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Fallece Mariano Nieto, catedrático emérito de la Escuela de Ingeniería«Era una persona increíblemente trabajadora y generosa. Supongo que es lo que tiene ser un buen profesor, que das todo lo que sabes para que los demás se nutran de ello», introduce Roberto Enrique Prádanos, docente de expresión gráfica de ingeniería y antiguo alumno ... de Mariano Nieto, el catedrático emérito de la Escuela de Ingeniería que falleció en Valladolid el pasado martes, 19 de marzo, a los 98 años de edad. Nació en Avilés en 1926 y con tan solo tres años tocó tierras vallisoletanas debido a un traslado laboral de su padre, que trabajaba en la industria ferroviaria.
En el número 10 de la calle Embajadores, allí empezó su camino. Fue con cinco años cuando se sumergió en el mundo de la lectura, aprendiendo a descifrar las famosas letras góticas de las noticias de El Norte de Castilla, que «reproducía una y otra vez» y por las que comenzó a despertar su pasión por el mundo del dibujo, y paralelamente por la química. En su misma calle, una de las arterias del barrio de las Delicias, puso punto de partida a sus estudios en la escuela con doña Perpetua. Estudios que tuvieron continuidad hasta 1937 donde comenzó su trayectoria en el actual instituto Zorrilla, coincidiendo como dijo él «con tres grandes profesores: Narciso Alonso Cortés, Valentín Orejas y Martín Santos».
Por un momento parecía que el mundo de las ciencia ganaba a la rama artística en la vida de Oñate, pues se hizo técnico industrial químico en la escuela de la calle La Merced y a principios de los años 50 entró a trabajar en Nicas. Durante una temporada lo destinaron a Santander, alejándose de su casa a la que volvería tiempo después con un nuevo descubrimiento, «su gran pasión, la docencia», señala su compañero. Fue entonces cuando comenzó como docente en la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial, donde ha sido recordado por muchos antiguos alumnos como «un excelente profesor de dibujo técnico». «Me ha enseñado todo lo que se, y eso es lo más bonito que me llevo de el», recuerda Prádanos con cariño. El paso de Mariano por la Facultad de Ingeniería duró hasta 1991, llegandose a jubilar como profesor emérito de la UVA.
A partir de ahí empezó otro camino, más cercano a las letras, la escritura, una historia que quedó reflejada en la grabación de uno de los capítulos podcast Fuera de Radar que publicó El Norte. «Sus nietas querían que Oñate fuese a su colegio para explicar sus recuerdos de las etapas de la II República y en la Guerra Civil«. Exposición que se vió truncada por falta de tiempo para impartir todo el temario a los alumnos. «Mariano no se quería quedar con la sensación de que le quedaba algo por contar. Por eso se planteó escribir una especie de memorias», explica Prádanos. Dicho y hecho. Casi recién jubilado Mariano, a sus 93 años, transformó aquellas memorias con ayuda de su hijo Mariano Nieto Antolín en una novela, la primera.
«Fuimos a la presentación y estaba realmente emocionado. Yo me la he leído de principio a final y puedo decir que es muy interesante, tiene su esencia», apunta el docente. Así nació «Júbilo, dolor y esperanza». Mariano no contaba con sacar más novelas a la luz, pero lo que tampoco imaginaba era que en la recta final iba a incluir una nueva experiencia en su vida que perdurará de por vida, la escritura.
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