Valladolid

La Policía Nacional se apoya en la inteligencia artificial para luchar contra la pornografía infantil y las estafas

Son las dos caras de la moneda. Los malos se aprovechan de una tecnología que les facilita su trabajo, pero los buenos, dentro de un nuevo reto profesional, se agarran a ella para combatir principalmente la cibercriminalidad, sin obviar que esos algoritmos matemáticos sirven para esclarecer cualquier hecho delictivo. Para ello, la Policía Nacional cuenta con una División de reciente creación, la División de Operaciones y Transformación Digital. Al frente de la misma, Víctor Panizo, inspector jefe del Grupo de Ciberdelincuencia e Investigación Tenológica de la comisaría provincial de Valladolid, además de otros ocho policías especializados en la lucha contra la ciberdelincuencia.

Fue uno de los agentes que investigó y ahondó en pesquisas para que hace casi un año se llevara a cabo una operación para detener en la provincia vallisoletana a la primera persona, a nivel nacional, en crear pornografía infantil a través de la inteligencia artificial. La intervención policial dio la vuelta al país para poner de manifiesto el dilema ético de lo bueno y lo malo de la IA.

El detenido llevaba desde 2011 utilizando distintos programas de descargas, e incluso la red Tor, para obtener archivos de abusos a bebés y agresiones sexuales a niños de corta edad para crear material de abuso sexual infantil de extrema dureza. Los archivos, que causaron un gran impacto a los investigadores, representaban imágenes reales de niñas de muy corta edad siendo violadas y utilizando órganos y juguetes sexuales desproporcionados. «Utilizaba una IA, de licencia libre, que contaba con una base de miles de imágenes cogidas de Internet, así, por ejemplo, podría estar incluida una imagen de cualquier usuario. A continuación, daba la descripción de una imagen de lo que quería ver, una niña de tantos años... y la IA generaba pornografía infantil de acuerdo con las preferencias introducidas por el autor», detalla Panizo sobre el primer detenido en España por generar contenido pedófilo con inteligencia artificial.

La pornografía es un claro ejemplo de lo que la inteligencia artificial ha aportado al lado negativo de la balanza. No es el único porque principalmente ciberdelincuentes, con las estadísticas en el balance de criminalidad disparado en ese epígrafe, son los que más se aprovechan de esa nueva herramienta. El denominado 'phising' (técnica que busca el engaño a una víctima ganándose su confianza haciéndose pasar por una persona o empresa a través de correos y mensajes) se ha modernizado. Le han llegado esos parámetros para que el engaño sea más real. Ya no se perciben los errores gramaticales que antes saltaban a la vista. Y hasta se adapta el lenguaje dependiendo de la región a la que se manda. «Ahora ves campañas que son perfectas y adaptadas a un perfil determinado, incluso puedes dar instrucciones de nivel alto, a qué personas... Son ataques mucho más perfeccionados, tenemos que estar mucho más atentos», recalca Panizo.

Detrás de ellos crecen las 'deepfakes' (noticia falsa que a simple vista se ve que es real pero solo engaña). Su creación inundan las redes sociales. «Además, estamos teniendo muchas estafas a través de Internet. Se pueden generar por IA imágenes o vídeos que nos suplantan a los titulares de las cuentas. Es muy peligroso. Lo mismo ocurre con la voz. Tener a un interlocutor con la voz perfeccionada y que pueda parecer que es la voz de tu CEO puede ser muy peligroso», añade el inspector jefe de la Policía Nacional.

Pero, al igual que esa tecnología facilita la labor de los delincuentes, lo es también para los policías. Su revolución llegó con Internet y se ha amplificado con la inteligencia artificial. «Es algo nuevo y complejo, pero nos hemos ido adaptando. La IA es un reto y la Policía Nacional la está utilizando y ese es un mensaje de luz. Se ha creado una División para utilizar tanto en el ámbito de la ciberseguridad como en el de la ciberinteligencia las nuevas tecnologías, entre la que se encuentra la IA, con el fin de luchar de forma eficaz contra la criminalidad», agrega el agente.

Esa afirmación trasladada a lo práctico se escenifica con las ventajas que ha aportado la inteligencia artificial a los agentes. Se ha mejorado el reconocimiento facial en grabaciones. Es más fácil y hay más datos. «Ahora conseguimos poner nombre y apellidos a algunos de los sospechosos», prosigue.

Sucede algo similar con las huellas dactilares. Se profundiza y se investiga con algoritmos con resultados en las pesquisas. «No asusta, es un reto. Para la Policía todo es un reto. Lo que no tiene sentido es que algo que ya existe como es la IA, que nosotros la obviemos; lo que hay que hacer, como pasó con Internet, incluso podemos hacer un paralelismo, es tratar de adaptarnos y utilizar la IA para la lucha contra la cibercriminalidad. Es algo que se puede utilizar tanto para el bien como para el mal, como pasa con todo. Lo que no podemos es ponernos una venda en los ojos o ir contra ello», expone Víctor Panizo.

Y todos esos avances han traído también las dudas de hasta dónde tiene que llegar la inteligencia artificial, derivado en un dilema ético y en una más que posible regulación. «La Unión Europea ya estudia un reglamento (pactada recientemente en la que será la primera ley del mundo), pero si se ponen también muchas trabas a la IA, va a haber países como Estados Unidos que no las va a tener. Eso supondrá un mayor avance para las empresas, para favorecer su día a día en el trabajo, utilizar los algoritmos para tratar de simplificar un poco todas las operaciones. Si se ponen muchos impedimentos puede suponer que a lo mejor se pongan trabas al propio desarrollo de la inteligencia. Es controvertido, hasta dónde hay que regular», se pregunta el experto de la Policía Nacional de Valladolid, que tiene claro que sí que debe existir una regulación.

Preocupación en determinados sectores, aunque desde la unidad de Víctor Panizo lo tienen claro para ser una Policía del siglo XXI. «Sería un error estratégico ignorarla. No se puede obviar. Hay que utilizarla con un control. Evidentemente estamos sometidos a la ley de protección de datos, como cualquier organización, pero por supuesto se tiene que emplear para la lucha contra el crimen y la cibercriminalidad», continúa.

Y todo con la debida supervisión del factor humano. «Es necesaria una cierta regulación. Lo que estamos viendo con todos esos riesgos de la IA, es la puesta en peligro por ejemplo de los derechos de autor o que tú mismo veas que tu foto ha sido cogida de un perfil de una red social para ser introducida sin tu autorización en una gran base de datos y luego sea utilizada para generar pornografía infantil, pues a nadie le hace gracia», concluye.