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Larga, tensa y complicada noche para los vecinos de la calle Juan García Hortelano del barrio de Parquesol. Apenas han dormido y desde primera hora de esta mañana, las puertas de los bloques 16,18 y 20 de esa calle se han convertido en punto ... de encuentro de varios vecinos que se reunían en corrillos. Con el susto aún en el cuerpo, primero agradecían lo más importante «que no le ha pasado nada a nadie» para acto seguido preguntar por el estado de sus coches.
Aunque aún no pueden saber hasta qué punto han resultado afectados sus vehículos después del incendio que se produjo poco después de las tres y cuarto de la madrugada de este 2 de enero en la segunda planta del garaje que da cobijo a unos 130 coches -aunque según las primeras valoraciones de los vecinos un total de 50 vehículos, los que aproximadamente están en la segunda planta del garaje, deben permanecer en el interior-.
José Luis espinilla
Vecino del bloque afectado
Pese a que el incendio se declaró, por motivos que serán investigados, en la parte más baja de un bloque de nueve alturas fue el vecino del séptimo piso del bloque 18 (uno de los más afectados por el humo) el que dio la voz de alarma. «Gracias a que el hombre estaba viendo una película en ese momento y se percató de que salía humo por los halógenos y los enchufes de su casa. Podía haber sido una ratonera», asegura José Luis Espinilla, un vecino también del séptimo del número 18.
Hasta el lugar se desplazaron seis camiones de Bomberos, que actuaron en la zona durante unas cuatro horas (entre las 03:20 horas que se recibió el aviso y las 7:30 que llegaron al parque). No obstante, una hora después, sobre las ocho y media de la mañana, tres dotaciones regresaron a Juan García Hortelano para realizar una comprobación, pues un vecino alertaba de que salía humo por un sumidero, quedando todo en un susto.
«Me dan ganas de llorar», dice al observar desde fuera el estado del garaje y del portal, que presenta un aspecto de paredes ennegrecidas y un fortísimo olor a plástico y cables quemados. Porque en realidad los servicios de extinción de incendios no tuvieron que sofocar llamas, al estar bien cerrado el garaje el fuego se ahogó y se apagó solo. «Eso sí, el humo era impresionante, salían los bomberos pese a las caretas y los cascos con la cara negra, no podían aguantar casi nada en el garaje y se iban dando relevos, estaban sudando. Han trabajado como perros y en la calle había un reguero de bombonas de oxígeno que iban usando», dice Espinilla en agradecimiento a la labor de los efectivos.
ELSA MÉNDEZ
Vecina del bloque
Este vecino se enteró sobresaltado poco después de las tres y media de la madrugada. «Tocó al telefonillo la policía local y aunque nos intentó tranquilizar nos dijo que sería mejor que saliésemos a la calle», explica. Y así lo hizo, con lo puesto y con la cazadora encima del pijama coincidió en la calle con otros treinta vecinos y varias mascotas. «Han sido momentos de muchos nervios, hemos estado hasta las siete o así en la calle y luego ya hemos vuelto para casa», afirma aún con el susto en el cuerpo.
Algunos vecinos bajaron a la calle por recomendación de policía y bomberos, a otros les dieron el aviso y, tras despertarlos, les aconsejaron que cerrasen la puerta y ventilasen el interior pero permanecieran en sus viviendas como le ha sucedido a Sonia Hernández, del cuarto.
«Yo escuché la puerta a las cinco de la mañana y no das crédito cuando los bomberos empiezan a aporrear tu puerta hasta que reaccionas. Ha sido de película ver el ir y venir de bomberos por el rellano y ver a los vecinos que salían con la nariz negra por el humo. Un susto tremendo», añade Elsa Méndez, del cuarto.
Al corrillo donde se encuentra junto a Sonia, Luis y José Luis se sumaba esta mañana Eduardo Sánchez, uno de los tres vecinos más afectados por el incendio del garaje. Con cara de circunstancia, el vecino del primero les decía a los demás que se había enterado pasadas las nueve y media de la mañana y les anunciaba además que su coche «está calcinado entero». Se refiere a su Volkswagen Tiguan, que ha sido pasto de las llamas durante la madrugada, junto al Suzuki Vitara y al Renault Megane. Los tres vehículos han quedado completamente destrozados. «Y veremos a ver cómo está la moto», dice casi sin dar crédito a lo que ha pasado.
Luis Brizuela
Vecino afectado
El nerviosismo es evidente entre los vecinos de los tres bloques que tratan de valorar los daños horas después del incendio que desde esta madrugada prohíbe el acceso al garaje. Por si quedara alguna duda, el acceso desde el portal está precintado y, pese a que las puertas están abiertas para ventilar, varios carteles informan de la situación. «Prohibido acceder al garaje hasta nuevo aviso. Peligro por desprendimiento de cascotes».
Entre el ir y venir constante de los vecinos que tratan de darse ánimos entre ellos, algunos residentes aseguran que aún están cayendo restos del techo. «Se han caído cascotes y bovedillas. Hay conductos de ventilación que se han desprendido. Un desastre», dice Luis Brizuela, vecino del segundo del bloque 18.
A su Peugeot 308 no le ha afectado el fuego de forma directa, pero como a decenas de vehículos estacionados en el parking vecinal con capacidad para unas 130 plazas, «al saltar los cascotes han roto el parabrisas y ahora habrá que ver la temperatura que ha cogido el garaje y cómo ha afectado eso a los plásticos, a los filtros o al interior de los vehículos de todos», explica Brizuela.
A falta de determinar las causas y el por qué de este incendio, que ha puesto en alerta a los vecinos de la calle Juan García Hortelano, conforme avanza la mañana tratan de animarse porque nadie haya resultado intoxicado y se consuelan con la idea de que podía haber sido peor, aunque poco a poco se van haciendo a la idea del alcance del incendio. Por eso, quieren conocer cuanto antes cuándo podrán sacar sus coches del garaje y cuándo podrán determinar el estado en el que han quedado.
Por ahora, los vehículos permanecen estacionados en un garaje teñido de negro, que desprende un fortísimo olor a quemado, con cascotes sobre los vehículos, partes del techo desprendidas, conductos de ventilación y sistemas de cableado completamente inservible.
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