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El idilio de Julián López 'El Juli' con la plaza de toros de Valladolid acabó por donde debía: por la puerta grande. El coso del paseo de Zorrilla es el lugar que más veces ha visto salir a hombros al madrileño desde que arrancó su ... portentosa carrera como matador hace 25 años; y la afición vallisoletana ha vuelto a ver hoy pasar por el arco de los triunfadores por vigesimasexta vez. Casi nada. Esta leyenda del toreo se retira de los ruedos esta temporada y se ha despedido de una plaza que le adora tras cortar dos orejas en un mano a mano de altura con Emilio de Justo frente a una seria corrida de Victorino Martín.
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La mala fortuna con el acero privó a De Justo de acompañar a El Juli en su salida a hombros en una tarde emotiva en la que el tendido llegó a cantar al unísono 'Adiós con el corazón' mientras El Juli comenzaba su faena al quinto.
Ganadería: Victorino Martín. Corrida clásica de la casa. Todos los toros fueron cárdenos, tuvieron un comportamiento desigual y estuvieron bien presentados.
El Juli: Cortó una oreja al primero. Silencio, en el tercero. Oreja, en el quinto.
Emilio de Justo: Silencio y un aviso, en el segundo. Cortó una oreja al cuarto, en el que escuchó dos avisos. Silencio, en el sexto de la tarde.
Incidencias: Roca Rey se cayó del cartel 24 horas antes de la corrida, que quedó en un mano a mano. 10.100 espectadores vivieron la tarde en el tendido, en el que faltaron sólo 500 localidades para que se registrase un lleno absoluto.
Recibió Julián al primero de la tarde con un ramillete de verónicas que auguraban humillación y fijeza. Un puyazo le bastó al madrileño para dosificar las fuerzas de 'Buscador' que así se llamaba, curiosamente, un astado que buscó la muleta con insistencia, pero despacito, cuando lo requería el matador, que tuvo enfrente un toro de lío gordo. Primero con la derecha y después con la izquierda, esta eterna figura del toreo mostró una vez más a Valladolid que se siente cómodo en todos los terrenos, aunque el que mejor conoce de esta plaza es el de la puerta grande. Un estocadón que hizo rodar al astado como una pelota llevó a los tendidos a reclamar las dos orejas, pero la presidencia sólo concedió una en una decisión muy criticada.
Las imágenes del público
Al tercero de la tarde, 'Bosilillo', se le administraron dos puyazos. Pudo parecer por un instante que el castigo en el caballo iba a ayudar al astado en el último tercio, pero fue un espejismo. A Julián le costó horrores conectar con el tendido ante un animal para el que la ligazón era una quimera. El toro estaba muy bien presentado, pero le costaba moverse y cuando lo hacía, cabeceaba demasiado. Media estocada a la segunda acabó con su vida instantes antes de que fuese pitado en el arrastre.
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La faena al quinto estuvo llena de emotividad y empezó con El Juli brindando la muerte del toro a su antiguo apoderado, Roberto Domínguez. El tendido tenía ganas de fiesta y alguien gritó «¡música!» con insistencia desde el sol. Varios aficionados reprocharon el grito al aficionado por tempranero, pero el mismísimo Juli fue quien gritó después: «Venga la música ya». Y la música sonó, pero no sólo tocada por la banda. El diestro hizo música con la muleta con esa maestría que sólo está al alcance de los elegidos. Sacó tres tandas de naturales y mató de una certera estocada que le valió una oreja más para que Valladolid le dijera adiós, con el corazón, pero también con aplausos.
Se estrenó ante 'Patatero', un toro que en los dos primeros tercios parecía tener movilidad y que se fue apagando poco a poco. El cacereño le quiso bajar la cara desde el inicio, aunque protestaba y decidió darle algo de espacio para que respirara. Y respiró, pero durante una interminable serie de intentos fallidos con la espada que llevaron al matador a desesperarse, escuchar un aviso y sentir un doloroso silencio de una plaza que esperaba mucho de la tarde.
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En el cuarto, su saludo capotero por verónicas desató los primeros aplausos y después llevó al toro al paso hacia al picador, que le administró un puyazo. De Justo tenía confianza en lo que tenía delante y se fue decidido a los medios para brindar al público. Cinco buenos derechazos y un buen pase de pecho y, acto seguido, más de lo mismo. Esa fue la receta para meter al respetable por completo en la faena, aunque el éxtasis llegó con una tanda de naturales de altura. El toro tenía un motor incansable y cuando Emilio de Justo se perfiló para entrar a matar ni siquiera había abierto la boca. Una estocada tendida puso fin a la existencia de un gran ejemplar al que le costó mucho doblar las manos, tanto que el matador escuchó dos avisos antes de cortar una oreja y pasearla con orgullo.
Las otras dos tardes que llevamos de feria
Marco Alonso
Marco Alonso
Fue una tarde de emociones y Emilio de Justo quiso poner su granito de arena brindando a El Juli la muerte del último de la tarde. El cacereño se fue a los medios y con su derecha mandona obligó a su oponente a humillar, aunque fue con la izquierda con la que bajó el engaño hasta el sótano para obligar al animal a hacer surcos en el suelo mientras el tendido aplaudía con insistencia. La faena era de oreja, pero la mala fortuna con el acero le impidió salir por la puerta grande en una tarde en la que nadie eclipsó la despedida de una leyenda del toreo que ha cortado 70 orejas y un rabo en Valladolid.
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