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La nueva ola de la pandemia, esperada incluso para los más optimistas, ya se anuncia de forma clara y ha adelantado sus pasos en casi un mes. La tregua del verano ha sido un tiempo de oro para consolidar infraestructuras, evaluar protocolos, acopiar ... equipos de protección individual, contar con más conocimiento y estudios de secuelas, tratamientos y señales de alerta, aunque no definitivos; pero sí con más experiencia.
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Aumenta la ocupación hospitalaria de plantas y UCI al crecer los casos complicados y la incidencia; aunque, por el momento, la actividad recuperada 'normal' se mantiene y todavía la nueva fase de la pandemia no obliga a desprogramar o a evitar dar nuevas citas ni en cirugías ni en consultas o pruebas. Los centros arrastran un acúmulo de citas y operaciones pendientes, difícil de compensar además porque las medidas de prevención hospitalaria separan pacientes, horarios, tránsito y concentración dentro de sus instalaciones; lo que limita, en definitiva,el volumen de usuarios.
Los tres hospitales de Valladolid –el Clínico, el de Medina del Campo y el Río Hortega– mantienen los dos circuitos separados –el de covid y sin contaminación– y también los módulos externos de urgencias para el triaje, es decir, la separación inicial según síntomas de pacientes con y sin infección.
Coronavirus en Valladolid
Descartado desde el primer momento reactivar el hospital de campaña de la Feria de Valladolid en Huerta del Rey –fue una instalación ante una emergencia que se desmontó ya a finales de abril, tras haber atendido a 43 pacientes– Sacyl ha buscado consolidar una ampliación de recursos, de capacidad de ingreso. Por ello, desde el pasado día 1 de julio dos plantas de hospitalización del antiguo Río Hortega –aún conocido como la vieja Residencia– están sometidas a obras de rehabilitación y adecentamiento, que implican la renovación de dos ascensores y una intervención en vertical para garantizar la solidez del inmueble. Serán dos plantas para acoger un total de 184 camas y «estamos acelerando las obras y la adquisición de equipamiento al haberse adelantado el incremento de casos covid, por lo que abriremos las primeras 50 camas a principios de octubre», destaca el gerente de salud de Valladolid, Eduardo García Prieto.
Además, «dará en un futuro cobertura y facilidades para realizar las obras de ampliación y reforma del Clínico», cuya futura primera fase acometerá precisamente las torres de hospitalización.
Esta reforma, que tiene una inversión inicial de cinco millones de euros entre construcción (1,8 millones) y equipamiento, dará respuesta no solo a las necesidades de Valladolid sino del resto de hospitales de la comunidad.
El llamado edificio Rondilla del Hospital Clínico no dispondrá de puestos de UCI. La ampliación de la capacidad de ingresos de críticos se realizará en los propios grandes hospitales; entre otras razones porque facilita la dotación de personal cualificado, turnos y organización. Así, el Clínico «abrirá, asimismo en octubre –ahora también está en obras– nueve puestos más de UCI», explica García Prieto, que se unirán a sus 'normales' once y a sus actualmente instaladas 21 con casi la mitad ya ocupadas por covid. Y ello, sin contar con la posibilidad de volver a extender la atención de los intensivistas a otros servicios como la Rea o quirófanos.
En cuanto al de Medina, carece de este tipo de asistencia y deriva estos casos al Clínico, complejo del que depende y no se contempla crear ninguna atención tan especializada en el comarcal, fundamentalmente por el problema que sería dotarla de personal. Por su parte, el Río Hortega tiene prevista una ampliación de su UCI con 11 puestos más que se sumarán a sus 22 habituales, al margen de la posibilidad de extender la unidad a otros servicios también. Esta ampliación no llegará hasta el próximo año dado que «aún no está finalizado el proyecto». Valladolid llegó a tener ingresados en UCI cien pacientes a principios de abril.
Y en cuanto a la asistencia en planta dentro de los propios complejos asistenciales, los dos grandes centros de la ciudad han destinado dos unidades cada uno a la actividad relacionada con el covid, separando los casos confirmados de los sospechosos. En el Clínico habrá una unidad de hospitalización de 35 camas y otra de 16 y en el Río Hortega dos, cada una con capacidad para 37 ingresos. El primero aún las mantiene cerradas pero no descarta una próxima apertura en función del aumento de la incidencia. El complejo de Delicias abre este fin de semana parte de ellas al superar el 80% de ocupación.
