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Amen entra en una de las furgonetas para iniciar la jornada recogiendo huevos. Rodrigo Jiménez
El improvisado punto de encuentro de los temporeros en Valladolid cumple diez años

El improvisado punto de encuentro de los temporeros en Valladolid cumple diez años

Decenas de trabajadores parten todas las mañanas desde la plaza del Carmen para iniciar labores en el campo

Álvaro Muñoz

Valladolid

Domingo, 10 de julio 2022, 00:01

A las 6:00 horas de cualquier día de verano en la plaza del Carmen, en Las Delicias, solo se ven sombreros de paja y gorras para protegerse del sol. A esas horas, los rayos tan solo se intuyen en el horizonte, pero esos elementos de protección serán imprescindibles a las pocas horas y a varios kilómetros de ese improvisado, pero efectivo, punto de encuentro. Y aunque prácticamente no se sepa

Desde la plaza del Carmen parten todos los días decenas de temporeros, que son recogidos por furgonetas para ser trasladados al campo e iniciar los trabajos con el sol 'cogiendo altura'. En los últimos años, según apuntan vecinos de la zona, esa quedada se ha convertido en tradición. Como si del intercambio de cromos de los domingos en plaza España se tratara.

Durante dos horas, entre las 6 y las 8, el goteo de personas y furgonetas es incesante. «Hoy hay menos gente de lo normal, pero al otro lado de la gasolinera siempre hay una hilera de hasta 15 personas que esperan a ser recogidos. Se ven muchos vehículos que llegan, abren sus puertas y ponen rumbo a la carretera. La plaza del Carmen, logísticamente, es un buen punto para alcanzar las conexiones por autovías», apunta una empleada de un negocio que abre a primera hora todos los días y que prefiere no desvelar su nombre.

Porque realmente todas las jornadas hay temporeros. En estas fechas, se centran principalmente en la recogida del ajo, por lo que muchos van hasta la zona de Portillo, y de la fresa, que obliga a desplazamientos hasta Chañe. «Depende de la época del año, pero deben abarcar todo tipo de trabajos en el campo y de varias provincias», añade.

Tres temporeros, cerca de la plaza del Carmen antes de ser recogidos para iniciar los trabajos. Rodrigo Jiménez

Unas actividades que se entremezclan con un trabajo fijo durante todo el año: lo que rodea a las gallinas. De hecho, estos días la recogida de huevos centra el grueso de la jornada. La mayoría de los que se encuentran apostados en ambos lados de las aceras viajan hasta varios puntos de la geografía regional para ese fin. Es el caso de tres personas, que aguardaban pacientemente a la llegada de un vehículo. No quieren hablar con los medios de comunicación por idioma y por desconocer si su testimonio podría implicar algún efecto en su trabajo y tan solo se limitan a afirmar que «hoy nos toca coger huevos», añaden antes de dar la espalda en una madrugada que no supera los 15 grados.

Eso a las 6:30 horas. A las 7:00 horas, a escasos metros, se encuentra, con chanclas y capucha, Amen. Accede a dar su nombre sin puntualizar su país de procedencia ni el apellido. Con las manos en los bolsillos cuenta su pequeña historia que le ha llevado a Las Delicias hace tres meses. «He estado mucho tiempo en Alicante y se abrió la opción de venirme a Valladolid con un contrato. No me lo pensé. Trabajo en el campo y me gusta. Recojo huevos y depende del día vamos a un destino o a otro. No solo vamos a la provincia, hay muchos días que acudimos hasta Zaragoza o Navarra. Otros, en cambio, nos acercamos a Zamora o Palencia», relata Amen, que solo busca lo mejor para él.

«Todos buscamos algo mejor»

«Tengo buenas condiciones laborales. Descanso los sábados y los domingos. Completo una jornada establecida y sé cuándo libro. Estoy a gusto en este trabajo, pero está claro que si me ofrecen algo mejor en otro punto, me iré. Todos buscamos siempre algo mejor», continúa desde la plaza del Carmen.

En ese punto de inicio de jornada laboral, se juntan diariamente decenas de personas. Amigos muchos de ellos, que rematan el día de trabajo en las terrazas de la zona a partir de las 18:00 horas. Allí se juntan de nuevo después de doblar el lomo durante, normalmente, ocho horas.

Está el caso de Amen, con permiso de trabajo y un contrato debajo del brazo, pero el halo de que los temporeros rozan la ilegalidad laboral sobrevuela en Las Delicias. «Muchos tienen una situación regulada, pero con otros casos no sucede lo mismo. Se vive lo que se ha conocido siempre de los inmigrantes que trabajan en el campo. Hay dos realidades y las dos se ven en la plaza del Carmen. Unos tienen contrato, otros, no», concluye una madrugadora trabajadora de la zona.

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