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maria bausela
Domingo, 10 de julio 2022, 00:01
Eduardo Cartas de Catemaco, Veracruz (México), se vino a Valladolid con su mujer, Rocío Carneros, donde crearon el restaurante Totol Naj, así como la Casa de México de Castilla y León.
Con la llegada de su hija decidieron venirse a nuestra ciudad, donde vive la ... familia de Rocío, debido a las facilidades que suponía para ellos el tener la posibilidad de que alguien cuide a su hija mientras ellos trabajan. Sin embargo Eduardo extrañaba los platos tradicionales de su país, muy diferentes a la comida mexicana a la que se ve en los restaurantes locales. Por ello decidieron crear Totol Naj para mostrar la realidad y la variedad de la comida mexicana tradicional. Para este paso contaron con un préstamo de Fiare, un banco de finanzas éticas, que les dieron por su condición de inmigrante.
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Cartas contaba que para su abuela y gente acostumbrada a la comida tradicional esos platos no son mexicanos, ellos están acostumbrados al tegogolos, la mojarra frita o en tachogobi, los topotes… y no a los burritos o fajitas. «A mi abuela le llevé una vez nachos y me preguntó si era comida para el gocho, le dije que no, que era para comer y me dijo 'pues eso cómetelo tú'». Su propuesta fue bien recibida y rápidamente vieron otra faceta que era poco conocida de la tierra mexicana, su riqueza cultural.
Aficionado de la música y la artesanía desde joven, Eduardo ve una falta de representación de la tradición de su país. «Hay mucha música en México, no sólo mariachis, también son, danzón, banda, cumbia mexicana…» Así, decidieron usar su espacio para mostrar otras facetas de su tierra mediante la Casa México de Castilla y León, en la que exponen y venden obras y productos de artistas y artesanos mexicanos.
Su principal objetivo es ser un escaparate en el que puedan mostrar su trabajo y al mismo tiempo tratar de mejorar la situación de la comunidad mexicana en Valladolid, creando redes de conexión que a veces son complicadas de establecer al estar en un país extranjero. De hecho, nos cuentan que muchos mexicanos acuden a su restaurante y les dicen que aquí no hay mexicanos, lo cual les motiva a tratar de ser ese nexo.
Cristina Lenic y sus padres, Alicia y Roberto Lenic, de Bucarest (Rumania) iniciaron su camino a España cuando Alicia y Roberto se mudaron a nuestro país hace 25 años, y 5 años después les siguió su hija. Se trasladaban de una ciudad a otra, primero Valencia, luego Palencia, para finalmente asentarse en Valladolid. A día de hoy son los gerentes de restaurante y bar Argales tras haberlo adquirido hace 4 años. Fue la madre quien comenzó a trabajar en el bar y después de que los dueños manifestaran que lo iban a dejar decidieron emprender el negocio.
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Ya contaban con experiencia en la dirección de un local al haber sido dueños de un restaurante en parquesol, por lo que acoplaron la carta según sus gustos, y comenzaron a levantar el negocio. Entre su carta de vez en cuando se pueden encontrar platos tradicionales de Rumania como sarmale, musaka que han tenido buena acogida entre los clientes comunes del establecimiento. Así tratan de incorporar un poco de sus raíces en su negocio, a pesar de que saben que es complicado encontrar un hueco para la oferta de una gastronomía tan diferente. «No creo que a ningún español se le ocurra un día decir 'ay, me apetece comida rumana'». Esta barrera cultural, así como la falta de ayudas para extranjeros, hacen difícil establecer negocios tradicionales porque falta demanda local.
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