Las obras de la zona de las 50 primeras camas del edificio Rondilla del Clínico ya están «muy avanzadas; pero «no es solo hacerlas y equiparlas y realizar las pertinentes pruebas del aparataje sino la limpieza de obra pero más profunda y con desinfección y las pertinentes revisiones de Salud Pública y de Medicina Preventiva... todo suma días», destaca García Prieto. Explica el responsable de la asistencia vallisoletana que, a cada planta, se llegará por un ascensor –se han renovado dos– y se accederá desde la zona de Urgencias, lo que tras cerrar el hospital en febrero de 2009, se ha convertido en la puerta de entrada a los servicios que dan apoyo al Clínico mientras duran sus obras, en la parte de atrás. Habrá en este punto «una zona de intercambio de camilla para dejar la de la ambulancia y pasar a la del hospital o a una cama con ruedas. Y de ahí, a uno de los dos ascensores con salida directa a la nueva planta covid, una en el ala izquierda y la otra en la derecha», explica el gerente provincial de Sacyl. Los pacientes ingresados en este inmueble no serán graves ni críticos y «podrán llegar de cualquier punto de Castilla y León. Ahora, el concepto asistencial es autonómico», añade.
Esta ampliación consolidada de recursos no suprime la posibilidad de recorrer los pasos de la primera ola de la pandemia. Ni Sacyl descarta volver a requerir las instalaciones y recursos profesionales y estructurales de los hospitales privados –aunque no necesariamente al completo– y «lo evitaremos si es posible», ni tener que volver a extender sus unidades de críticos a zonas como la REA (reanimación) normales o cardíacas o quirófanos... y otras instalaciones que cuenten con respiradores y demás dotación para esta atención intensivista tal y como se impuso en la primera fase de esta pandemia. Ni tampoco es improbable volver a tener que 'reclutar' profesionales de servicios afines como Anestesiología o Neumología, entre otros.
Los hospitales siguen, y permanecerán, con el doble circuito, el control de síntomas y desinfección en puertas y distancias en sala de espera y horarios de consulta y con la realización de PCR para cualquier ingreso. El protocolo de los planes de contingencia siguen vigentes. Esto significa que los hospitales pueden ir subiendo de nivel de medidas internas para transformarse progresivamente, y en función de la incidencia, en complejos con preferencia por la ocupación de covid, lo que relegaría otra vez al resto de la actividad hospitalaria, nunca a la urgente u oncológica. Una situación «muy poco deseable porque es necesario volver en la medida de lo posible a la normalidad, continuar con la actividad quirúrgica, de consultas... y no llevar al límite al sistema sanitario. Pero es responsabilidad de todos. Es fundamental cumplir con las medidas para no contagiarse. No solo por la salud individual o a quien puedas contagiar sino por la capacidad de respuesta asistencial. La población fue muy respetuosa hasta el fin del estado de alarma; pero ahora la gente está muy inquieta, se ha relajado, ya no se respeta tanto y esto puede traer problemas. Creen que ya ha acabado y que hemos vuelto a la normalidad. No es así», destaca García Prieto.
Otro punto fundamental, que supuso una de las graves carencias iniciales, es el de los equipos de protección individual. La normativa actual obliga a tener acopio al menos para dos meses. «No solo tenemos almacenado, hemos acaparado lo que podemos y seguimos con los proveedores. Ahora no parece el problema más importante; pero la demanda de estos equipos es altísima en todo el mundo. Tienes hecha una compra, como ha pasado por ejemplo a un hospital con 800.000 tubitos para transporte de muestras, y EEUU cerró fronteras y solo salieron 200.000. Es una lucha diaria».
Otras de las medidas adoptadas desde la Consejería de Sanidad para abordar esta nueva etapa de la pandemia, además de adelantar e impulsar la vacuna de la gripe para rebajar el número de pacientes vinculados a ella, es la de implantar pruebas de detección de diferentes virus para poder conocer el causante de la demanda asistencial; así como «la posible incorporación de pruebas en saliva de detección del coronavirus, mucho más rápidas que, en unos quince minutos, te revelan un positivo», añade.
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