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Manifestación del 8M en Valladolid. Alberto Mingueza
Valladolid

Dos manifestaciones por la igualdad reúnen a casi 4.000 personas en las calles del centro

La abolición de la prostitución, el rechazo a la violencia machista y a la brecha salarial han protagonizado la jornada

Berta Pontes

Valladolid

Martes, 8 de marzo 2022

El Día Internacional de la Mujer ha dejado en Valladolid una estampa que la pandemia borró de sus calles. De la plaza Fuente Dorada partieron dos manifestaciones diferentes con motivo del 8M: una organizada por la Coordinadora de Mujeres, que contó con 3.200 asistentes según la Policía Municipal, y otra convocada por CNT yCGT, con 650 manifestantes. Media hora las separaba y eran muchas las personas que desconocían que el feminismo, este año, se dividía para reclamar con más fuerza que nunca los derechos de la mujer.

El morado volvió a inundar las calles de Valladolid y las reivindicaciones regresaron a la capital pese a la división de las marchas feministas, algo que parecía no importar a quienes acudieron porque los gritos de un lado y del otro se unieron en sintonía antes de su separación.

Las manos frías de cientos de vallisoletanas portaban pancartas con frases como 'Manolo, hazte la cena solo' o '¿Te cansas de oírlo? Nosotras de vivirlo'. A medida que la tarde fue cayendo, grandes nubes grises amenazaban con derramar alguna que otra gota, pero las manifestantes ya estaban preparadas para la marcha y a las ocho menos diez daban los primeros pasos.

Al grito de 'El feminismo es abolicionista', 'Sin puteros no hay trata' o 'La lucha será feminista o no será', las participantes recorrieron la calle Ferrari hasta llegar a la Plaza Mayor, girar hacia calle Santiago para ir a dar a la plaza de Zorrilla y continuar por Miguel Íscar hasta la Plaza de España. Allí, la gran afluencia, en su mayoría de mujeres, se hacía notar al ocupar toda la calle y parte de Duque de la Victoria. A la manifestación también acudieron hombres, niños y jóvenes que marchando junto a ellas. Padres empujando carritos y adolescentes con el símbolo de la mujer pintado en morado en sus carrillos seguían el ritmo de la batucada que animó con su ritmo y proporcionó colorido a la marcha feminista.

Explotación

Natalia Gómez, de la Asociación de Jóvenes Feministas y de la Plataforma Abolicionista, destacaba que «hemos vuelto a salir a las calles para demostrar y defender que nuestros cuerpos son nuestros, que los vientres de alquiler y la prostitución no son un trabajo, sino una explotación». Grito que compartía con Carmen Almeida, quien señalaba que «la prostitución es una forma más de esclavitud y es absurda su legalización». A su lado, la vallisoletana Mercedes Díez defendía que «hombres y mujeres somos iguales y debemos tener los mismos derechos en todos los niveles de la sociedad».

En la cabeza de la manifestación y sujetando firmemente la pancarta estaban Nina Infante y varias mujeres de la Asociación de Mujeres de Rondilla, quienes agradecían «la fuerte presencia de vallisoletanas este año». Bajo el lema 'Feminismo, fuerza imparable', solicitaban la abolición de la prostitución y la pornografía por considerarlas «formas de violencia machista incompatibles con el principio de igualdad entre sexos». Y así lo describía María Fernández, una joven manifestante que reclamaba esa igualdad «para la que todavía falta mucho por luchar». Juntas, como han acudido años anteriores en su ciudad, Segovia, vinieron ayer hasta la capital vallisoletana Laura Agüero y Belén Muñoz para «llamar la atención, que vean que estamos aquí y que se enteren de que la violencia contra la mujer sigue existiendo». Estas dos amigas portaban pancartas y rápidamente se juntaron con otros grupos de jóvenes con los que compartían reivindicación.

Todo al morado

La presencia del color de la lucha de las mujeres y del feminismo –el morado– estuvo ayer presente en mascarillas, pañuelos y todo tipo de prendas. También los monumentos emblemáticos de Valladolid se iluminaron con este color para que, al caer la noche, fuese la luz mayoritaria en la ciudad. Con la diferencia del abolicionismo, las reivindicaciones feministas llenaban de nuevo las calles de Valladolid, pese a que la presencia fue mucho mayor en la organizada por la Coordinadora de Mujeres. «Juntas y unidas conseguiremos más, eso seguro, porque el feminismo está aquí para quedarse, para seguir luchando y no dejar a ninguna mujer fuera. El papel ahora lo tienen las jóvenes, que son las que deben tomar el relevo de todo lo conseguido hasta ahora», contaba Nina Infante.

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