Tras las devastadoras riadas provocadas por la DANA en la Comunidad Valenciana, especialmente en el área de Valencia, una ola de solidaridad se ha desatado en toda España. También en Valladolid. Han sido muchos los profesionales de distintos sectores que están acudiendo a las zonas ... afectadas dispuestos a ofrecer sus herramientas, su experiencia y todas sus habilidades profesionales para ayudar en las labores de recuperación.
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Uno de los primeros en ponerse en marcha fue Nacho Alfageme, de 39 años, un instalador eléctrico autónomo, natural de Laguna de Duero y que actualmente reside en Vezdemarbán (Zamora). El sábado día 2, organizó todo y se fue a Valencia con un amigo en un camión militar de uso particular. Se hospedan en el domicilio de su amigo Pablo Villar, exalcalde de Villalar de los Comuneros. «La gente nos ha donado muchas cosas que hemos traído y también dinero para la compra de combustible y de material eléctrico. Mi amigo está sacando coches con el camión y yo, como me traje mi herramienta, voy casa por casa arreglando las instalaciones eléctricas. Les dejo como mínimo un punto de luz para que puedan ver y un enchufe para que puedan utilizar las máquinas de agua a presión», cuenta este electricista que lo ha dejado todo por ir a ayudar. «Mis clientes me llaman y cuando les digo que estoy en Valencia como voluntario, lo entienden perfectamente. Para mí esto es importante. Sólo hago lo que me gustaría que hiciesen por mí si me encontrase en esta situación. Estoy ayudando con lo que mejor se hacer. Es increíble cuando al terminar cada instalación, me abrazan emocionados por lo que he hecho», prosigue.
Sus jornadas arrancan a las 06:20 de la mañana y se alargan hasta el anochecer. «Los pisos bajos están en unas condiciones lamentables. Los cuadros eléctricos y contadores están empapados y embarrados. En algunos casos es hasta peligroso. Hago más de 20 instalaciones diarias. Voy a destajo y priorizo a la gente mayor. Aquí hay una falta de organización enorme. Somos los voluntarios los que estamos sacando esto adelante. Hasta hace dos días era la gente de a pie la que estaba incluso organizando el tráfico, porque las autoridades, nada de nada», opina.
Las fuertes lluvias han afectado seriamente las infraestructuras básicas en muchos hogares, incluido el sistema de calefacción y tuberías. Aquí es donde el técnico de mantenimiento de calderas Daniel Villar ha encontrado su propósito. Él es amigo de Nacho y hermano de Pablo Villar, quien vive cerca de la zona afectada. Este viernes partirá a Valencia, junto con un compañero de trabajo, para aportar toda su experiencia. «Compañeros míos que viven allí me han comentado que no hay gas en las viviendas. Me han hablado de que hay zonas menos devastadas pero que han sufrido daños en los sistemas de calefacción debido a los cortes de luz y a lo mejor ahí puedo ayudar más. Por eso llevo mi herramienta y piezas básicas de repuesto. Si en el fin de semana puedo dejar treinta o cuarenta viviendas con servicio, volveré satisfecho», explica este profesional. «He contactado con un compañero que es experto en termos eléctricos y a lo mejor, con su soporte telefónico, también puedo reparar alguno. El tema es que no sé a lo que me voy a enfrentar cuando llegue. Ni siquiera si me van a dejar pasar. No están facilitando nada el acceso», comenta.
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Otro que lleva días colaborando en la zona es el constructor vallisoletano José Gaitán, propietario de Rehabilitaciones Gaitán, que se trasladó a Valencia con su empleado Jonathan Gabarri. Llevaron la furgoneta de empresa cargada hasta los topes con 1.300 kilos de material. También llevaban su equipo de herramientas. Iban dispuestos a colaborar en la reconstrucción y reparación de estructuras, pero de momento no pueden hacer nada en ese sentido. «Llegamos el miércoles 6 y prácticamente no nos dejaron hacer nada. No nos dieron acceso. Hoy jueves hemos podido entrar en Paiporta. Estamos metidos en el fango repartiendo el material», dice José. «Esto es la desolación total. Pensábamos que tal vez podríamos echar una mano en materia de construcción, pero en ese sentido no podemos hacer nada. Sólo quitar barro. Una vez que esté todo limpio hará falta mucho trabajo de saneamiento y de levantar muros hundidos en las plantas bajas. Cuando eso ocurra, si tenemos que venir 15 días todos los trabajadores de la empresa, lo haremos sin dudar», continúa muy convencido.
