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Diez años han pasado desde ese fatídico 24 de julio de 2013. Día en el que el Alvia, que completaba el trayecto Madrid-Ferrol, descarriló en Angrois, a tres kilómetros de la estación de Santiago de Compostela. (0 personas fallecieron tras el accidente, once ... de ellas naturales de Castilla y León. Entre las víctimas se encontraba Manuel Sierra de 40 años, que esa jornada se subió a un tren en Valladolid para trasladarse a Medina del Campo y enlazar con el tren destino Galicia.
Diez años de una herida abierta que aún recuerda uno de sus cuatro hermanos, Francisco Sierra. A la cabeza se le vienen, con la voz entrecortada, las últimas palabras que le dijo ese 24 de julio. «Me acerqué para despedirle en Valladolid y solo pude decirle un 'hasta luego, Manolo'», rememora un decenio después Francisco en Valladolid. A partir de ese momento aún recuerda cada paso que dio esos días. «Recibimos la noticia por la televisión. Mis padres y mis hermanos se trasladaron hasta Santiago y yo me quedé en Valladolid por si se precisaba algo desde aquí. No llegué hasta el día siguiente a las 15:00 horas. Faltó mucha información y el proceso fue mejorable. En la radio se llegó a decir que estaban identificados todos los heridos. Si no te habían comunicado que tu familiar estaba herido, era uno de los fallecidos. Ahí supe que mi hermano había fallecido. Llegué al edificio donde estaban mis padres y ellos aún no lo sabían. No me atreví a decírselo. Fue duro, pero lo fue más el trato recibido por las administraciones», continúa.
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Y desde entonces sigue con una lucha que consiste en que se «sepa la verdad», a pesar de que el juicio para depurar responsabilidades ha quedado visto para sentencia recientemente. «Diez años es muchísimo tiempo. Habrá sentencia, pero no habrá justicia. No habrá justicia para muchos familiares de víctimas que han fallecido en este tiempo. Mi madre ya no está y no verá la sentencia de la muerte de su hijo», añade Francisco, uno de los familiares que habló durante el reciente acto celebrado en Santiago por el trágico suceso.
Francisco Sierra
Hermano de un fallecido en el accidente del Alvia
Un discurso que recrea en Valladolid días después para pedir que se sepa la verdad. «Ese será el primer paso para que tengamos justicia y poder cerrar las heridas. Nosotros hemos investigado por nuestra cuenta a través de la plataforma Víctimas Alvia 04155. Y esa la han ratificado los peritos independientes. Es necesaria que esa verdad se vea en la sentencia», agrega.
Porque durante todo ese tiempo, agrega, «nadie nos ha pedido perdón». Esa es una de las respuestas que aún les queda desde el inicio de esa pesadilla. «Las respuestas que lleguen ahora nos dan igual. Si el día de mañana llega un político a pedir perdón, será algo forzado por las circunstancias. Ya no será un acto natural. No hemos tenido ceses. La gente se jubila, desaparece... Por eso la sentencia es importante», manifiesta Francisco Sierra.
Diez años después de esta tragedia, las familias de las víctimas se agarran a esa futura sentencia. Es su esperanza, a pesar de que no han estado del todo satisfechos con el proceso al quedar únicamente como acusado, por parte de la Fiscalía, el maquinista del Alvia. Precisamente el fiscal retiró su acusación contra el exdirector de seguridad de Adif. En un principio, pedían para él cuatro años de cárcel, pero argumentó que Andrés Cortabitarte no incumplió la normativa y que la línea ferroviaria seguía las medidas de seguridad. «Es necesario que la jueza refleje esos incumplimientos por parte de Adif: la desconexión del sistema de seguridad sin análisis de riesgo. Es necesario que quede negro sobre blanco y poder avanzar y tener esa reparación moral para saber que todo no estaba bien. No fue solo el despiste de una persona. Sucede porque se hace mal durante mucho tiempo para llegar a un accidente de ese tipo», continúa, a la par que incide en que no se han cobrado responsabilidades profesionales en estos diez años.
«Pedimos unas responsabilidades profesionales de aquellos que tomaron las decisiones de inaugurar una línea, cuyo proyecto no estaba finalizado; de poner un tren que no cumplía con las normas de seguridad; de desconectar el sistema... Fue una cadena de decisiones y todos los implicados han sido ascendidos. La ministra Ana Pastor pasó a ser presidenta del Congreso. El ministro Pepe Blanco, quien inauguró la línea, ascendió a eurodiputado. Rafael Catalá, que era quien hacía las visitas y era el Secretario General de Infraestructuras, fue ascendido a ministro de Justicia: Julio Gómez-Pomar, que era el presidente de Renfe ascendió a secretario general de Infraestructuras. Todos fueron premiados. Tanto PP y PSOE se han visto involucrados en la construcción de la línea y en la gestión del accidente. Han hecho un pacto de silencio. En el primer aniversario del accidente, Alberto Núñez Feijóo (presidente de la Xunta de Galicia en el momento del accidente) lo hizo coincidir con la festividad de la región y así dar unas medallas. La asociación de vecinos de Angrois dijo que no la querían y las víctimas pedimos, por favor, que no nos utilizaran políticamente», lamenta Francisco Sierra y miembro activo de una plataforma que ha servido para seguir luchando.
