Explosión de gas en Valladolid

El forense no excluye suicidio ni descuido en el origen de la explosión

Tras el estudio del cadáver calcinado de la mujer que, con toda probabilidad y a expensas de la confirmación oficial -pendiente los resultados de las muestras de ADN remitidas al Instituto Nacional de Toxicología-, corresponde a la inquilina de la vivienda, la agente de seguros Teresa Bergondo, de 53 años, los médicos forenses no descartan el suicidio o la muerte accidental producida como consecuencia de un descuido de la viuda con el gas, que residía sola y convivía con dos gatos, dos perros y dos hurones domésticos. Su cuerpo apareció, indicaron los bomberos, en lo que habría sido el salón de la casa. Las llaves estaban puestas en la puerta de entrada.

El atestado inicial para esclarecer lo ocurrido ya está en marcha, aunque el puzzle, han subrayado fuentes jurídicas, tardará semanas en completarse con las conclusiones que permitan armar las diligencias judiciales. El primer paso es la inspección ocular que está llevando a cabo la policía científica palmo a palmo, incluso con la ayuda de drones. Estos trabajos se extienden también a la medición y cuantificación de daños, no solo del inmueble directamente afectado, sino de los otros edificios colindantes y ubicados frente por frente al que estalló, que también han resultado con desperfectos. Los peritos estudiarán los materiales y buscarán indicios que permitan determinar qué ocasionó la explosión y dónde empezó todo. Aunque, de sus experiencias previas en este tipo de siniestros, los bomberos parten del punto más dañado por la deflagración, ya que suele coincidir con el origen, en este caso, el piso donde se encontró a la única vecina del edificio que ha resultado víctima mortal. En este momento se considera improbable que alguna otra persona hubiera quedado atrapada bajo los escombros. Los bomberos lograron evacuar a doce vecinos, de los que solo dos permanecen hospitalizados en la UCI.

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Otro foco de interés es el taller de la planta baja del inmueble, donde las llamas se lo pusieron difícil a las dotaciones del servicio de extinción, ya que en su interior había ocho turismos y una moto, con lo que ello conllevó de riesgo por la carga de combustible y materiales. Aquí se investiga si, como algunas fuentes vecinales han apuntado, pudo partir el escape de gas de este taller.

Y es que no se ha podido determinar todavía si hubo una avería en el suministro del sistema de gas natural o si ha habido un escape procedente de las bombonas de butano que algunos vecinos del inmueble utilizan. En este sentido, los técnicos relizarán mediciones respecto del caudal de combustible que llegaba a las viviendas del edificio en las horas previas al estallido.