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Su vida era un «infierno» del que difícilmente podían salir desde que aterrizaban en Madrid para después ser traídas a un antiguo hostal de la avenida de Burgos, un piso de citas en el que doce mujeres paraguayas eran obligadas a prostituirse durante las 24 ... horas del día y bajo un férreo control a cargo de una red integrada por cuatro compatriotas y un español que acaban de ser detenidos por la Policía Nacional. Cuatro de ellos se encuentran en prisión provisional por una ristra de delitos vinculados, sobre todo, a la situación de esclavitud en la que mantenían a las víctimas. Las mujeres vivían hacinadas en un cuarto de calderas de un piso repleto de cámaras y micrófonos del que prácticamente no podían salir.
La denominada 'operación Tentaciones' ha permitido la «liberación» de trece mujeres (doce en Valladolid y una en Madrid), todas ellas naturales de Paraguay, que fueron traídas a España por esta red de proxenetas bajo la falsa promesa del 'oro europeo' en forma de trabajos estables como limpiadoras o cuidadoras que les permitían mantener a las familias que dejaron atrás en su país de origen. Pero nada más lejos de la realidad. Las víctimas eran traídas directamente a un piso de citas de Valladolid, un antiguo hostal situado en un piso de la avenida de Burgos, donde eran obligadas a ejercer la prostitución y donde vivían literalmente en condiciones de «esclavitud».
Las mujeres, de entrada, contraían una deuda de hasta cuatro mil euros con sus proxenetas por el coste del viaje y el alojamiento. Así que durante los primeros meses de su estancia en la casa de citas, donde estaban prácticamente encerradas y obligadas a realizar servicios sexuales a cualquier hora del día y de la noche, no cobraban literalmente ni un solo euro del dinero que pagaban los clientes. Debían entregarlo íntegramente al grupo para saldar una deuda que, sin embargo, nunca paraba de crecer.
Los agentes intervinieron un total de quince gramos de cocaína en la vivienda, situada en Santovenia de Pisuerga, del matrimonio que lideraba la red de prostitución desarticulada en Valladolid. Esta droga estaba destinada al piso de citas de la avenida de Burgos para ponerla a disposición de los clientes. Y en dicha vivienda, un antiguo hostal, fueron intervenidas varias dosis listas para su venta en la habitación de la encargada de vigilar el piso.
Y es que ellas, al margen de la deuda inicial, debían pagar a su vez sus gastos de ropa, comida e, incluso, de la cocaína que sus captores vendían a los clientes que la solicitaban. «No acababan nunca de pagar sus deudas», ha explicado el inspector jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF), José Nieto, antes de concretar que las mujeres, en un momento dado, sí recibían la mitad del dinero que recibían de los clientes (la otra mitad iba directamente a sus captores), si bien una parte era para sus propios gastos y el resto lo podían enviar a sus familiares en su país de origen.
La red, cuatro de cuyos integrantes se encuentran en prisión, captaba a sus víctimas a través, incluso, de familiares en barrio humildes de Paraguay y las traían a Madrid con la falsa promesa de que iban a trabajar aquí legalmente. Una vez en suelo español eran conducidas inicialmente a un piso franco en Madrid (allí fue localizada una de las víctimas) para después ser conducidas a la casa de citas de la avenida de Burgos de Valladolid, donde las fotografiaban en lencería o desnudas para después publicar anuncios con los servicios sexuales que ofrecían a través de web de contactos. Y fue en este piso de la capital, que contaba con diez habitaciones (era un antiguo hostal), donde fueron liberadas las doce mujeres en una redada llevaba a cabo por los agentes a finales de noviembre.
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J. Sanz
Las mujeres vivían hacinadas en unas literas habilitas en la sala de calderas del antiguo hostal, donde eran controladas en tiempo real con cámaras y micrófonos conectadas al móvil de la mujer que se encargaba del piso. Allí trabajaban «día y noche sin descanso» y eran obligadas a levantarse «a cualquier hora» para estar a disposición de los clientes tanto «si solicitaban sus servicios como si querían ver a todas las mujeres para elegir a una de ellas», según ha detallado este martes la inspectora de la UCRIF de Valladolid, Rocío Rodríguez.
La subdelegada del Gobierno, Virginia Barcones, y los inspectores de la Policía Nacional, José Nieto y Rocío Rodríguez, han coincidido este martes en apelar a la colaboración ciudadana para acabar con la explotación sexual que decenas de mujeres viven en clubes de alterne y pisos de citas. «Detrás de las luces de neón hay muchas mujeres explotadas que necesitan nuestra ayuda», ha concretado el inspector José Nieto.
Las vigilancias sobre el piso de citas comenzaron en el mes de septiembre del año pasado y fue tiempo después cuando los agentes lograron contactar con una de las mujeres, quien les relató la situación en la que vivían y cómo eran obligadas a prostituirse por esta red de compatriotas. Y no fue fácil, según han reconocido los agentes, llegar hasta ella. Los responsables de custodiar el piso apenas las permitían salir a la calle, y muchos menos hablar con nadie, más allá de poder salir brevemente en el entorno del piso a dar un breve paseo o a realizar compras rápidas antes de regresar a la vivienda.
Las condiciones en las que vivían en el piso de la avenida de Burgos eran tales que ni siquiera se las permitía cocinar. «Debían comer comida preparada en la sala de calderas en la que estaban hacinadas y estar siempre a disposición de la llegada de un cliente».
Los agentes iniciaron la 'operación Tentaciones' a finales de noviembre, cuando detuvieron, por un lado, al matrimonio que lideraba el grupo, encabezado por una mujer paraguaya, Lorenza C. P., y su marido, Javier R. A. Este último era el encargado de recibir a las mujeres en el aeropuerto y abonar los anuncios en las web de contactos. En Madrid residía otra mujer, Mirta G. C., quien las vigilaba en el piso franco y se encargaba de su traslado. Y ya en Valladolid se encontraba una tercera mujer, María de los Ángeles P., que era la encargada del piso de la avenida de Burgos. Los cuatro fueron enviados a prisión provisional por el titular del Juzgado de Instrucción número 2. Un quinto arrestado, Hugo J. A., quedó en libertad con cargos.
Los cinco sospechosos serán investigados por los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, contra los derechos de los trabajadores, blanqueo de capitales y contra la salud pública.
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