios con estímulos que les obliga a encontrar cosas en un espacio real. Tienen que lograr mover los ojos de la misma forma hacia el lado sano que hacia el enfermo, conseguir ser igual de rápidos», explica Mena García.
Estos afectados «sufren una pérdida de capacidad visual del 73% y con el entrenamiento mejoran en un 57%; lo que les permite recuperar su vida normal, trabajar y moverse... rescatan calidad de vida que es el objetivo último», explica Laura Mena.
El programa, que habitualmente dura tres meses, supone una dedicación diaria de media hora matinal y otro tanto por la tarde para realizar seis ejercicios en cada una con dificultades que van en aumento, tienen que cronometrarse y van disminuyendo los tiempos. A mitad de la rehabilitación mejoran el 20% en velocidad y, al final, alcanzan el 40%. Y la atención visual mejora en un 27% además de lograr que aspectos como la ansiedad, depresión, falta de independencia.... bajen de intensidad o se superen.
Y siempre adaptado a cada caso individual porque la zona en 'sombra' varía según pacientes. «Tienen que encontrar objetos sin girar la cabeza. Hay doce niveles de dificultad. Al final logran resolver con rapidez. A este entrenamiento para reeducar el cerebro se suman unas sesiones semanales o cada quince días en el IOBAde una hora de duración que complementan dichos esfuerzos. Para realizar los ejercicios de casa, el IOBAha adaptado juegos populares muy conocidos, es algo tan cotidiano como unas ficha de dominó o las cartas de una baraja con la que se practican determinadas rutinas y propuestas sentados en un silla, sobre una mesa en la que se reaprende a dirigir las manos a los objetos de forma efectiva, se explora el espacio del entorno cada vez mejor y se busca en él un objeto y no otro.
Luego, la vida diaria es un entrenamiento continuo. «Nunca pierden la habilidad recuperada porque siguen trabajando simplemente con sus actividades cotidianas». Y el método es útil aunque haya pasado tiempo desde el accidente o enfermedad que provocó el daño cerebral. «La zona ciega no disminuye de tamaño. Es imposible porque el tratarse de neuronas muertas, a día de hoy, eso es imposible. Pero lo que sí recuperan siempre es habilidad visual en términos de velicidad de procesamiento visual». No obstante, «para evitar interpretaciones inexactas de la utilidad del entrenamiento y achacar al mismo recuperaciones naturales, los afectados no se incorporan al programa hasta que clínicamente se ha establecido tal pérdida como permanente», añade el doctor José Carlos Pastor.
El método permite recuperar el 57% de la capacidad perdidalo que permite normalizar su vida
Para evaluar los resultados citados, el equipo de investigación valoró la mejora de 20 pacientes entrenados con esta neurorehabilitación y otros tantos sometidos a las terapias habituales. De iguales edades, sexos y tipo de lesión y pérdida visual, por pares en definitiva, para poder valorar objetivamente los resultados. Con este programa mejoraron la velocidad de procesamiento en el citado 57% frente al 2% del resto con los tratamientos tradicionales.
Ese problema de carencias en el movimiento automático, espontáneo y coordinado de los ojos que posibilita al cerebro componer una imagen tridimensional perfecta, en la citada coordinación motora y la pérdida de atención visual, su suma «hace que la velocidad del procesamiento esté significativamente disminuida. Buscamos que muevan los ojos no la cabeza con este entrenamiento», destaca Mena, también doctora en Ciencias de la Visión de la Universidad de Valladolid.
Y esta reinterpretación del entorno visual es algo que permite la plasticidad del cerebro, que supone la capacidad adaptativa del sistema nervioso para minimizar los efectos de las lesiones a través de modificar su propia organización estructural y funcional.
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