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Las Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo ofrecen múltiples espacios de diversión, ocio, cultura, música y ambiente festivo, pero hay uno que los vallisoletanos esperan con fervor año tras año. El Real de la Feria es uno de los reclamos más ... solicitados bien por su exclusividad, ya que solo se monta en estas fechas, o bien por su diversión, con decenas de atracciones únicas y novedosas. En pleno ecuador de las fiestas y con cinco intensos días por delante, los feriantes hacen un balance «muy positivo y con mucha afluencia de personas».
Hay una frase que resuena año tras año en el tímpano de todo aquel que decide subir al Real de la Fiesta. No hay feria de Valladolid sin Tómbola Antojitos y sin su mítica frase con una melodía tan pegadiza como original. Juan Manuel Ortega, la voz más reconocible de Tómbola Antojitos, señala que «la afluencia de gente estos cinco días ha sido muy buena. Valladolid siempre responde muy bien. Formamos parte de sus ferias y ellos forman parte de nuestra historia». En cuanto a los precios de este año, el dueño de la tómbola asegura que llevan «10 años sin subir los precios e intentando mantenernos lo mejor posible», puntualiza Juan Manuel Ortega, de Tómbola Antojitos.
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Víctor Vela
Si bien es cierto que la lluvia hizo acto de presencia en las atracciones durante el pasado sábado, 31 de agosto, los feriantes confiesan que «la gente se animó a subir igual después de la tromba de agua. Bien pensábamos que no iba a haber tanta gente, pero fue increíble el sábado», afirma Miriam Martín, propietaria de la pista de coches de choque. «El horario de la feria es el que marquen los visitantes. Los días de diario cerramos antes y no abrimos por la mañana pero los fines de semana sí y cerramos tarde», finaliza Miriam Martín, minutos antes de dar comienzo a la apertura de los coches de choque.
Son muchos los usuarios que ajustan presupuesto a la hora de subir a la feria, pero como todo, el precio de algunas de las atracciones también se ha incrementado. Lorena Ramos, propietaria del Barco Pirata, del Real de la Feria de Valladolid asegura que «ha subido todo y nosotros hemos tenido que ajustarnos también». «El viernes hubo menos gente por la tarde debido al pregón y al desfile de peñas pero el resto de días han estado muy bien», confiesa Lorena Ramos, quien puntualiza que «el sábado tuvimos que cerrar la atracción un par de horas para sacar agua del barco pirata pero por la noche funcionamos con total normalidad».
Una de las míticas atracciones que año tras año repiten estancia en Valladolid es la Selva Encantada. La montaña rusa más salvaje del Real de la Feria también maneja uno de los precios más elevados de entrada. «Cobramos 6 euros desde hace ya un par de años. Todo ha subido y hay que ajustar el precio. El visitante tiene que pensar que esta atracción tarda 5 días en montarse, que tiene efectos de agua, luz, sonido y otras sorpresas», señala Igor Danilú, propietario de la Selva Encantada.
Desde la Asociación de Feriantes, encargada de gestionar y organizar las más de 140 instalaciones que llenan la explanada próxima al José Zorrilla, desde el 30 de agosto hasta el 22 de septiembre, esperan que «la gran afluencia de gente siga así», pese a que este año ha comenzado antes, coincidiendo con otras localidades próximas. «La feria de Valladolid es de otro nivel, no tiene nada que ver con los pueblos», insiste José Miguel Martín, actual presidente de la Asociación.
Las casetas regionales apuran su última edición antes de mudarse junto al Auditorio Miguel Delibes. Si todo avanza según lo previsto la oferta de viaje culinario por la gastronomía española durante las fiestas de Valladolid cambiará su emplazamiento y para situarse entre el Estadio José Zorrilla y el auditorio Miguel Delibes. Una decisión que preocupa a los feriantes. Juan Manuel Ortega, de Tómbola Antojitos, asegura que «lo idóneo es que las fiestas y la feria estén lo más juntas posible y aunque en Valladolid estamos alejados del centro la respuesta todos los años es increíble». La opinión de Lorena Ramos, propietaria del Barco Pirata, es diferente: «Yo creo que afectara algo al numero de visitantes porque mucha gente viene a comer a las casetas regionales y después baja a dar una vuelta por la feria».
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