![El Hospital Río Hortega implanta la vacunación gratuita para alérgicos a avispas y abejas](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202112/18/media/cortadas/al-kXl-U160298773787wrE-1248x770@El%20Norte.jpg)
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«Trabajamos con abejas. Trabajamos con veneno». Así presentaba ayer el presidente de la asociación de apicultores, Aprova, Miguel Martínez, una jornada en el Río Hortega sobre alergias a propóleos e himenópteros. Y es que la picadura de una avispa o una abeja puede ... llegar incluso a provocar la muerte. Cada año se producen tres o cuatro fallecimientos en España por esta causa, dado que, en realidad, el tóxico que inyectan con su picadura es el mismo de la cobra, aunque tan solo liberan entre 1,7 y 5 microgramos; pero pueden realizar varias picaduras seguidas o ser muchos los insectos –si por ejemplo se pisa una colmena– los que ataquen a la vez. El 3% de la población sufre reacciones serias al veneno y suponen casi el 6% de las consultas de Alergología en el Río Hortega, hospital de referencia para todo Valladolid. Fueron 253 los pacientes que pasaron por el servicio por esta causa en 2020. Son datos que repasó la jefa de Alergología, Alicia Armentia, en una jornada destinada fundamentalmente a los apicultores dada la naturaleza de su trabajo. Estos profesionales viven bajo esta amenaza. Algunos desarrollan tolerancia tras recibir picaduras y otros, lo contrario, hipersensibilidad. Y no solo ellos sino sus familiares y amigos que acuden a visitar las colmenas o cualquier persona que simplemente vaya al campo, corren el riesgo de ser una víctima de estos himenópteros. «El 30% de los pacientes con una reacción sistémica leve sufrirán una más grave y el 50% con una grave, una anafilaxia», precisó la doctora Armentia, también catedrática de la especialidad. Y, añadió, «aumentan el riesgo de padecer una reacción muy grave por abeja el ser varón, mayor de 16 años, agricultor, con más de cinco picaduras en los últimos cuatro años y familiar de apicultor. Para que cause la muerte por toxicidad son necesarias 500 picaduras en adultos y 50 en niños».
Actualmente, las personas con hipersensibilidad a avispas o abejas apenas se someten a tratamiento aunque sepan que son alérgicas a este veneno. Algunas incluso se han visto obligadas a abandonar la profesión. Las menos se pagan unos tratamientos de mantenimiento de entre 500 y 600 euros al año.
El Río Hortega acaba de implantar la vacunación gratuita para las personas con alergia a este veneno. Requiere que el caso se diagnostique y documente clínicamente y, además de no tener coste para el paciente, requieren menos dosis y molestias para las personas afectadas. Un 50% menos de visitas al hospital. Inicialmente tendrán que acudir al mismo cada seis u ocho semanas durante una media hora, durante cuatro o cinco años y después ya se quedarán protegidos sin nuevas dosis.
Por su parte, Rosendo Almendros, del Servicio de Farmacia del hospital, explicó que Alutard SQ Apis Vespula, «es la primera inmunoterapia de uso hospitalario dado que requiere vigilancia» para el tratamiento del paciente alérgico». Explicó que el Ministerio de Sanidad autorizó este uso hace ahora un año y que implica «calidad y garantías».
El propóleo es una cera producida por las abejas a partir de las resinas de los árboles. Lo usan para defender sus colmenas contra los virus y las bacterias, ya que actúa como antiséptico, antiviral y antinflamatorio. Para facilitar la conservación de frutas, para mantener su hidratación, se emplean biopelículas de propóleos que causan malestar a los alérgicos y hasta ahora no se habían descubierto porque se hacían las pruebas con la fruta, no con su 'envoltorio'. El Río Hortega ha descubierto la relación de malestares estomacales y reacciones de hipersensiblidad con estas cubiertas. Según explica la doctora Armentia, «hemos encontrado 33 pacientes con síntomas relacionados con frutas y verduras con pruebas cutáneas y anticuerpos negativas a su pulpa y positivas a propóleos. La clínica más frecuente ha sido la dispepsia (dolor abdominal, flatulencias, náuseas y diarrea) en un 45% de los pacientes, asociada a urticaria en un 42%, anafilaxia 40%, asma 18%, dermatitis de contacto y esofagitis 9% y síndrome de picor oral 3%».
Asimismo, «todos los pacientes apicultores seleccionados por reacciones graves a veneno de abeja (anafilaxia un 70%, tenían pruebas positivas a propóleos. Además de los apicultores, otras profesiones de riesgo por su manejo son los dentistas y fabricantes de instrumentos».
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