Fiestas de Valladolid

Un clac, clac al unísono para lograr otro récord Guinness

«Es el récord de darle a la claqueta del cine», resume otra mujer a su compañera de paseo.

Difícil, sí. ¿Claquetar? ¿Claquetear? ¿Clacar? ¿Hacer claqué, como Fred Astaire? Da tiempo a pensarlo, porque mucho antes de empezar, antes incluso de que se abra la puerta para las inscripciones a las 20.00 horas, ya hay una cola de gente bastante numerosa. Cola que se amplía poco a poco hasta la fuente de la Plaza de Zorrilla. «Que daba la vuelta, ¿no has visto?», insiste una amiga a otra para que desista del récord y se centre, por ejemplo, en las casetas de la Feria de Día, que huelen que levantan el hambre. Pero no miente. La cola rodea la fuente y anticipa el éxito, aunque por un momento parece que amenazan con caer una gotas que se quedan en amago.

Desde la zona de inscripción al escenario hay un trecho que incluye alfombra roja, faltaría más. Que para esta temporada no solo se viene la Seminci, con su moqueta verde, que luego habrá Gala de los Goya, y no nos puede coger a los vallisoletanos con el glamour cambiado.

Entran los primeros, reciben sus claquetas y casi inmediatamente la banda sonora de Recoletos incluye un ¿claqueo? Un clac, clac, clac nervioso, como de alguien con prisa por batir un récord Guinness. Serán 2.421 las que se repartan, con la condición de que suenen todas al alimón. Así que hay que ensayar. Un ratito, justo detrás del concierto de Cuatro Latas, con sus versiones de Fito, de Rosendo, de La Frontera. A eso de las ocho y media, el Campo Grande son todas las fiestas de Valladolid fundidas. Las casetas en Recoletos, el Guinness y la música rock en el paseo aledaño, gente de paseo por el parque, incluso en la biblioteca, y baile al son de la orquesta Spacio en la Pérgola. Con lleno total de parejas danzando, un espectáculo digno de otro récord Guinness.

Pero decíamos que al otro lado, en el atiborrado paseo vallado para el intento de récord, llegaba el momento de ensayar. Y para eso lo mejor es un poco de música. Si para hacer una reanimación cardiopulmonar Spotify te recomienda 'Staying alive', de Bee Gees –el título es tan adecuado como el ritmo, desde luego–, para ¿clacotear? lo mejor es La Familia Addams. Con esos pitos, clac, clac, de Cosa después del pararabá. Ya saben. Pararabá, clac, clac. Pararabá, clac, clac. Pararabá, pararabá, pararabá, clac, clac.

«Ha habido tres o cuatro que lo han hecho mal», reñía desde el escenario el maestro de ceremonias, Jesús Gómez. Y vuelta a los Addams. Y otra prueba. Sin descanso. «¡Tenemos ocho récords en vigor, hay que ya a por el noveno!», arengaba. Valladolid, en su segundo día de fiestas, tenía una misión. Y la cumplió. Llegado el momento, «uno, dos, tres...».

¡CLAC!, ¡CLAC!

Y el lema: «¡Pucela, se rueda!».

Que dice la Real Academia que claqueta viene de chasquear. Bueno, en realidad, de claquette, que a su vez deriva de claquer, que significa 'chasquear', 'cerrar de golpe'. Así que Valladolid cerró de golpe, de un chasquido, su noveno récord Guinness en vigor.