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La periodista Mónica García durante su exposición

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La periodista Mónica García durante su exposición Rodrigo Jiménez
Mónica García Prieto, periodista freelance

«Las guerras son un fracaso del sistema internacional»

VI Encuentro Internacional de Periodismo Miguel Delibes ·

La periodista Mónica García Prieto reflexionó sobre la ética periodística y el papel del corresponsal en conflictos armados

Laura Negro

Valladolid

Jueves, 17 de octubre 2024, 14:02

La periodista freelance Mónica García Prieto (Badajoz, 1974) fue otra de las protagonistas el IV Congreso de Periodismo Miguel Delibes, organizado por El Norte de Castilla. Esta profesional compartió ante un atento público, su vasta experiencia como corresponsal internacional y su dedicación a la denuncia de los abusos a los derechos humanos en zonas de conflicto. La suya, es una vida dedicada a la verdad en tiempos de guerra.

García Prieto lleva más de dos décadas recorriendo el mundo para contar las historias de quienes sufren en las sombras de la violencia extrema. Durante su intervención, detalló cómo su labor como reportera la ha llevado a cubrir los mayores conflictos bélicos del siglo XXI, desde Oriente Próximo hasta el Sureste Asiático y China. «Los periodistas no deberíamos hablar de nosotros mismos, sino poner el foco en las personas que padecen estas situaciones», afirmó al principio de su exposición.

Contó que desde muy joven soñaba con ser reportera, con ver la historia con sus propios ojos y contribuir a un mundo mejor y más justo. Sin embargo, 30 años después, descubrió que «el sistema no nos lo permite». Su carrera comenzó en 1995 con colaboraciones en Onda Cero, CBS Telenoticias y CNN en Español, en destinos como Chechenia, Roma y Moscú, pero fue su incorporación al diario El Mundo la que consolidó su reputación.

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Su primer destino fue Chechenia y fue donde descubrió que «tenía la entereza necesaria para sufrir determinadas situaciones» y le confirmó que había elegido el camino correcto. «La II guerra de Chechenia me puso a prueba. Me hizo preguntarme sobre la capacidad de un estado poderoso de violar completamente el ordenamiento jurídico internacional. Me di cuenta de que las leyes internacionales no sirven para proteger a los más vulnerables. En el Tribunal de la Haya se suele juzgar a dictadores africanos, jamás se juzga a países como Rusia o a Estados Unidos», criticó. A través de estas vivencias, García Prieto desarrolló una perspectiva crítica hacia el doble rasero que impera en el escenario mundial. «Los Convenios de Ginebra o el Tribunal de la Haya delimitan muy bien los límites de actuación en guerra y definen lo que tienen que hacer los estados que entran en un conflicto armado. Pero entonces me di cuenta de que aquello era mentira. Es completamente posible evadirlos y repetir la omisión de responsabilidad. La comunidad internacional es mala y solo actúa cuando se trata de estados africanos», remarcó.

Durante su ponencia, hizo hincapié en su tiempo en Oriente Próximo, donde estuvo establecida entre 2005 y 2012, etapa que marcó profundamente su vida personal y profesional. Fue testigo de las revoluciones árabes y de cómo muchos de sus compañeros corresponsales de guerra, como Julio Anguita Parrado o José Couso entre otros, murieron en acto de servicio. «Las guerras no son fáciles ni cómodas, ni son una película», sentenció la periodista, recordando los horrores que presenció. Compartió muchas anécdotas conmovedoras, como la vez que un iraquí cuestionó a un grupo de periodistas si también hacían homenajes por los iraquíes muertos, lo que le hizo reflexionar sobre el egoísmo inherente a su profesión.

«Si perdemos la empatía, perdemos la capacidad de mejorar la sociedad», opinó. «Ahí me di cuenta del profundo egoísmo y egolatría de los periodistas, que pensábamos más en nuestro dolor que en su dolor. Ese doble rasero ha acompañado todas las coberturas que he hecho desde entonces. La incapacidad de ponernos en el lugar del otro me destruye. Si perdemos la empatía y dejamos de entender que hemos sido ellos y que también tuvimos la Guerra Civil, que fuimos emigrantes y exiliados, no mejoraremos como sociedad», dijo esta corresponsal que en Bagdag también vio como los hospitales eran defendidos por médicos armados con Kalashnikov «El abandono fue absoluto. Nunca hubo plan b y la gente se sublevó».

Tras diez años en Irak fue destinada a Jerusalén, donde se encontró con otro conflicto que le fue complicado entender. «¡Baya bofetada que fue! ¡Vaya injusticia! Yo no soy activista, lo único que defiendo son los derechos humanos», subrayó García Prieto, quien durante su tiempo en Gaza y Cisjordania fue testigo de situaciones atroces, como las mujeres palestinas obligadas a dar a luz en puestos de control militar, incapaces de llegar a un hospital. «La ocupación es algo brutal», afirmó. Sus palabras no solo reflejan su labor periodística, sino también una denuncia constante contra la injusticia y la violencia sistemática «Aquello fue una lección de ocupación, de mesianismo, integrismo y de alguna forma de fascismo», remarcó.

Tras su paso por Oriente Próximo, Mónica García Prieto continuó su trayectoria por zonas conflictivas, incluyendo el Sureste Asiático y China, antes de regresar a España en 2019. Su cobertura de la invasión de Ucrania en 2022 fue especialmente destacada, recibiendo el Premio AMI 2022 por su trabajo. «Las guerras son un fracaso del sistema internacional. Te obligan a asumir unos papeles que nunca querrías asumir. Aun así, son experiencias a las que no renuncio porque me han construido como persona. ¿Qué nos pasa? ¿Cómo nos hemos anestesiado así? Hemos normalizado cosas imposibles, que no deberíamos haber normalizado», opinó.

Con su estilo directo y sincero, Mónica García Prieto dejó claro que, a pesar de los desafíos, no renunciará a su vocación. «Mi labor es denunciar, documentar y que no vuelva a ocurrir», concluyó, reafirmando su compromiso con la verdad y la defensa de los derechos humanos. «Hay tres grandes principios que rigen el comportamiento de bandos en conflictos: el principio de proporcionalidad (la respuesta al ataque debe ser proporcional al daño que has recibido), el principio de distinción (distinguir objetivos militares y civiles) y el de precaución (hay que ser cuidadoso para que el ataque no destruya infraestructuras vitales para la población civil) y parece que todo esto no está claro. Esto está pasando tanto en Ucrania como en Gaza, dos casos de ocupación de libro. Lo que está ocurriendo es un fracaso de la humanidad. El hecho de permitir normalizar un genocidio nos hace a todos cómplices y todos esos años que he dedicado a hacer un mundo mejor, no sirven para nada», remató.

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