A sus 16 años, Fernando González Vivanco, estudiante de 4º de la ESO, es todo un portento de las matemáticas. Sólo en este año ha ganado las fases provincial y regional de la LX Olimpiada Matemática Española de bachillerato, organizada por la Real Sociedad ... Matemática Española (RSME), ha conseguido medalla de bronce en la Olimpiada Nacional de Matemáticas de Bachillerato celebrada en Calatayud el pasado mes de marzo y acaba de regresar de Melilla donde ha obtenido una de las seis menciones de honor, equivalentes a una medalla de oro, en la Olimpiada Matemática de 4º de la ESO. Allí competía contra los 30 mejores alumnos de 3º y 4º de ESO de todo el país, dos de ellos de Castilla y León: Samuel Vivar de Burgos, que también consiguió mención de honor y Jaime Pablos de Salamanca.
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En Melilla tuvo que superar una prueba escrita donde resolvió varios problemas y luego una prueba práctica en la que se le ofrecieron distintos retos en los que trabajar en grupo. «La verdad es que las pruebas me resultaron más sencillas que las de la fase regional de Castilla y León. Me esperaba que los problemas fueran mucho más complicados», comenta este joven con la humildad que caracteriza a los grandes.
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Durante su estancia en Melilla, Fernando pudo también participar en distintas actividades que le permitieron conocer la riqueza cultural y patrimonial de la ciudad. «Me ha encantado la experiencia y conocer Melilla y todo, gracias a las Matemáticas», comenta este joven, que estudia en el colegio Nuestra Señora de la Consolación (Agustinas), y que tiene las miras puestas en la doble titulación de Ingeniería Informática y Matemáticas. Su sueño es poder aplicar las matemáticas a solucionar problemas de la vida real mediante la tecnología.
Fernando tiene por delante dos años más en los que podrá seguir participando en las distintas fases de las Olimpiadas Matemáticas de Bachillerato. «Ésta que he ganado es la Olimpiada de 4º de ESO y es muy reciente. Sólo lleva celebrándose tres años, por lo tanto, no tiene fase internacional. La de Bachillerato sí y me voy a centrar mucho en ella. El verano lo estoy dedicando a las matemáticas. No paro nunca de practicar. Para mí resolver problemas es un placer», prosigue.
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Este joven es el orgullo de sus padres, quienes le han visto crecer entre calculadoras y cuadernos. «Es una sensación muy especial la que sentimos cuando gana este tipo de competiciones. Es un subidón muy grande y un gran orgullo, pero si no hubiera logrado ese primer puesto en Melilla, estaríamos igual de orgullosos y contentos», asegura Fernando González, su padre. Él es ingeniero informático y desde que era muy pequeño intentó inculcar en su hijo la pasión por los números. Lo ha conseguido con creces.
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