La hija del fallecido en Olmedo por coronavirus: «Estamos hundidos por no haber podido despedirnos de mi padre»

Añadido al profundo dolor que causa la pérdida de un ser querido, la familia de Jesús Herrero Muñoz, un hombre de 80 años vecino de Olmedo que falleció este viernes por la mañana en el Hospital de Medina del Campo víctima del coronavirus, siente la angustia de no haber podido ni siquiera despedirse de su familiar. Las medidas sanitarias decretadas para hacer frente a la pandemia les han impedido acompañar a dar sepultura a los restos mortales de su difunto, que fue inhumado en el cementerio de la localidad con la presencia solo de operarios del camposanto y de los servicios funerarios. Muy triste, muy duro de encajar, imposible de olvidar.

Jesús Herrero Muñoz era un transportista jubilado ya desde hacía dos décadas y muy popular en la villa del caballero, donde se le conocía como 'Manolo', que así comenzó a llamarle su abuela, aunque eligiese para él el nombre de Jesús. También se le conocía por 'Peluco', por el mote que tiene su familia, 'Los Pelucos'. «No sé si es por el pelo, o por los relojes», comentaba ayer con serenidad escalofriante su hija Conchi, de 40 años, rota pero recompuestos sus añicos para tratar de arropar a su madre, Goya, de 76 años, y a su hermano Javier, aislados los tres, cada uno en una habitación, en el domicilio familiar, situado en el número 13 de la carretera a Medina, frente al Cuartel de la Guardia Civil y la plaza de toros. No tienen síntomas del virus, pero les quedan todavía doce días para poder salir de su confinamiento e ir a llorar a la tumba de su padre y marido junto a Jesu, el otro hijo del fallecido, empleado municipal en Olmedo y que pasa por igual situación en su domicilio, donde se ha encargado de los trámites por teléfono.

«Igual hablamos quince veces con él al día», asegura Conchi, que de vez en cuando sale de su habitación con la mascarilla y los guantes y se da «una vuelta para ver qué hace mi madre». «Me dice que está mal por lo de mi padre, pero que de lo otro, del virus, que está genial. No tenemos ninguno síntomas, de momento», afirma Conchi, que se encarga del bar del pabellón de Olmedo.

«Mi padre se puso malo con los bronquios el domingo, e ingresó la noche del jueves en el Hospital de Medina del Campo», señala Conchi. Jesús Herrero Muñoz murió ayer por la mañana, y su familia recibió la noticia por teléfono.

«La médica me dejaba verle, pero a doscientos metros y con mascarilla y con guantes, porque estaba todo infectado de virus. Ya tendré tiempo de bajar al cementerio a despedir a mi padre. Ahora lo más importante es mi madre, yo quiero que ella me vea tranquila, y mi hermano; tenemos todavía por delante doce días de cuarentena y estamos hundidos porque el palo ha sido muy fuerte, pero tengo que estar relajada. Si no me lo tomo así, me muero. Cuando pienso en mi padre, que ha muerto solo, se me cae el alma a los pies», apunta Conchi. «Nos duele mucho no haber podido ir al entierro porque es mi padre, pero son las medidas sanitarias y ya no podemos hacer nada por él. Primero estamos nosotros, mi madre, mis hermanos y yo, y luego toda la gente del pueblo», apostilla la hija de 'Manolo', muy conocido en el barrio del Chamorro de Olmedo.

«Lo peor va a ser cuando podamos salir a la calle e ir al cementerio, allí nos daremos cuenta de la realidad. La gente se cree que no se va a contagiar con el coronavirus, que eso no les va a tocar, pero toca», añade Conchi, que solo tiene palabras de agradecimiento para sus vecinos.

«La gente del pueblo se ha volcado con nosotros, se está preocupando mucho por la familia. No dejo de recibir 'whastapps', pero no puedo contestar a todos, me agobio», apostilla la hija del 'Peluco' al otro lado del teléfono en el domicilio familiar, un hogar cercado por el coronavirus, que ha hecho de su vida una celda de la que no poder salir ni para dar el último adiós al progenitor, ni en el hospital ni en el cementerio. Todo Olmedo sufre con ellos por la pérdida de Jesús Herrero Muñoz, 'Manolo', en cuya memoria el párroco José Ramón celebró este viernes una misa a puerta cerrada en la iglesia de Santa María.