Una «inmensa hoguera» redujo a escombros la Casa del Cordón de Valladolid en 1898

Nada se salvó de las llamas, que se atribuyeron a «alguna inconsciente maniobra de los alienados -era la terminología de la época-», si bien el grueso de los setecientos pacientes que se encontraban en sus estancias resultaron ilesos gracias a los gestos «heroicos» de la superiora del manicomio, sor Ángela, o y del concejal Manuel Carnicer, quienes no dudaron en acceder al edificio en llamas para sacar a uno de los residentes, al que encontraron escondido debajo de la cama de su habitación. Los dos primeros, según recoge la crónica de este diario, «hubieran sido víctimas de una muerte segura» de no ser por la acción del concejal». Un alumno de la Academia de Caballería, Julio Écija, se jugó también el tipo para rescatar a otro paciente del edificio en llamas.

La crónica del «terrible incendio» da fe de su magnitud en tanto que refiere de inicio que «ni las personas de edad avanzada recuerdan un suceso de tan índole» como el redujo a escombros la Casa del Cordón, un edificio con «una importante historia», que adquirió esta denominación por el «adorno que ostentaba en su fachada», un cordel labrado en piedra en honor de San Francisco de Asís.

Casi un siglo después, el 31 de agosto de 1993, otro incendio arrasó los almacenes de maderas y material de la construcción Siro García. Los Bomberos «emplearon 16 horas para sofocar las llamas» y más de cuarenta familias de tres edificios colindantes tuvieron que ser desalojadas, según recogió la crónica de este mismo diario 95 años después del incendio que devoró la Casa del Cordón, cuyos restos acaban de salir a relucir al inicio de las obras de construcción de un moderno bloque de 51 viviendas en el solar.