Toros en Valladolid
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Toros en Valladolid
Fernando Adrián triunfa y demuestra que es mucho más que un sustitutoSe metió en el cartel cuando se cayó Daniel Luque y ayer alguien lanzó una pregunta al aire desde el tendido al verle hacer el paseíllo junto a Miguel Ángel Perera y Joselito Adame. «¿Quién es el de blanco?» Pues el de blanco es Fernando ... Adrián. El triunfador en Las Ventas, que llegaba de indultar un toro en Palencia, que aterrizó en Valladolid sin hacer ruido y que se marchó a hombros del coso del paseo de Zorrilla después de hacer una buena faena al tercero y cortar dos orejas al sexto. Ese es, en resumen, 'el de blanco', que estuvo acompañado ayer de 'uno de azul', Miguel Ángel Perera, que cortó una oreja al cuatro, y de 'otro de morado', que se fue de vacío en la tarde en la que los toros del hierro de Antonio Bañuelos se estrenaban en el albero vallisoletano.
Ganadería: Antonio Bañuelos debutó en Valladolid con un corrida muy bien presentada, seria y variada de capas.
Miguel Ángel Perera: Ovación en el primero, en el que escuchó un aviso. Cortó una oreja al cuarto.
Joselito Adame: Ovación en el segundo y en el quinto.
Fernando Adrián: Fue ovacionado en el tercero y desorejó al que cerró la tarde.
Incidencias: Una pobre entrada de algo más de un cuarto de plaza vivió la corrida desde los tendidos.
Fernando Adrián llegó a Valladolid convencido de su triunfo y lo buscó con ahínco desde que cogió el capote ante el tercero de la tarde, al que recibió con unos arriesgados faroles de rodillas. Su oponente demostró estar a la altura de las circunstancias en un tercio de varas en el que partió la herramienta al picador y, tras las banderillas, llegó el momento de la verdad. El madrileño cogió la muleta y desató un «uy» del tendido cuando se pasó al toro por la espalda con la mano izquierda en un inicio de faena que, pese a su espectacularidad, no logró calentar del todo al público. La calentura llegó después, con una serie de derechazos acabados con un pase de pecho que, por fin, desató los primeros olés. Había toro y había torero, aunque el primero llegaba un poco justo de fuerzas, con unas embestidas en las que cabeceaba demasiado. No obstante, al madrileño le dio igual y cerró la faena pasándose el toro por la espalda hasta en tres ocasiones. Tenía al menos una oreja en el bolsillo, pero erró con el acero, mató a la tercera, escuchó un aviso y se tuvo que conformar con una ovación con el público puesto en pie.
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El mal sabor de boca final del tercero se olvidó en el sexto. Un buen puyazo, con el toro apretando los riñones mientras pegaba al caballo, fue suficiente para que el último de la tarde llegara a la muleta con la batería al 100%. Fernando Adrián comenzó la faena de rodillas, haciendo pasar por detrás a su rival en una tanda llena de compromiso. El toro le miraba y se palpaba el peligro, pero supo colocar el engaño en el punto exacto para encontrar la ligazón, evitar sustos y cerrar la tarde por todo lo alto. Acabó su actuación con unas bernardinas imposibles, metido en los terrenos del toro, y levantó al tendido con una estocada tendida que sirvió para que los presentes jamás vuelvan a llamarle 'el de blanco'. Su nombre es Fernando Adrián y su toreo apunta muy alto.
Abrió plaza Miguel Ángel Perera ante un precioso burraco al que recibió con una tanda de verónicas ejecutadas al ralentí. Tras un deslucido paso por varas, llegó el turno de un quite variado por chicuelinas y tafalleras que perdieron transmisión por la falta de fijeza del astado. Brindó la muerte del toro al empresario José Moro y arrancó la faena en la boca de riego de rodillas. El pacense quería mostrar su compromiso y se pasó a su rival por detrás de la espalda para, en la siguiente tanda, bajarle la mano en busca de la humillación. Al natural, arañó varios pases de mérito, pero fue con la derecha con la que sacó más jugo a un oponente del que se despidió con cuatro manoletinas antes de acabar con él a la tercera con media estocada que precisó de descabello.
Dejó muy crudo al cuarto. Quería toro Perera y lo tuvo. Comenzó a sonar el pasodoble Nerva, de Manuel Rojas Tirado, y el diestro pasó de la derecha a la izquierda para dejar un par de buenas tandas con la zurda que, por fin, llegaron al frío tendido. Antes de entrar a matar, tiró la espada al suelo y regaló al público una tanda de naturales con ambas manos que fueron el preludio de una certera estocada que valió una oreja.
No tuvo su día Joselito Adame, que se fue de vacío tras una discreta actuación ante el lote más complicado de la tarde. Trató de buscar la ligazón en su primer toro, llamando la atención de su distraído oponente con la voz. La estrategia surtió efecto y, a base de derechazos, fue sacando provecho a un toro al que le costaba más atender por el pitón izquierdo. Entró a matar recibiendo y lo logró al segundo intento, por lo que no obtuvo recompensa.
El quinto fue el más basto de la corrida. El mexicano fue incapaz de imponer el temple que precisaba el animal, que finalmente se rajó y murió tras una buena estocada la cual, desató unos tímidos aplausos de una plaza que ayer apuntó un nuevo nombre en la lista de grandes toreros de la temporada: el de Fernando Adrián.
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