
Secciones
Servicios
Destacamos
«Con ese vídeo buscaba la manera de desahogarme, porque mi madre está muy preocupada, mi padre está hundido, solo lloro y necesitaba soltarlo. Si además ha venido bien para remover conciencias… Es que hay gente muy ignorante». La imagen de Cintia Curiel Bruña, de Laguna y residente en Las Delicias, se ha hecho viral a través de las redes sociales y del 'whastapp' después de que su tía subiera un vídeo en el que esta joven de 30 años, contagiada por el coronavirus junto a sus padres, su tío (con síndrome de Down) y su pareja, atiza a los vallisoletanos que, desoyendo las medidas del Gobierno, continúan saliendo a la calle y hacen caso omiso del confinamiento que ha sido decretado, prolongando sus pasos más allá de lo necesario, la farmacia o el supermercado más cercanos.
«No he hecho el vídeo para que la gente se entere de mi situación, aunque no se la deseo a nadie. He hecho el vídeo para intentar concienciar a toda esa gente que sigue yendo al supermercado dos o tres veces al día, que salen a dar un paseo o sacan al perro a dos kilómetros de su casa, para que entiendan que esto no es una broma. Yo he sido la primera escéptica, hasta el jueves día 13 pensaba que no era para tanto, pero ahora, si todavía quedan escépticos, a ver si cambian. Ayer, Una persona me llamó llorando pidiéndome disculpas, le dije que si el vídeo había valido para que supiese que no debe salir de su casa para nada, yo ya me daba con un canto en los dientes. No hay que pedir disculpas, hay que reaccionar para evitar el colapso en las urgencias», señala Cintia Curiel, abrumada por las veces que ha sido compartido el vídeo. Jamás pensaba en la repercusión que ha tenido, estoy recibiendo mensajes de Sudamérica», señala.
Consejos y recomendaciones
«Cuando vi las noticias lo de la 'operación salida', me enervé. El vídeo que está corriendo por las redes sociales y 'whastapp' es el quinto que hago, los cuatro primeros no era para enseñarlos a nadie, solo me desahogaba y se me iban los 'tacos'. Como no les pilla, hay gente que cree que es una gripe normal y que los demás somos unos exagerados», hace hincapié Cintia, que vuelve a ser protagonista de una página de este diario pero por un motivo muy distinto al de la primera vez, cuando la joven fue la coreógrafa del 'flashmob' de la petición de mano de un joven a su novia en el Pasaje Gutiérrez.
En esta ocasión, Cintia, que en Laguna tiene su escuela de danza, pasa la cuarentena de su positivo en coronavirus en el piso de su novio en el barrio de Las Delicias, en la calle Albacete, donde reside desde hace dos años. Confinada desde el día 13, hasta ayer estuvo sola (dieron el alta a su pareja) y no deja de pensar en los suyos, que también están contagiados. Su historia es angustiante, aunque haya aún personas que tomen a broma la pandemia.
«Tengo infectados a mi chico; a mis padres; a mi tío, que es hermano de mi madre y que tiene síndrome de Down y lleva con nosotros toda la vida, y a la hermana de mi madre. Mi hermano está en cuarentena en su casa, y probablemente lo tenga», apunta Cintia antes de hacer un relato de sus nefastos últimos días (después de la conversación recibió la sorpresa del alta de su novio).
