Fueron el punto más vulnerable de la primera ola de la pandemia de covid. La falta de medios humanos y epis y de protocolos y el tardío cierre a las visitas de las instalaciones dispararon los casos, la mortalidad y la polémica sobre si había ... habido abandono y limitaciones para su ingreso hospitalario.
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Para paliar una situación realmente dramática en algunas residencias puesto que, inicialmente, la atención sanitaria de los centros sociales recayó sobre los propios y casi siempre escasos equipos médicos y sobre el centro de salud que les correspondiera, se crearon los llamados equipos Covid-Residencia. La zona Este de Salud de Valladolid puso en marcha seis con dos médicos y dos enfermeros cada uno y el de la Oeste se organizó de forma diferente, con uno solo pero de hasta 17 médicos y enfermeros que se repartían por los centros.
Coronavirus en Valladolid
Los resultados de estas intervenciones, cuando se permitieron que no ocurrió siempre, no dieron lugar a dudas. Disminuyeron de forma drástica los contagios y los fallecimientos. Son equipos formados por profesionales sanitarios tanto de hospitales como de Atención Primaria y, entre los primeros, de especialidades de lo más variadas y no siempre directamente vinculadas a patologías respiratorias. Ahora estos equipos están «en la reserva» a la espera de activarse en caso de necesidad en uno o varios centros. Cada profesional ha vuelto a sus actividades anteriores y a su servicio pero la estructura y funcionamiento «podrían activarse en cualquier momento, no necesariamente con el mismo personal de entonces pero sí con el mismo sentido y organización», destacan fuentes de Sacyl.
Sanidad ha hecho una segunda vuelta de test serológicos en todas los centros sociales de la comunidad
Hasta ahora, en Valladolid, la situación de las residencias parece contenida y solo ha habido un brote en la de El Carmen que «se controló desde su centro de salud, San Pablo, y que ya no ha dado lugar a nuevos casos, ya no está activo», destaca el gerente de Salud de Valladolid, Eduardo García Prieto.
Señala asimismo que, «en este momento, la situación de estos centros es de tranquilidad. Se ha hecho una segunda vuelta de test serológicos en todas las residencias y todo está controlado, estable; pero no se puede bajar la guardia. Estos espacios son bombas de relojería porque albergan a personas muy mayores, con mucha patología previa y que conviven mucho en el comedor, en las actividades... y hay unos claros protocolos implantados y bien seguidos; pero un solo caso y más si es asintomático te puede crear una situación complicada», destaca.
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