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Del coronavirus no están a salvo ni los miembros del comité de expertos que ha constituido la Junta para el asesoramiento frente al Covid-19 en Castilla y León, órgano técnico en el que abordar cuestiones que puedan plantearse en relación con esta situación asistencial y epidemiológica en la región. Para muestra, el caso del profesor de la UVa Ignacio Rosell, de 52 años, secretario de este comité y médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. «No he estado expuesto directamente a pacientes, pero en el comité me he reunido con muchos profesionales sanitarios», afirma Rosell, mientras al otro lado del teléfono se escucha aún una leve tos y una voz fatigada. Ingresó el pasado 27 de marzo en el Hospital Río Hortega infectado por el virus, y allí ha permanecido en cama hasta que ayer recibió el alta. «Estoy muy contento, pero voy como los astronautas, que con medio paso avanzan cuatro en la luna, solo que al revés», señala Rosell, que asegura que el virus «es una paliza, aunque soy de los afortunados porque no he estado en la UCI, pero sí he tenido neumonía y derrame pleural».
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El profesor de la UVA se aisló en su domicilio el pasado 19 de marzo, no se encontraba bien. Tenía escalofríos y tos, salí de mi trabajo en Sanidad, donde estoy 14 o 16 horas diarias, y le dije a mi mujer y mis hijos al llegar que me iba a encerrar. Soy médico, yo he hecho la hoja de protocolo de Sanidad y sabía que estaba contagiado, menos mal que mi familia no. Mi médico de cabecera me hizo seguimiento hasta que la fiebre me subió a más de 39 grados y respiraba mal, me dijo entonces que fuera al hospital», apunta Ignacio Rosell, que el día que ingresó «sentí miedo, aunque no se llegó a plantear el ingreso en UCI». «Respondí muy bien en principio al tratamiento, pero es un virus muy puñetero que genera una tormenta inmunitaria, una reacción que no puedes prever y por eso tuve que ingresar el 27 de marzo en el hospital», agrega.
Allí, en el centro hospitalario Río Hortega, a Rosell le impresionó mucho «oír a otros pacientes, pues he sentido que estaba del lado afortunado», aunque sí ha vivido difíciles momentos, en especial cuando supo de la muerte en el hospital Alcázar de San Juan de la joven médico zamorana Sara Bravo López, que fue alumna suya en la carrera, en la Facultad de Medicina.
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Carmen Barreiro
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