Valladolid revive las pesadillas de La Rondilla y La Victoria dos décadas después
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El siniestro por gas de la calle Goya es el más grave de este tipo desde el año 2000, cuando fallecieron tres personas en un piso de la calle TierraSecciones
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El siniestro por gas de la calle Goya es el más grave de este tipo desde el año 2000, cuando fallecieron tres personas en un piso de la calle TierraAl sentir el descomunal estallido que invadió la tranquilidad de sus hogares, en una primera noche de agosto que ya no podrán borrar de su memoria, los vecinos de más edad de la calle Goya no pudieron por menos que evocar la explosión de La Rondilla ... , otra pesadilla producto del gas ocurrida hace 25 años en una de las barriadas más populosas de la capital. La explosión, también mortal, despertó la desconfianza de los vallisoletanos hacia el combustible más común entonces en los edificios sesenteros, el de las bombonas naranja.
Los casos más graves de explosiones de gas registrados en Valladolid se remontan a los años noventa del pasado siglo. El 14 de septiembre de 1997, una explosión de propano mató a un niño de once años y causó heridas a dos personas, incluida la madre del pequeño, en un chalet de la urbanización El Pichón, en el término municipal de Simancas. La vivienda sufrió importantes daños materiales y más de un centenar de vecinos estuvieron sin calefacción aquel invierno.
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Álvaro Muñoz
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Pero sin duda fue el suceso de La Rondilla el que todavía permanece en la memoria colectiva de la ciudadanía. El 10 de febrero de 1998, un joven de 27 años y una vecina del piso inferior, de 47, murieron en una explosión registrada en la calle Cardenal Cisneros, en La Rondilla. Al parecer, la explosión fue provocada deliberadamente por el joven, y fundió la estructura interior de las cuatro plantas del inmueble, situado en el número 1 de la calle. Los cascotes cayeron sobre dos trabajadores que se encontraban en una tienda de la planta baja, que resultaron heridos. El edificio tuvo que ser derruido y hubo medio centenar de afectados que se quedaron sin vivienda.
Ocho días después, en ese mismo mes trágico de febrero de 1998, un anciano murió carbonizado por una explosión de gas butano ocurrida sobre las 6:45 de la mañana del día 18 en una vivienda de la calle Pedro Mazuecos, en el Cuatro de Marzo. La deflagración destruyó la casa, que comenzó a arder. Las llamas alcanzaron los dos pisos superiores y un bajo. La esposa del fallecido y su hija también resultaron heridas. Una treintena de vecinos tuvieron que reventar la entrada al portal, que había quedadon bloqueada por la explosión, o salir del edificio a través de una ventana sin rejas del bajo.
El nuevo milenio arrancó en Valladolid de manera muy trágica también. Fue demoledora una deflagración ocurrida en la calle Tierra del barrio de la Victoria el 17 de febrero de 2000. Tres personas murieron y otras diez resultaron heridas. Ocurrió en el cuarto piso del número 5. Dos viviendas quedaron prácticamente destruidas.
En 2008, un vecino de un bloque de la calle Doce de Octubre, en el barrio de Pilarica, sufrió heridas de gravedad en una explosión ocasionada por el gas butano acumulado en el salón de la vivienda del sexto piso procedente de una bombona de Cepsa que tenía la goma cortada y que había sido trasladada aparentemente del fogón de la cocina, en un posible intento de suicidio.
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Desde entonces, las explosiones accidentales o provocadas de gas ocurridas en Valladolid en edificios de viviendas, milagrosamente, no habían ocasionado víctimas mortales, hasta ayer. En 2014, se registró una deflagración en el barrio de Las Viudas que destruyó una vivienda, aunque no hubo que lamentar daños personales. La causa oficial fue una chispa de origen desconocido que pudo proceder del frigorífico o, lo más probable, de un calentador el detonante del accidente doméstico, en el que se prendió la «gran cantidad de gases» procedentes del insecticida que inundaron la reducida cocina, de apenas seis metros cuadrados. «Lo único que puedo decir es que la casa saltó por los aires cuando estaba echando el flis flis para matar cucarachas por la parte de atrás del frigorífico», recordaba al día siguiente María Isabel, Lupi, la dueña del bajo de la calle Botijas, que resultó destruido fruto de la violenta explosión.
En marzo de 2015, un hombre resultó herido en una explosión en la droguería y mercería 'Rey' en el vallisoletano barrio de La Victoria, en la esquina de la calle Villanubla con San Lázaro. La explosión se originó cuando un spray se cayó al suelo cerca de una estufa de gas. Al lugar del suceso acudió la Policía, los bomberos y también una ambulancia para llevarse al hospital al empleado, que sufrió quemaduras leves. Las lunas de los escaparates estallaron pero apenas hubo otros desperfectos.
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