Jonathan su empleado también está muy impresionado con todo lo que está viviendo. «Mires donde mires ves devastación. Se están vaciando todos los garajes y los edificios más antiguos se están viendo muy afectados por tener tanto tiempo el agua estancada. Es un horror. Es mucho peor que lo que se ve por la televisión. Ahora mismo aquí lo más necesario son botas y herramientas de limpieza, jabón para la ropa y productos de higiene», comenta este constructor.
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Las calles de Valencia están bloqueadas por árboles caídos y escombros, una situación que afecta tanto a los residentes como a los servicios de emergencia. Rafa Pascual tiene 20 años y es bombero y peón forestal. Este joven de Cabezón de Pisuerga no ha dudado en viajar a la zona cero provisto de motosierras para aportar toda su experiencia en trabajos forestales y de despeje de caminos. «Sé cómo manejar estos equipos y estoy acostumbrado a este tipo de situaciones, así que era lo mínimo que podía hacer», comenta el peón forestal. «Soy aficionado a los coches deportivos y este fin de semana, durante una quedada en León, gracias a las redes sociales hemos llenado dos furgonetas con material que se han encargado de trasladar desde el Frente Obrero de León. La empresa para la que trabajo, Foresa, me ha prestado un vehículo Pick Up y varias motosierras», comenta este joven que ha animado a varios antiguos compañeros de trabajo para que se unan a él en esta misión. «Todos tenemos experiencia manejando estas herramientas. Saldremos el viernes por la tarde. Vamos con la idea de que encontraremos un percal complicado. Un amigo lleva también generadores en otro vehículo. Por mi trabajo como bombero estoy acostumbrado a trabajar en condiciones extremas. Un incendio no es una inundación, pero es una catástrofe igual y creo que puedo ayudar», afirma con determinación.
Ángel Barcenilla tiene 45 años, es de Torrelobatón y es bombero de la Diputación en el parque de Tordesillas. Este jueves por la mañana, nada más salir de su turno, cogió su todoterreno y todo su material y se desplazó hasta Valencia. Va cargado de comida y productos de higiene que le ha donado la familia, sus amigos y compañeros. Aprovechará todos sus días libres para dedicarse a lo que mejor sabe hacer. «He venido como bombero profesional, con el uniforme el material y la autorización de la Diputación de Valladolid, pero con mis propios medios. Acabo de llegar a Valencia y me voy a unir en Torrent a grupo de rescate de bomberos de otras comunidades autónomas para trabajar de forma conjunta con ellos. Todos venimos de forma particular», dice. «Con mi todoterreno voy a intentar acceder y repartir la ayuda a aquellos lugares más complicados. Por mi especialidad y el material que llevo, estoy preparado para hacer rescates, sacar agua de los sótanos y todo lo que haga falta», comenta.
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Óscar Bahíllo es el gerente de Maquiduero, una empresa vallisoletana dedicada a la venta y alquiler de todo tipo de maquinaría para la obra pública y agrícola. Estaba dispuesto a hacer todo lo posible para restablecer la normalidad en la vida de aquellos que han perdido tanto en tan poco tiempo. Sabía que sus máquinas podían ser muy útiles y no lo ha dudado. Ha llevado una excavadora de 2,5 Tm y una oruga minicargadora. El camión grúa para transportarla lo ha puesto su amigo David Maroto, propietario de Q-Service, un taller de chapa y pintura. Con ellos dos se ha trasladado también Samuel Valencia, empleado del taller. Llegaron en la madrugada del jueves y pasaron la noche en el puesto avanzado de los bomberos de Valladolid en Torrent. Durmieron en el suelo, pero con la felicidad de estar cerca para ayudar. «Los bomberos son los que nos indican qué necesidades tienen. Aquí hay mucha gente ayudando, mucha comida y mucha agua, pero pocas máquinas», comenta este empresario vallisoletano desde el otro lado del teléfono. «Se me ha averiado la oruga. Son gajes del oficio. Estoy en contacto con un taller de la zona que también se ha inundado, pero que tal vez me pueda hacer el favor de repararla», añade.
«Es una satisfacción enorme poder echar una mano aquí. En cuando llegamos a una calle, los vecinos salen en masa para pedirnos que les retiremos todo lo que ellos no pueden sacar. Lo apartamos a las medianas donde no molesta. Aquí hay trabajo para años y años. Son muchos camiones de broza, escombros y enseres los que hay que retirar», subraya.
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