19 investigados por ciberdelitos en Valladolid: de la estafa amorosa a las criptomonedas falsas

Precisamente esa es la cantidad que una organización criminal, que operaba en todo el país, ha estafado en los últimos meses con un 'modus operandi' similar. A principios de año llegaba a la Guardia Civil una denuncia en la que la víctima afirmaba haber invertido en una página web supuestamente dedicada a las criptomonedas y en las que completaba transferencias que alcanzaban los casi 10.000 euros.

La unidad especializada en ciberdelitos ahondó principalmente en ese número de cuenta donde la víctima mandó el dinero para certificar que existían otras transacciones de otros afectados. Durante las pesquisas, se determinó que la banda criminal publicaba anuncios en Internet para promocionar una supuesta empresa de inversión en criptomonedas con alta rentabilidad. Las víctimas, al hacer clic, eran redirigidas a un dominio falso donde finalmente enviaban el dinero.

Hasta el momento, el instituto armado ha contactado con 97 afectados, si bien no se descarta que ese número se amplíe al permanecer la investigación abierta. De igual modo, se han detenido a tres personas, dos en Valladolid y una en León, además de investigar a otras seis en localidades de Barcelona, Almería, Valladolid, Córdoba y Jaén.

Y de las criptomonedas a la estafa amorosa. Concretamente, la que sufrió una persona que denunció los hechos en el cuartel de Boecillo. En marzo de este año, la afectada puso en conocimiento de la Guardia Civil que contactó, a través de aplicaciones de mensajería, con «un hombre de origen francés y de buena apariencia física, a la par que atractivo». Ganó su confianza con sentimientos intensos y luego le pidió dinero con el pretexto de una herencia. La víctima, engañada, con el fin de recuperar su dinero, realizó varias transferencias a cuentas extranjeras y españolas para cubrir supuestamente los gastos de una herencia que recibiría finalmente el estafador.

En la trazabilidad del dinero se identificaron a tres personas en territorio nacional que blanqueaban los fondos obtenidos, casi 52.000 euros. Asimismo, se certificó que existían más víctimas.

En la tercera operación contra la ciberdelincuencia se emplearon las redes sociales para culminar el fin delictivo. Los estafadores, en esta ocasión, creaban perfiles falsos en redes sociales simulando ser una empresa de venta de enseres. Publicaban fotos de productos y un teléfono de contacto en el que las víctimas recibían las respuestas por una aplicación de mensajería instantánea por parte del ficticio dueño del negocio. Era ahí cuando los estafados enviaban el dinero para reservar los muebles.

Después de realizar el pago, con cantidades que oscilaban entre los 60 y los 6.000 euros, las víctimas nunca recibían el producto comprado y descubrían que el negocio era falso. Tras las denuncias, se abrieron varias líneas de investigación en las que se identificaron las cuentas bancarias usadas por los autores. La organización obtuvo un beneficio de más de 40.000 euros durante diez meses.

Las pesquisas continúan abiertas y hasta el momento la Guardia Civil ha detenido a cinco personas, tres en Valladolid y dos en Cabezón de Pisuerga. Otras dos personas han sido investigadas en la capital vallisoletana.

Ante las satisfactorias operaciones de la Benemérita, el coronel de la Guardia Civil, Andrés Velarde, y el subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales, han mostrado su preocupación ante la escala de ciberdelitos. Suponen ya el 30% de los mismos de todas las infracciones penales en la provincia, por lo que han insistido en poner en conocimiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado la estafa ante la posibilidad de paralizar el envío de dinero.

Aún así, tiene claro que muchas de las medidas de prevención son poner puertas al campo, si bien han insistido en tener todo tipo de cuidado con correos y mensajes que llegan a los terminales móviles y al ordenador.

Todos estos aspectos se analizarán este miércoles en la Escuela de Ingeniería Informática, donde la UVA y la Guardia Civil organizan una jornada de autoprotección ante ciberdelitos de 10 a 14 horas.