![De izquierda a derecha, Alejandro Pérez, Álvaro Mota y Pablo Sanz, en el parque central de Bomberos de Valladolid.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/08/03/bomberos-jovenes-kKj-U200931950483VfF-758x531@El%20Norte.jpg)
![De izquierda a derecha, Alejandro Pérez, Álvaro Mota y Pablo Sanz, en el parque central de Bomberos de Valladolid.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/08/03/bomberos-jovenes-kKj-U200931950483VfF-758x531@El%20Norte.jpg)
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Era su bautismo de fuego, su primer día de servicio en el parque de bomberos de Valladolid. Y no se les va a olvidar nunca. Pablo Sanz (27 años), Álvaro Mota (28), Alejandro Pérez (28) y Adrián Santos (23) estrenaron el uniforme de bombero con ... la explosión más devastadora que ha vivido la ciudad de Valladolid en los últimos 20 años y todos ellos coinciden en señalar que se hicieron bomberos para prestar su ayuda en situaciones como esta, aunque en las respuestas de cada uno ellos hay matices.
Álvaro Mota 27 años
Álvaro Mota es un joven de La Flecha que estudió un módulo de chapa y pintura y que ha estado preparando las oposiciones a bombero durante los últimos dos años. Su lucha contra la cuerda para pasar las exigentes pruebas físicas fue solo un aperitivo de lo que le esperaba en su primer día de trabajo, que se complicó sobre manera cuando por la megafonía del parque se pronunció el siguiente aviso: 'Ha habido una fuerte explosión en la calle Goya'. Esas nueve palabras dieron un vuelco a lo que había sido una plácida jornada de trabajo, aunque en un principio Álvaro llegó a pensar que la alerta era una novatada. «Nos pensamos que era una coña de los compañeros, pero fue una salida de una explosión», explica este joven, que se vio inmerso en una intervención muy complicada en la que, por fortuna, estaba todo protocolizado. «Nosotros nos montamos en el camión y directamente nos asignaron un número. Ese número tiene unas funciones y al bajarnos empezamos a desempeñar las funciones. Unos atacan el incendio, otros montan las instalaciones, otros cortan los suministros, otros emplazan la escala y rescatan a las víctimas y otros ayudan al jefe del equipo. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y lo hace», indica.
La inexperiencia de los recién llegados se suplió con la veteranía de los que llevan más años en el servicio. «No te has enfrentado nunca a algo así y lo que haces es dejarte llevar por los veteranos y ayudarles en lo que puedas. Nos hicieron sentir como si lleváramos aquí varios años. Fuimos uno más», explica este bombero recién llegado al Cuerpo, que no se arrugó pese a las circunstancias. «Hablamos con compañeros después de la intervención y nos dijeron que no habían visto esto nunca antes. Alguno sí que había estado en la explosión de la calle Tierra y en Cardenal Cisneros y la magnitud había sido un poco mayor», añade.
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Ahora, que han pasado varias horas de la intervención, las palabras de Álvaro desprenden una mezcla de sentimientos difícil de calificar. «Te sientes orgulloso porque en torno a unas quince personas fueron rescatadas. Desafortunadamente, una persona falleció, pero nosotros no podíamos haber hecho nada por ella ya. Sientes pena porque hay muchas familias que lo han perdido todo y una persona ha perdido la vida, pero te vas con la satisfacción de que mucha gente, aunque no pueda volver a su casa, sigue aquí y puede contarlo, aunque tengan que empezar de cero. Lo importante es que están a salvo», concluye este joven de La Flecha que es bombero desde el día 1 de agosto.
Alejandro Pérez 28 años
Alejandro Pérez es un joven que estudió Económicas mientras compaginaba los estudios con el fútbol, deporte en el que llegó a jugar en Tercera División en las filas de, entre otros, el Cristo Atlético. Este vecino de Simancas pronto dejó de pelear por su sueño de convertirse en futbolista profesional para centrarse en su meta de llegar algún día a ser bombero. Y lo acaba de conseguir. Atrás queda una dura preparación de cuatro años en la que las largas jornadas de estudio de la oposición le pusieron cuesta arriba lograr su objetivo, que alcanzó el 1 de agoto de 2023, una fecha que no se le va borrar fácilmente de la memoria. Ese día, Alejandro pudo comprobar lo que se siente cuando asistes a alguien en el momento más difícil de su vida. «Estuve ayudando a sacar a una señora, pero las situaciones más difíciles las llevaron los más veteranos», asegura este recién llegado al Cuerpo, que señala que la concentración que se precisa en ese instante le hizo aislarse de todo con un único objetivo: hacer su trabajo lo mejor posible. «Tienes una visión túnel y no piensas en nada. Sólo en ayudar y aportar el máximo», añade.
Sin pausa y con pundonor, Alejandro trató de llevar a cabo su cometido hasta que llegó el momento del merecido descanso. «Te vas a casa, sobre todo, muy cansado. Luego, a posteriori, vas recordando cosas concretas y situaciones», explica este veterano de los campos de Tercera y novato en el parque de bomberos de Valladolid, que define su primer día de uniforme como «un gran aprendizaje.
Pablo Sanz 27 años
Pablo Sanz es un estudiante de Química al que le quedan dos asignaturas para acabar los estudios. Tras dos años de preparación con la mirada fija en conseguir ser bombero en su ciudad, este joven del barrio de Parquesol aprobó la oposición y asegura que todo lo estudiado en su periodo formativo le ayudó a enfrentarse a una brutal explosión en su primer día de trabajo. «La formación que hemos recibido y todos los años estudiados te preparan para todo. Sabes cuál es tu trabajo y que puedes tener un día tranquilo o el peor de tu vida», afirma, Pablo, quien muestra en sus palabras una gran dosis de empatía. «Mentiría si dijera que no sientes angustia por las víctimas», confiesa.
Pablo sabe ya, por experiencia propia, que un bombero debe estar preparado para cualquier cosa cuando entra por la puerta del parque, pero lo que sucedió el martes es difícil de asimilar. «Tengo sensaciones encontradas. Ha sido un día muy duro y, aunque te gusta la acción y es lo que quieres, no es una experiencia bonita para recomendar a nadie, ni entre nosotros mismos. Al final, es un trabajo que tiene estas cosas, sabemos a lo que nos enfrentamos, pero en estos casos es muy penoso. Aparte de la dureza del día, te da mucha pena. Estás en el siniestro y ves recuerdos de una familia y cosas complicadas. Te vas con una sensación muy agridulce. Ves cosas que no son agradables y te lo guardas para toda tu vida. Lo vas a tener que seguir recordando», indica este vallisoletano.
A estos tres jóvenes se suma el miembro de menos edad de la promoción, Adrián Santos, un vecino del barrio de Arturo Eyries que, a sus 23 años, estrenó el uniforme con la explosión de la calle Goya. Adrián no ha podido participar en este reportaje porque se encontraba fuera durante su realización, pero sus compañeros de promoción resumieron su actuación de esta manera: «Estuvo como un titán».
Y de esta manera, con la emoción de haber ayudado a salvar vidas y la tristeza de haber presenciado una tragedia, estos jóvenes bomberos miran a su futuro profesional con esperanza, ya que será difícil que vivan una jornada laboral más complicada que la que tuvieron el martes 1 de agosto de 2023, el día en el que comenzaron su andadura profesional en el Cuerpo entre fuego y escombros en la calle Goya de Valladolid.
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