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Desde hace días -en algunos casos semanas-, los taxistas antes de iniciar su jornada laboral hacen «el paseíllo», le gusta comentar a uno de los asociados de Radio Taxi Valladolid. El «paseíllo» -en un símil muy torero- convierte el primer servicio de la mañana en una visita obligada a un taller del barrio de La Victoria para cumplir con las normas de higiene de prevención contra el coronavirus.
Allí, los taxistas aparcan sus vehículos y esperan «la inyección de ozono», que permitirá desinfectar el coche para iniciar el trabajo de acuerdo a la normativa de salud.
Consejos y recomendaciones
Es Juan Carlos Fernández el que con un generador de este gas realiza las labores sanitarias, que hasta hace unos días formaban parte solo de la rutina de los más pulcros con sus automóviles, pero que con la llegada del Covid-19 se han extendido entre el parking automovilístico de los taxistas que siguen trabajando.
Juan Carlos conecta el aparato al sistema de refrigeración de taxi y espera durante varios minutos a que el ozono «haga su trabajo», antes de pasar al siguiente conductor, que ya espera pacientemente a la cola. «Ahora mismo solo damos este servicio y solo a personas que tienen que estar en la calle sí o sí por cuestiones de trabajo o porque tienen que ir al médico de forma periódica», refleja Juan Carlos, de Mimocar's.
El sector del taxi ha sido el primero en utilizar este método de esterilización, pero este proceso que Juan Carlos ahora cobra a cinco euros -«por los costes solo de la máquina- está abierto al resto de cuerpos de seguridad y públicos. «Si lo necesitan, aquí estamos para echar una mano en lo que haga falta», resume y deja constancia de la tarifa anterior en un cartel en el que se observa que el servicio tenía un coste de 25 euros.
El sector del taxi está considerado uno de los que responde a servicios mínimos en el caso de que la situación por la crisis del coronavirus pudiese ir a peor. Ante esa situación, y con más de un centenar de vehículos en las calles estos días «de momento», insisten desde las distintas asociaciones de movilidad, el Ayuntamiento de Valladolid ha intentado cerciorarse de que esos servicios mínimos funcionarán en el caso de necesidad. «Lo primero que hay que tener claro es que los taxis al final responden también ante el Ayuntamiento, es su competencia... Nos pueden exigir que haya un número determinado de vehículos trabajando», afirma el presidente de Radio Taxi Valladolid, Ángel Luis Lorenzo.
«De todas formas, nosotros ya contamos con mínimo siete compañeros que se han ofrecido para hacer este tipo de servicio. No sería en horario completo, sino por turnos, pero ya están apuntados», defiende Lorenzo. «El problema ahora mismo no está ahí. No van a faltar coces, porque movimiento hay muy poco. Las grandes empresas están cerradas y la gente, afortunadamente, está en sus casas, que es lo que tiene que hacer», indica.
El representante del sector, que cuenta con 376 licencias de las 474 de Valladolid, asegura que la facturación «está parada». «Pero no es algo que nos pase a nosotros, le pasa a todo el mundo, hoteles, hostelería, otras empresas... Nosotros estamos una hora y media o dos en las paradas para realizar un servicio», reconoce el presidente de Radio Taxi.
El foco del sector está ahora mismo en las medidas higiénicas. La mayoría de los asociados han optado por las inyecciones de ozono para blindar los vehículos, pero además desde el Consistorio se insistió en extremar las medidas de prevención.
La limpieza de las manillas de los vehículos o limitar el acceso a los coches a dos pasajeros -independientemente de su capacidad-, fueron algunas de las más importantes. «También se nos habló de mascarillas o de gel desinfectante, pero son ahora mismo bienes muy preciados que no encontramos», afirma Ángel. «Les pedimos a ellos, pero no tienen ni para sus trabajadores... Lo que sí que hemos cerrado un acuerdo con una empresa de Cabezón que nos va a hacer gel para todos los asociados», termina.
Con el coche arrancado y el generador conectado al vehículo, el usuario coloca el aire acondicionado en modo de recirculación y el ozono «circula» por el interior, «por todos los conductos» para eliminar los olores, pero lo fundamental estos días: bacterias y virus.
La ozonización es un método que cada vez se utiliza más en el día a día en los servicios de higiene. Por ejemplo, ya hay grandes ciudades que ya la han escogido en lugar de la cloración para plantas potabilizadoras de agua.
Este gas es un oxidante poderoso que disuelve la suciedad y los gérmenes, y luego se descompone y vuelve a su estado original: a oxígeno. «Ataca a los microorganismos y los destruye, y no aporta ninguna sustancia peligrosa al ambiente», explica el experto al ser preguntado por su uso contra virus como el Covid-19. «Como el ozono se descompone en oxígeno normal, se convierte en el único desinfectante y descontaminante que no contribuye a la contaminación química», concluye Juan Carlos.
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