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Los datos siguen siendo preocupantes y aún muy al alza con respecto a los años prepandémicos y, desde luego, a lo deseable. La ideación, los intentos autolíticos e, incluso, el lograr quitarse la vida mantienen un peso demasiado importante en la asistencia de Salud Mental. ... Las conductas suicidas, en concreto, suponen una cuarta parte del total de las urgencias por Salud Mental. Son datos del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico de Valladolid sobre su área, la Este, aunque ofrecen una idea general del comportamiento de estas patologías.
La pandemia disparó los datos, especialmente en menores y jóvenes, hasta cuadruplicarse en el año 2022. Ahora «parece que empezamos a ver la luz y ya estos primeros cinco meses del año observamos un claro descenso de casos, hay un retorno a las cifras de referencia, las de 2019, aunque todavía son muy altas», explica el doctor Fernando Uribe Ladrón de Cegama, jefe del Servicio de Psiquiatría de este complejo asistencial.
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Una comparativa de los tres años claves para analizar el comportamiento de estos problemas de salud mental muestra tal tendencia. Así, de enero a mayo de 2019 (periodo comparable con el actual ejercicio) fueron 109 las urgencias por pensamientos o comportamientos autolíticos: 29 por ideación y 80 por conducta. Y fue desde el otoño de 2021 cuando los registros comienzan a ser testigos de un potente incremento, de forma que en 2022 se alcanzan las 204 urgencias: 50 por ideación y 154 por conducta. Explica el doctor Uribe la diferencia entre ambos conceptos, que sirven para clasificar este tipo de enfermedades. «La ideación son pensamientos, ideas de cómo quitarte la vida y las conductas engloban tanto los gestos autolesivos, el hacerse daño sin pretender matarse como los intentos y los logros», destaca. «Nosotros contamos con un registro del Servicio de Psiquiatría propio que nos permite gestionar las consultas preferentes cuando un paciente ha llegado por Urgencias. Así, los equipos de Salud Mental ven a sus pacientes y los citan», explica.
Los registros de Psiquiatría diferencian conductas e ideación, pero «dentro de las primeras no podemos distinguir las autolesiones de otro tipo de conductas. Además, a veces un paciente llega por depresión a la consulta y, además, tiene lesiones provocadas por él mismo, pero no queda codificado por esta causa. Y hay casos que ni llegan al médico, los menores se hacen cortes en los muslos o manos, utilizan como un punzón el bolígrafo o la capucha... y ocultan los rasguños o, incluso, heridas en la consulta. Buscan descargar su angustia emocional. Es una forma de liberar el malestar emocional, como si al pasar a ser un daño físico bloquearan el psicológico; pero no todos los casos llegan a detectarse. Esta infradiagnosticado probablemente, salvo los más graves. Evidentemente, hay que tratar la causa de este malestar emocional. Hay situaciones aún más complejas, por ejemplo se tragan una cuchilla voluntariamente. Hay un componente autolítico pero no es tal la intención ni el significado clínico».
Además, añade este especialista, «están los retos Tik Tok y otros. En ciertos perfiles de adolescentes asumen riesgos para lograr superar un reto. A esas edades tienen menos sensación de peligro y necesitan la aceptación del grupo. De forma que hacen lo que se les pida para integrarse y, en ocasiones, no se trata de autolesiones como tal, sino de cumplir con las reglas para entrar en ese grupo sea físico o virtual. Ser apreciado. De ahí también las violaciones grupales, o de menores, que vemos en las noticias. Lo que realmente les interesa es subirlo a las redes, mostrar lo que han hecho más que otra cosa. Es un problema de educación, pero en la familia, educar en valores. Nosotros de momento no tenemos este tipo de temas; pero sí casos de que se autolesionan porque se lo han visto hacer a otros», destaca el doctor Uribe.
Las situaciones son muy variadas, advierte el doctor Fernando Uribe. Por ello, es difícil conocer específicamente estos datos, pero lo que está claro es que, sobre todo en los adolescentes y adultos jóvenes, los problemas emocionales se incrementaron mucho con la pandemia. No solo la situación de incertidumbre y miedo a la enfermedad, sino las consecuencias económicas, el paro, los duelos... han provocado estos incrementos. Hay como una latencia. En 2020 preocupaba el coronavirus, la enfermedad, la supervivencia... sus repercusiones en salud mental vinieron luego. Es como una guerra, comienza a afectar emocionalmente cuando se cronifica, al principio de busca sobrevivir, luego llega lo demás. Por eso, no fue hasta finales de 2021 cuando comenzamos a ver esta alta casuística y claramente en 2022, pero parece que comienza a remitir».
El número 024 es un teléfono gratuito de atención a la conducta suicida, confidencial y accesible para personas con discapacidad. Estará disponible las 24 horas del día y los 365 días del año. El 717 003 717 es el de la Esperanza y el 900 20 20 10 es el de la Fundación ANAR para menores.
Los datos globales señalan, en cuanto a conductas suicidas en todas las edades, que en 2019 fueron 731, bajaron en 2020 a 559 para volver a subir en 2021, con 675, y alcanzar las 1.015 en 2022. Solo en un área, pero los incrementos son similares en otras zonas de salud. Y este 2023 apunta al descenso, «pero habrá que ver el año completo. En mayo, por ejemplo, ha repuntado, pero puede no significar nada, o sí...», añade el jefe de Psiquiatría delClínico.
Los datos ceden pero lo hacen en cuanto a las conductas, en torno al 15%, las autolesiones e intentos. Pero no así las ideaciones que, en realidad, aumentan.
En cuanto al peso de estos problemas con respecto al global de urgencias por salud mental, también decrece. En 2019 suponían el 20%, en 2022 pasan a acaparar el 28% y ahora se apunta a una bajada, están en el 24% en este momento.
En cuanto al perfil de los pacientes, el reparto por sexos no ha variado y se mantiene una prevalencia mucho más alta en mujeres que en hombres a lo largo de estos años, del 67% femenino frente al 33% masculino. En cuanto a las edades, la incidencia se mantiene parecida entre los mayores de 65 y es en adolescentes y jóvenes donde los datos se incrementaron. Entre los menores de edad, de los ocho casos que hubo en los primeros cinco meses del año de conductas suicidas se pasó a 31 el año pasado y a 18 en el actual. El grupo con un balance más pesimista es el comprendido entre dicha edad y los 64 años con 59, 106 y 101 casos cada año respectivamente y entre los mayores el recorrido es de 13, 17 y 15, similares cifras. Y en un descenso al detalle del colectivo más numeroso, los datos muestran como casi la mitas lo abarcan los jóvenes de 18 a 29 años con 20 en 2019; 40 casos en 2022 y 30 todavía en el presente ejercicio.
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