La cantante malagueña Anni B Sweet, durante un momento de su actuación en las fiestas de Valladolid. Carlos Espeso

Fiestas de Valladolid

Anni B. Sweet y las opciones infinitas de la Plaza Mayor

La cantante malagueña descorcha los conciertos de fiestas con un recital de aires psicodélicos que reúne a un recogido grupo de fieles y curiosos

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 31 de agosto 2024, 00:54

Asalta a menudo esa extraña sensación de que todo sucede justo allí donde justo no estás. La fiesta a la que no fuiste es más divertida. La conversación de la otra mesa, más interesante. Lo que ocurre en otros escenarios de ferias (porque este está ... más vacío que de costumbre), más espídico. Seguro que hay justo en estos momentos más gente en Las Moreras. O en las casetas de Coca. Incluso en la cola de los helados del Regma que aquí. La vida, casi siempre, parece lo que sucede en otra parte. Si estás con un libro, piensas en la serie que has dejado de ver. Si estás con la serie, en el amigo con el que no has podido quedar. Si estás con el amigo, en la plancha que te espera al llegar a casa. Si estás con la plancha, en la playa que ahora querrías visitar. Si estás en el concierto de la Plaza Mayor, en la chopera junto al río. Y al revés. Vivir es un bucle de insatisfacciones, tantas veces la sensación de equivocarse, de la decisión errónea, como ese minijuego de Mario Party en el que siempre eliges la puerta que acaba en callejón.

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Casi nunca el aquí es suficiente. A menudo se intuye «la vida en otra parte», como canta Anni B. Sweet en esta Plaza Mayor que estrena sus fiestas, y uno siente, lo dice en 'Un astronauta' (la segunda canción de la noche), que «estaría mejor donde tú estás». O sea, lejos del ahora, cerca de ti.

«Con todas las opciones que hay en fiestas, muchas gracias por estar aquí», dice la artista casi al final de la actuación. Ana Fabiola López (que es el nombre real de la malagueña que esta noche estrena el escenario musical de las ferias) parece insistir en esa extrañeza del vivir eligiendo en varios momentos de su actuación. Como cuando casi antes de los bises se lanza con '¿Qué hago aquí?', un tema que se cuestiona de nuevo por qué la vida es tan corta y las opciones tan infinitas.

Era fácil llegar a las primeras filas de la Plaza Mayor, Carlos Espeso

«¿Y qué hago yo aquí?», se preguntó también Anni B. Sweet en 2019. Venía de tres discos con el sello independiente Subterfuge, de un repertorio siempre cantando en inglés, de una apuesta musical que se parecía a punto de agotar. O que al menos a ella le agotaba. La cantante, por lo que sea, decidió cambiar. «¿Qué me tiene así? Encerrada en mi mente y no puedo salir. Me debo enfrentar a todos esos miedos», dice una estrofa de esa canción –el qué hago aquí– que parece derrotista al principio, empoderada al final.

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Así que, la cantante amordazó cualquier demonio interior, aparcó temores y publicó 'Universo por estrenar', el álbum que sirve de cimientos para la actuación de esta noche y que fue concebido como un espacio total de libertad. Nació así este pop electrónico y psicodélico que se estrena con 'Astros', la primera de la noche. «La oscuridad de las voces del mal ascienden a mis pensamientos», dice una de las frases de esta canción en tres por cuatro, que nos recuerda cómo cada dos por tres nos dejamos emponzoñar por esos pensamientos negativos que convierten la vida en una aparente sucesión de oportunidades perdidas.

Anni B. Sweet (con voz hipnótica y siempre atinada, banda potente que acerca a la batería al borde del escenario y le pone mantel de terciopelo a los teclados) le canta a esos peligros del pensamiento oscuro, de la derrota asumida antes de que comience la partida, de la vida encarrilada que lleva al precipicio si no se salta a tiempo. Hay que saber cuándo escapar de ese sofá que es un pantano de arenas movedizas, con su cebo de mantita y cojines. Hay que detectar cuándo la rutina se convierte en calabozo imposible de abandonar. Hay que ser consciente de que no siempre es más divertido el juguete de los demás… y que hay que saber disfrutar con lo que esta vez te han traído los Reyes Magos.

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Y otra enseñanza: contra la oscuridad, la luz propia. «Volveré a ser luz después de todo lo que me has dolido, después de todo el tiempo perdido», cuenta y canta en 'Ser luz', el tercer tema de una velada que continúa con 'Hormigas', una canción bamboleante, narcótica, con sus sílabas finales largas como una sombra al atardecer. Viene luego 'La mente hambrienta' y sus percusiones tribales. O 'El tiempo', con un ritmo que recuerda a los agarrados de los años 60. 'El río', en homenaje a Miguel Ríos. Una versión en cuclillas de 'No puedo vivir sin ti'. O 'Buen ahora', un tema «de sonido oscuro pero fondo luminoso» que en el disco no tiene título y está escondido para premiar a quienes apuestan por la escucha serena. O 'Solo con la luna', donde Anni B. Sweet regresa al tenebrismo y su juego de sombras y luces.

Dice la artista que desde la tristeza se escribe mejor. Cuenta que gran parte de sus canciones nacieron en esos momentos de ceniza donde el fuego parece tan lejano. Explica, como canta en 'La vida en otra parte', que de vez en cuando hay que abrir las ventanas cerradas de la realidad para que entre por ellas la imaginación. Y es así, suponemos, como con más ahínco se podrá combatir esa tramposa sensación de que todo lo mejor pasa de largo sin rozarnos, de que lo interesante o divertido siempre está de donde nos hemos marchado, donde nunca nos atrevimos a entrar. Anni B. Sweet demuestra esta noche, en la Plaza Mayor (en un concierto atípico dentro de la programación de ferias), que muchas más veces de lo que creemos nos encontramos en el lugar correcto, en el momento adecuado, pero que estamos tan pendientes de la viga ajena que no somos capaces de disfrutar de los aciertos propios.

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