![Fanáticos del R5: vallisoletanos que conservan el mítico vehículo medio siglo después](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/02/26/taller-r5.jpg)
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Está impecable. Verlo es como mirar a otra época, hasta hace más de 50 años. El primer Renault 5 que salió de Fasa dejó la factoría en 1972 y parece que está ahí delante. Intacto. Pero este ya tiene más de 100.000 kilómetros en ... sus ruedas. En su interior esconde una pista de cuántos años tiene y parece que está de celebración, febrero de 1973 reza un cartel guardado en el maletero. Es prácticamente una pieza de museo, pero nada más lejos de la realidad. Este R5 de color amarillo eresma de tres puertas funciona y no solo eso, es de los más antiguos de España que todavía circula. Está dentro del taller que Samuel Febrero tiene en Santovenia de Pisuerga, donde restaura vehículos clásicos, y no está ahí por que necesite reparaciones. Su dueño, José Manuel Pérez, lo ha dejado para que acompañe en la foto a otro modelo de R5 que también hay en el taller.
Según se abre la puerta del 'Old School Garaje', un Renault 5 Grupo 2 da la bienvenida. Es de un color rojo intenso y está restaurado por Febrero en el mismo taller, donde lo modifica con piezas de la época. «Lo cambié hace once años por un Mercedes Coupe clásico que tenía. Era negro y lo desmonté entero. Los frenos, la suspensión los asientos... todo», relata. Ahí parado, uno apenas se imagina cómo un coche de esas características puede estar en activo después de tanto tiempo. «Un cuidado constante. En cuanto notas algo raro ya lo miras, lo cuido más que el que uso a diario», responde Febrero.
Las dudas sobre el coche se despejan nada más lo arranca. El motor ruge con potencia y no es para menos. Este es un coche de rally y como tal lo usa Febrero, como también atestiguan algunas de las pegatinas que decoran las puertas. «No es fácil de conducir. Va muy revolucionado y tiene una dirección muy dura, al final es un coche de carreras», explica Febrero. Este R5 llegó a sus manos después de muchos trotes. Se vendió en Madrid, donde se le dio un uso normal, como el que tendría cualquier otro turismo. Después estuvo en Cataluña, donde se comenzó a usar en rallys, pero no en carreras. «Se utilizaba como coche de reconocimiento, ya que los pilotos no podían conducir por el circuito antes de la prueba con el coche con el que competían», expone Febrero.
Las modificaciones constantes en el modelo hacen que «nunca esté acabado». El dueño del taller trabaja ahora en mejorar el motor para instalar uno que sea más potente que el actual. «Lo más complicado es encontrar piezas de la época. Una cosa que tengo clara es que quiero mantener la esencia de entonces», asegura el dueño de este coche.
Más trote da José Manuel Pérez a su Renault 5 950. De tres puertas, es uno de los modelos más antiguos de España que todavía circulan en carretera. «En una convención me dijeron que solo había otro en Salamanca y en Valencia, pero no lo sé a ciencia cierta», explica. Su coche tiene además un detalle que lo hace más exclusivo que otros modelos de Renault de la época, el símbolo del rombo de la marca, que es hueco. Se utilizó durante apenas un año, hasta que la empresa Kent denunció a la francesa por plagio, ya que ambos logotipos eran muy similares. Al final se cambió y solo unos pocos modelos salieron al mercado con el rombo hueco. «La única pieza que no tenía original cuando lo compré -hace once años- era el volante, que tenía un símbolo más moderno. Me costó mucho encontrar el mismo, pero ahora todo el vehículo tiene las piezas originales de cuando salió de fábrica», asegura Pérez.
Todos tienen su historia con el R5 y él no es menos. «Es el coche de mi niñez. El primero que tuvo mi padre hasta que lo vendió para poder comprar uno con cinco puertas. Llegué a conducirlo de pequeño, en un camino y todo controlado», recuerda. El segundo vehículo familiar fue el R11, un coche que Pérez todavía conserva y que utiliza prácticamente a diario. Su modelo de R5 950 es uno de los que menos han cambiado desde que salieron de la fábrica. «Las únicas modificaciones son las necesarias. Las pastillas de freno, el embrague y las ruedas, pero todo lo demás está intacto, hasta el motor o el tapacubos, que es el que traía de serie», explica su conductor.
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Y es un coche con vida. Que no está parado en un garaje por miedo a que los años le pasen factura. «Yo lo he llevado de viaje con mi familia. Nos hemos ido a Galicia o a Madrid y todavía aguanta en carretera. Es muy curioso conducirlo, porque la gente se queda mirando. Al final es un coche muy mítico», expone Pérez, quien adquirió su R5 a un antiguo trabajador de Fasa que tenía el coche parado en el garaje. «Solo necesitaba una capa de pintura. Llevaba sin moverse dos años y no dio ningún problema. Ahora tienes que estar pendiente, pero no necesita cuidados especiales más allá de estar pendiente del aceite. Además no es muy difícil encontrar piezas que necesita, porque se fabricaron muchos en su día», aclara.
A pesar de ello, no son muchos los que todavía pueden presumir de conducir un R5. Un coche que permanece en el imaginario de muchos que crecieron en el asiento trasero de este vehículo. Los mismos que ahora giran la cabeza cuando tienen la fortuna de ver pasar a uno por la calle. Quién sabe si con José Manuel Pérez al volante. «Cuando lo conduzco por el centro mi hija me dice. Mira papá cómo nos miran», finaliza.
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