«A mi madre, mi padre y mi tío les llamaron el viernes 13 del Río Hortega para hacerles la prueba porque habían estado en una inauguración de una tienda y la chica había dado positivo. A mi madre la dejaron ingresada a la espera del resultado. A día de hoy sigue dando resultados irregulares, porque no sale positivo claro, pero a mi padre, el miércoles pasado, le llamaron diciendo que había dado positivo. El domingo 15, yo comencé a encontrarme mal a mediodía, a notarme fatiga, y a las 20:00 horas, después de haberme acostado, al levantarme estaba igual o peor. Llamé al teléfono de urgencias de mi ambulatorio y me mandaron ir, pero como no había ambulancias disponibles, fui en coche. Me llevó mi chico, y al ver allí que mi madre estaba ingresada, a él también le tomaron la temperatura y tenía fiebre. Nos dijeron a los dos que iban a llamar a ver qué había que hacer porque aún no había un protocolo claro, y nos dijeron que cómo habíamos ido en coche, que fuéramos en él al Río Hortega. Al llegar, a mí me pasaron rápido porque era una afección respiratoria. Me dejaron en observación, y a mi chico le miraron y le dijeron que como solo era fiebre, que se controlase en casa y se fue como supuesto positivo a casa, sin hacerle la prueba», comenta Cintia.
A la joven se la hicieron, y estando en observación, el médico le dijo que se quedara por la noche para controlarla. «Viendo el panorama alrededor, con una señora de 85 años con una tos horrible, un chaval de 15 años con una neumonía horrible, el caos de urgencias... les dije que mejor estaba en mi casa. Me dijo el médico que sí, que me daban el alta, pero que, ante cualquier otra sintomatología, que fuera a urgencias». Ella regresó a su domicilio, pero a su novio le empezó a subir la fiebre día a día. El miércoles superó los 39 grados de fiebre, por lo que Cintia llamó al centro de salud. «Me atendieron muy amables en Parquesol y me dijeron que le pusiera paños fríos, que se diera una ducha, y nolotil y paracetamol alternado. Yo ya pregunté por mis pruebas, y me dijeron que para eso tenía que llamar mi médico, así que todavía seguí esperando. Ya mi chico, cuando se levantó, se empezó a ahogar, no respiraba bien y nos fuimos a Urgencias. Le dejaron el jueves ingresado con neumonía, le hicieron la prueba y dio positivo. Ese jueves, yo conseguí hablar con mi médico y me dijo que tanto mi tío como yo éramos positivos, que los dos estuviéramos en casa», añade.
Su madre (62 años) continúa ingresada; su padre (64) está con su tío Chuchín (48) en la vivienda de Laguna de Duero, y a su pareja (36) le dieron ayer el alta, así que Cintia ya no está sola en su domicilio. «Si yo llego a saber todo esto, porque mis padres tienen una casa muy cómoda, con patio, el día que cierro la academia nos habríamos ido para allá y por lo menos veíamos la luz del sol, pero qué íbamos a saber», afirma la joven de 30 años, preocupada por su chico, el que peor está.
Asegura que ahora han logrado controlarle la fiebre, «aunque cada vez que va al baño se fatiga y ha tenido diarreas y vómitos». Está en el Hospital Río Hortega, como su madre. A su hermano, que está asintomático en su casa en San Pedro Regalado, todos los días le llaman de su centro de salud para ver cómo está, «y a nosotros que somos positivos, y mi tío que es factor de riesgo, no nos llaman», asegura Cintia.
«He tenido una bronca con un señor porque, cuando me dijo mi chico que le dejaban ingresado, me puse a llorar y salí al balcón a desahogarme y lo primero que vi fue a un abuelo paseando con su nieta. Le dije que si no se daba cuenta de que estaban poniendo en peligro no solo a su familia, me contestó mal pero salió la gente desde los balcones y todos le increpamos. Me acuerdo del domingo pasado en Urgencias, cuando oía esas toses, le pregunté a la enfermera si era del niño de 15 años y me dijo que no, que era de la señora de 85 años y que se iba a morir. Y ahora la situación ha empeorado mucho. Mi madre está en una de las tres zonas del hospital, la de medio infectados, y le dejan la comida en la puerta, se tiene que levantar para cogerla y está con algo de fatiga», agrega.
Ella, asegura, está bien, y dice que a raíz de haber hecho el vídeo se fatiga menos. «No sé si será por tanta ira que tenía dentro. Pero estoy de la cama al sofá y del sofá a la cama», incide la joven, que ha hecho de su vídeo dogma.
Publicidad
Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.