Un estudio en el centro de Valladolid en estilo provenzal y aire romántico

Desde el momento en que cruzamos el umbral, es posible sentir la cuidadosa atención al detalle que define cada zona de este estudio. Vemos también como la luz ha sido aprovechada de manera magistral. Tonos claros y naturales se entrelazan para crear una atmósfera luminosa y acogedora que invita a la relajación. Estratégicamente ubicados, los espejos reflejan la luz natural y multiplican la sensación de amplitud y profundidad. Buen efecto. «Es una casa pequeñita, muy recogida y a la que hemos intentado sacar el máximo partido. Hemos utilizado mucho color negro, pastel y blanco en todas las estancias. La casa está orientada al Norte, por tanto, nos hacía falta mucha más luz natural. Lo que hemos hecho ha sido potenciarla a base de espejos y luz indirecta», explica Geijo.

Llama la atención el suelo, de moqueta de poliéster, que ofrece una cómoda pisada y tiene otras ventajas como que aísla acústica y térmicamente la vivienda. Además, visualmente, el resultado es realmente bonito. «Estamos en un bloque antiguo, del año 1900 y cuyo forjado es de madera. Estaba muy desnivelado en algunas zonas. La solución era elevar todo el suelo 15 centímetros, lo cual nos parecía demasiado, o bien, disimularlo con moqueta o con vinilo. Optamos por la moqueta, porque le da más calidez. Al ser de poliéster se limpia muy bien y el tacto es muy agradable al andar descalzo. En las zonas más húmedas como los baños y la de cocinado, nos decantamos por un suelo porcelánico», continúa.

La primera estancia de este estudio es un baño con un singular armario coronado por un lavabo de encimera blanco mate de material solid surface, que mezcla resinas y cargas minerales, que lo hace más resistente a golpes y manchas. Sigue la misma línea decorativa del resto de la casa, con tonos pasteles, algún detalle en negro y aplique lumínico de arpillera. «El papel está absoluta tendencia y la gente debería animarse a usarlo más en los baños porque no sufre nada, sobre todo, si se protege la parte de abajo. El resultado, visualmente es muy armonioso», comenta este profesional.

El estudio tiene un pasillo con un zócalo a media altura, que conduce directamente a la zona de noche, que está dividida en dos. Por un lado, el dormitorio principal, distribuido en modo suite, con una gran cama vestida con textiles blancos que aportan un toque de frescura y dan sensación de comodidad y estilo. Está coronada por un cabecero con una original forma, tapizado en color crudo y que se convierte en el punto focal de la habitación. Las dos mesitas de noche que la acompañan son diferentes entre sí y son todo un alegato por la diversidad de formas. A la izquierda se han combinado dos mesitas auxiliares, de distinto tamaño y altura, lo que aporta más fluidez al espacio. A la derecha encontramos una interesante pieza, de líneas curvas, más robusta que contrasta de manera exquisita con la nostalgia provenzal del dormitorio. Su acabado en tonos oscuros aporta sofisticación y un buen contraste visual. El toque definitivo lo ponen dos lámparas colgantes de forja.

El papel pintado también llama la atención. Se trata de un print audaz, con motivos selváticos, pero en un tono azul que aporta sofisticación, calidez y tranquilidad. Ideal para un dormitorio. Esta habitación se abre al salón con una ventana sin cristal. Una gran planta sirve de perfecta transición para las dos estancias. El baño mezcla el papel pintado vinílico con motivos geométricos, polietileno para la parte más baja de las paredes y azulejos porcelánicos de alta calidad.

Y justo enfrente de este dormitorio, sin muros ni separaciones de ningún tipo, encontramos otro dormitorio con dos camas individuales y distribuido con zona de armario a ambos lados. Todas las puertas con espejo. «En el caso de que las necesidades del cliente cambien, esta zona se puede habilitar sólo como vestidor o incluso como despacho. Aquí hemos decidido emplear un papel con vinilo y una textura que imita el textil», indica.

Pasamos a la cocina-salón-comedor, el corazón de la casa. Se mantiene la misma tónica que en el resto de la vivienda. Un refinado estilo francés o provenzal, donde prima la naturalidad, el confort y la simplicidad. Llama la atención una gran mesa de madera de roble. Preciosa y con un original sistema de apertura a lo ancho. La rodean seis sillas de ratán. El conjunto se completa con cuatro lámparas, también de ratán, suspendidas a diferentes alturas. «Hemos apostado por combinar varios tipos de telas, como puede ser la lana, el algodón o el lino», explica Geijo.

Las ventanas también están muy elegantemente vestidas con estores que mezclan el lino y el poliéster y que incluyen una capa de resina que facilita su limpieza. Se completan con una cortina con un original estampado geométrico. «Dan a la estancia un toque muy natural que le viene muy bien», justifica este interiorista.

La zona de estar se compone de un gran sofá y dos butacones muy especiales. El primero de ellos tapizado en lana bouclé gruesa y rugosa en tono crudo y de absoluta tendencia. Resulta muy amoroso, cómodo y a la vez sofisticado. La otra butaca, de líneas muy modernas y también tapizada en crudo, mezcla la madera y el ratán. Combina bien con el resto del conjunto. En el frontal, seis grandes espejos dan profundidad. Todo ello contribuye a crear una atmósfera encantadora y acogedora que define este espacio único.

En la cocina se ha optado por utilizar muebles lacados, un laminado, muchas luces indirectas y también con un frontal de espejo en la zona de cocción y de agua, lo que sirve para aprovechar su efecto multiplicador. «El laminado resulta más económico y aporta más resistencia», informa.

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Características

Año de construcción: 1900

Año de reforma: 2021

Dormitorios: 2 (unidos)

Baños: 2

M2 útiles: 78