«Había sospechas en una línea que llevaba un año funcionando y que había costado tres mil millones de euros. La plataforma ha servido para canalizar y la que luchó en Europa para que la investigación no quedase solo con la imputación del maquinista. Emitieron un informe durísimo», prosigue.
El testimonio de Francisco Sierra, que habla en nombre de sus otros tres hermanos y de su padre, no es el único desde tierras vallisoletanas. Elena San José, superviviente del accidente, sigue inmersa en esa lucha desde entonces. «Es muy costoso a nivel psicológico porque hay un daño moral que hay que sobreponer. Ellos han perdido a un hijo o a un hermano y los que íbamos en el tren tenemos nuestras secuelas. Luchamos contra viento y marea para solucionar un asunto estancado», lamenta.
Nombres propios a los que se suma otros afectados como Ana Piquero, vallisoletana superviviente, o la de los padres del segoviano Curro, fallecido en el viaje. También los familiares de Juan Manuel de Diego Bajón, el otro vallisoletano muerto en el accidente. «Por los menos la jueza ha tenido que escuchar a todas las víctimas durante el juicio. No nos queda otra que confiar en la justicia», concluye Francisco Sierra.
Cualquier acción rutinaria que después comprobamos -apagar luces, cerrar puertas- nos recuerda que nos podemos equivocar, que el ser humano no es infalible y que no se puede dejar la vida de 250 personas dependiendo de que un hombre a 200 km/h no se equivoque nunca. Por simple que sea la labor, un día nos equivocamos.
Javier Suárez y Adela Álvarez, abogados del estado, lamentaban profundamente que la Administración a veces se muestre distante y carente de empatía, ya que las personas no son así. Yo lamento profundamente que se equivoquen tanto. La Administración está compuesta por personas.
Está compuesta también de normativa, que establece la obligatoriedad del análisis de riesgos previo a la puesta en servicio de una línea, y estructura, que fija esa competencia y responsabilidad en la Dirección de Seguridad en la Circulación de Adif. Pero no voy por ahí.
La Administración está compuesta por personas con capacidad para actuar. Es una persona la que tras la tragedia dice que el accidente no es de alta velocidad y lo importante es que España no se vea excluida de adjudicaciones internacionales.
Son personas las que filtraron la grabación del maquinista, convenientemente recortada para confundir a la opinión pública. Son personas las que no remitían la documentación requerida por el juzgado. Son personas quienes aportaron a la causa unas reglas de ingeniería que no eran las de aplicación, porque las de aplicación no les convenían. ¿Error inocente? Algunos errores inocentes de Adif cuestan la vida a personas, aquí sí, inocentes Son personas las que desde la Fiscalía de Antonio Roma y Mario Piñeiro han hecho un trabajo que ha servido únicamente para defender a Adif. Garzón se acusaba solo. ¿Para qué sirve ser funcionario, y por tanto inamovible en el puesto de trabajo, si no es para poder actuar con autonomía e integridad?
Fuertes con los débiles, sumisos con los poderosos.
Personas que toman decisiones. Desde el principio y hasta que se dicte sentencia, personas. Personas con cosas en común, también con nosotros: A todos nos tuvieron que repetir que no había señal de reducción de velocidad en vía, porque a la primera no nos lo creímos. Lo mismo cuando nos dijeron que había un sistema de seguridad pero llevaba un año desconectado. Nadie hubiese permitido a sus hijos viajar así.
Cinismo no es tener una opinión u otra. Cinismo es defender que la baliza que Adif instaló tras el accidente, para que no se pudiese repetir, hubiese sido peligroso instalarla antes porque podía fallar.
¿Adecuada después pero peligrosa antes? ¿No se analizó el riesgo pero sí los riesgos que implicaban las medidas de control de ese riesgo que no se había analizado? ¿Se descartaron medidas de control de ese riesgo que no se había analizado, pese a no haberse analizado, porque eran más peligrosas que no hacer nada? Y «la línea era 100% segura»...
Pero se trata de aprender, para que nadie más muera en las vías ni pase por lo que nos han hecho pasar. Benjamin Franklin dijo «Cuéntame y olvido; enséñame y recuerdo; implícame y aprendo».
A nosotros nos han implicado y hemos aprendido cosas que no necesitábamos saber. Adif no puede salir del juicio como si no fuese con él la cosa. Se le debe implicar, para que este juicio 10 años después haya servido para algo, para que no quede como que todo estaba bien, para que no se vuelva a inaugurar una línea que no sea realmente segura, para que ninguna persona firme lo que no debe, por presiones, soberbia o incompetencia, actuando bajo el paraguas de «la Administración».
Implícame y aprendo.
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