Si es verdad aquello de que lo que más se disfruta es lo que más cuesta conseguir, los aficionados taurinos que vivieron el concurso de corte libre aplazado de San Pedro Regalado mantendrán varios días una sonrisa de oreja a oreja. No en vano, ... ha costado un año, ocho meses y 21 días volver a ver un toro en el coso vallisoletano; y los cinco que pisaron ayer el albero llevaron a los espectadores a vivir un espectáculo trepidante lleno de emoción.
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Cristian Rubio se acabó llevando el triunfo. Este cortador de 23 años sí que puede decir que lo que mejor sabe es lo que más cuesta tan solo con repasar lo que hizo ayer. El de Cuéllar fue prendido en dos ocasiones consecutivas por el tercero de la tarde mientras realizaba la misma suerte: un quiebro de rodillas. Y en uno de esos revolcones, el toro le dio una cornada interna que hizo que su tibia derecha se hinchara de forma notable. «Me ha reventado», salió diciendo este estudiante de oposiciones para agente medioambiental, pero su dolor le sirvió como acicate y le ayudó a anteponerse a la adversidad para pasar a una final en la que optó por realizar suertes menos exigentes en lo físico, que le llevaron a ser el vencedor en un día histórico.
El pundonor fue la clave para la elección de la primera posición y la elegancia lo fue para que Cristian Moras se hiciera con la segunda plaza. El de Medina del Campo demostró que mantiene intacta esa torería que le llevó a ganar la Liga del Corte Puro hace unos años, y volvió a firmar esos cortes tan estéticos, que hacen que se pare el tiempo por un segundo bajo el influjo mágico del temple.
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El militar medinense tuvo un rival muy serio en Sergio García 'Tororo', quien a punto estuvo de arrebatarle la segunda posición con sus mismas armas. No obstante, el jurado apostó por la torería de Moras en un duelo de pureza en el que 'Tororo' se tuvo que conformar con el tercer puesto.
Y en el lado de la garra, de la ambición por superar los infortunios, estuvo inmerso el de siempre: Eusebio Sacristán 'Use'. El de La Seca pasó a la final tras levantar los tendidos con ese salto que lleva su firma, el que hace desde tablas y tantos concursos le ha hecho ganar. Ya en la final, Use hincó las rodillas en el suelo, citó al novillo y este se arrancó para darle –por partida doble– un enorme golpe con la testuz que hizo recordar a más de uno la cogida que sufrió en Zaragoza en 2017.
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El tres veces campeón de España se sobrepuso a las dos cogidas y firmó una final más que digna que le llevó a ocupar la cuarta plaza, solo por delante de Aarón Grande, que se ciñó demasiado al quiebro en una tarde que tuvo de todo –tanto en el albero, en el callejón, como en los tendidos–. Y es que, un toro rompió las tablas en un derrote, otro se saltó al callejón y a punto estuvo de arrollar al locutor, las asistencias sanitarias tuvieron que auxiliar a un espectador que sufrió un golpe de calor y la Policía Nacional se acabó llevando a un aficionado que se negó a colocarse correctamente la mascarilla. Todo eso es lo que sucedió en una tarde para el recuerdo, en la que la afición taurina regresó a una plaza en la que un joven segoviano llamado Cristian Rubio se llevó un triunfo que le costó sangre y sudor. Si es que llegaron lágrimas, bien podrían ser de alegría, ya que pocos son los privilegiados que han levantado un trofeo de campeón en una plaza como la de Valladolid, aunque después de lograrlo tuvo que pasar por la enfermería.
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