Montserrat Corrales, propietaria de 'El Escudo de Valladolid', muestra algunos de los capuchones que vende. Alberto Mingueza

Imanes, capuchones y vasos de chupito: los recuerdos que los turistas se llevan de Valladolid

Las dos únicas tiendas de souvenirs de la capital esperan mejorar las ventas en Semana Santa tras el parón de la pandemia

Domingo, 17 de abril 2022, 08:32

Las tiendas de souvenirs son un reclamo para los turistas que visitan las ciudades y en su interior buscan objetos con los que recordar sus viajes y las anécdotas vividas. Pero en Valladolid no es tan fácil encontrarlas y apenas quedan dos dedicadas únicamente a ... la venta de estas piezas. No existe una calle repleta de establecimientos con una variedad infinita de imanes, llaveros, abridores, mecheros o jarras, pero en 'El escudo de Valladolid' y en 'Artesanía Jorge Guillén' tienen clara su labor: permitir que todo aquel que acuda a la capital pueda llevarse un pedazo de la ciudad en forma de recuerdo.

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En estos paraísos para los más detallistas e, incluso, para coleccionistas, los turistas buscan algo que guardar y enseñar a su regreso. De Valladolid se llevan de todo y en los estantes de la tienda 'El Escudo' pueden encontrar cualquier objeto que se les pueda ocurrir, pero lo que más triunfa, según su propietaria Montserrat Corrales, son los imanes, dedales, postales y vasos de chupito. «Las ventas están flojas y desde navidades apenas ha remontado», explica. A su establecimiento, los turistas acuden buscando «lo más barato» y espera que la Semana Santa traiga más movimiento a la ciudad, época en la que lo que más se vende son los capuchones o cofraditos. El perfil del cliente que los demanda es muy variado, pero los niños son mayoría. «Son muchos los que vienen buscándolos y aquí tenemos dos tamaños de barro a precios muy económicos y los extranjeros los reclaman porque es lo que ven en las procesiones y les llama la atención», explica.

«Imanes, Capuchones y vasos de chupito son los recuerdos que se llevan los turistas que vienen de viaje a Valladolid»

Montserrat Corrales, propietaria de 'El Escudo de Valladolid'

La imagen de estos capuchones sorprende a los que entran en la tienda regentada por Jesús Muñumer, 'Artesanía Jorge Guillén', situada también en la calle Lencería de la capital. «Algunos entran y preguntan si son figuritas del Ku Klux Klan, pero cuando les explicamos que son los cofrades de las procesiones terminan por llevarse uno o dos de recuerdo», comenta. En su tienda, en la que los souvenirs de menor precio tienen mayor peso frente a las mantillas o a la pasamanería, los turistas buscan «imanes, llaveros y banderas de España». Ahora, en Semana Santa «se vende mucho todo lo que representa a las cofradías de Valladolid, desde los capuchoncitos hasta las insignias, aunque también compran las barajas temáticas de la festividad o de los Comuneros», asegura.

Algunos entran y preguntan si son figuritas del Ku Klux Klan, pero cuando les explciamos que son cofrades se llevan uno o dos«

Jesús Muñumer, propietario de 'Artesanía Jorge Guillén

Lo más típico

Los souvenirs más caros y con menor demanda durante todo el año ganan protagonismo en Semana Santa, como las mantillas o las peinetas. Montserrat asegura que los extranjeros se llevan muchos recuerdos típicos de España. «La ropa de procesión se vende a los cofrades que acuden buscando guantes o mantillas, pero también los de fuera eligen este tipo de recuerdo algo más caro de su visita a Valladolid».

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Jesús Muñumer, propietario de 'Artesanía Jorge Guillén', muestra los capuchones. A. Mingueza

Bolas de nieve, pines, castillos en miniatura o imanes de botellas de vino, lo más típico de nuestro país, tienen un protagonismo secundario pero mantienen un nivel firme de ventas. Pero a Jesús le sorprende que «la gente de Valladolid viene pidiendo cosas típicas porque muchos tienen imanes de sus viajes pero no de la ciudad en la que viven, además del pin del equipo de fútbol».

Con las ventas «algo más animadas» desde navidades ambos esperan que sigan subiendo ante la vuelta de turistas tras dos años de cara a Semana Santa. Confían, además, en que se agoten algunos imanes y los cofrades de barro, «como ocurría antes de la pandemia».

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